Aurora Egido: ‘El libro clásico siempre dice algo nuevo’

Visita en Costa Rica. La académica española dictará dos conferencias sobre Don Quijote

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¿Qué es un libro clásico?, ¿cuál es su magia? Sobre estos enigmas nos habla la prestigiosa filóloga española Aurora Egido Martínez, quien llegará a Costa Rica por invitación de la Academia Costarricense de la Lengua (ACL).

Aurora Egido impartirá dos conferencias con motivo del cuadringentésimo aniversario de la segunda parte de Don Quijote de la Mancha . Egido es experta en las letras del Siglo de Oro y miembro de la Real Academia Española.

Las conferencias se brindarán en la sede de la ACL, en la avenida Central de San José, frente a la Librería Lehmann. El jueves 3 a las 7 p. m., Egido disertará sobre “Las lenguas en la segunda parte del Quijote ”; el viernes 4 a las 10 a. m., en la Facultad de Letras de la UCR, expondrá “Por el gusto de leer el Quijote ”. Conversamos con la visitante.

–¿Qué es un libro clásico?

–Aquel que es capaz de romper las fronteras del espacio y del tiempo para decir siempre algo nuevo. Un libro se convierte en clásico cuando alcanza la universalidad. Los clásicos nos leen. Esa capacidad de atraer a los lectores tal vez nos dé la clave de su permanencia. Los clásicos evolucionan con el tiempo.

–¿Es “clásico” lo mismo que “antiguo”?

–No, aunque las dos acepciones coincidan muchas veces, como cuando hablamos de los clásicos de la antigüedad; pero “antiguo” tiene a veces un matiz peyorativo, como sinónimo de “viejo”, “perecedero” o “desaparecido”, en tanto que “clásico” tiene una aura de esplendor, de perfección incontestable, de permanencia e incluso, como le decía, de evolución.

–¿En qué sentido un libro clásico es un modelo?

–El libro clásico acarrea en sí mismo el concepto de modelo. Así se sintió desde el Renacimiento con los clásicos grecolatinos. Es una idea que, sin embargo, muestra distintas aplicaciones: las que van de la imitación a la emulación y hasta a la moderna deconstrucción.

–¿Qué puede hacerse para que los jóvenes lean libros como Don Quijote , cuyo lenguaje corresponde a otra época?

–Con el Quijote no es difícil atraer a los jóvenes pues destila placer desde sus primeras líneas. Se ve que Cervantes lo escribió con gusto, y él presumió de haber dado pasatiempo con esa obra. Las personas van creciendo al ritmo de los años, y conviene que ello constituya un camino en el ámbito de la lectura, que vaya superando etapas. Al Quijote deben precederlo lecturas más ligeras, que abran el apetito de leer.

–¿Es adecuado “actualizar” el lenguaje de libros escritos hace cuatrocientos años?

–Depende de para qué y de cómo. Recuerdo una estupenda colección titulada “Odres nuevos”, de Castalia, en la que se actualizaron textos medievales y del Siglo de Oro para lectores jóvenes o no suficientemente preparados.

”En principio, el respeto por el texto original debe ser absoluto, pero hay formas muy dignas de hacerlo accesible sin que pierda lo esencial. Por otro lado, y ya hablando de adultos, las buenas ediciones, respetuosas y anotadas, pueden ayudar a los lectores de hoy sin necesidad de trasmutarlas. También hay un placer en el descubrimiento de giros y palabras que ya no se usan”.

–¿Cómo podemos “defendernos” de la profusión de lecturas ofrecidas en Internet?

–Los caminos virtuales son irreversibles, pero siempre existirá el gozo de pasar la página y de tener una relación física con el libro. El héroe , de Baltasar Gracián, se publicó en un tamaño inferior al de una cajetilla de cigarrillos. Es un libro manual cuyo contenido se exprime hasta la saciedad para darnos mucho en poco espacio. Esto no puede apreciarse en Internet. Pasa como con los cuadros: la dimensión de una pintura sobre la pantalla del ordenador puede deturpar su significado al agrandarla o empequeñecerla más allá de su verdadero tamaño.

”En la literatura, como en el arte, la forma es también el fondo. Más que defendernos, debemos hacer compatibles los dos medios. El Quijote seguirá siendo el Quijote , se lea en el formato que sea; pero también es cierto que la historia de la recepción y la de los medios de lectura hacen que los libros vivan en variantes”.

–¿Qué debe hacerse para que la literatura escrita en español resalte en el “canon mundial”?

–El remedio no solo está en hacer que el idioma español brille en el mundo por su número de hablantes, sino que debe buscarse que alcance una posición más digna en el plano político, social y cultural. En algunos casos, ello se logra por el peso de la gravedad, como ha ocurrido con el Quijote . Lo mismo puede decirse de autores como Jorge Luis Borges o Gabriel García Márquez: de ahí que la traducción sea fundamental, y los países que hablan español deberían fomentarla.

”Esa una tarea que también deben acometer las universidades, las academias y las asociaciones internacionales de hispanistas, por no hablar de los medios de comunicación, tratando de dar a conocer nuestros clásicos por todos los medios posibles”.

–¿Cuáles son cinco de los libros españoles escritos en el siglo XVII que usted recomendaría?

–Elegir en un siglo tan lleno de libros maravillosos es difícil, pero vayan los siguientes títulos –más allá del concepto de “libro”–: el Quijote , de Cervantes; las Soledades , de Góngora; La vida es sueño , de Calderón; el Primero sueño , de sor Juana Inés de la Cruz, y El criticón , de Baltasar Gracián.