Así celebró el mundo el centenario de Julio Cortázar

Buenos Aires, París y Nueva Deli festejaron con literatura y arte

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El 26 de agosto de 1914 nació el escritor que no escribía, porque lo que Julio Cortázar hacía era jugar y experimentar con palabras, para provocar y desconcertar a su público.

El argentino habría cumplido 100 años. Aunque falleció en 1984, sus obras, que alucinaron a los lectores desde mediados del siglo XX, lo mantienen vivo.

Varios países se unieron a la celebración del centenario del nacimiento de Cortázar, el intelecto travieso detrás de Rayuela, Bestiario, Casa Tomada , así como Historias de cronopios y de famas .

Exposiciones, ediciones especiales de sus libros, un ciclo internacional de lecturas de sus escritos y la reapertura de un café clásico en Buenos Aires, recordaron ayer esta importante fecha.

Los homenajes no dejan de lado el análisis de su Rayuela (1963), el vínculo de Cortázar con el cine y el boxeo, la relación de sus textos con la capital argentina y la temática política en la obra de este escritor de izquierda, admirado y admirador de Jorge Luis Borges, otro gran literato argentino, pero en las antípodas ideológicas.

Por el mundo. En Buenos Aires reabrió el London City, un acogedor café de 1954 que Cortázar inmortalizó en Los premios , la novela que escribió allí en los años 70.

En una estrecha mesa para dos, arrinconada contra una vidriera que da a la avenida de Mayo, en pleno centro, ahora hay una placa de bronce en su honor, un cenicero de acero, abollado por el tiempo y los cigarros del autor.

París –ciudad en la que el escritor se afincó desde 1951 y fue clave en su obra– también rindió honores a Cortázar con varios eventos. La capital de Francia lució decenas de rayuelas dibujadas en las calles y se reactivó la venta de sus libros.

En 1981, Cortázar incluso recibió la nacionalidad francesa por parte del gobierno socialista de François Mitterrand.

Otra de las ciudades unidas en festejo fue Nueva Deli, recordando la visita del escritor en 1968. El Instituto Cervantes en esa ciudad realizó mesas redondas, obras de teatro y exposiciones.

En ese país quedó tan impresionado con los observatorios astronómicos del siglo XVIII que los retomó en Prosa del observatorio .

Google le dedicó un doodle (logos) en el que se lee su conocida frase: “Andábamos sin buscarnos pero sabiendo que andábamos para encontrarnos".

Por Costa Rica, Cortázar solo tuvo un breve paso en 1976. Aquí, el único homenaje se realizó anoche en el bar Lobo Estepario.