'América', la “India” libertadora y defensora de lo nacional

La huella de una imagen. Una mujer con arco y flechas se convierte en símbolo de independencia, soberanía y producción nacional

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El año 1848 es clave para nuestra nación, al ser el momento en el que don José María Castro Madriz decretó el establecimiento de Costa Rica como República. Ese mismo año, el diputado Nazario Toledo y Murga propuso ante el Congreso la creación de una bandera, un escudo de armas y una moneda, que reflejasen ante el mundo a Costa Rica como un país libre y accesible.

De esta propuesta surgió, en 1850, una de las monedas más bellas que ha tenido el país: una “India” de pie, cuyos atributos se componen de un arco, carcaj y flechas, apoyada con el brazo izquierdo en un pedestal, el cual tenía la inscripción “15 de setiembre de 1821”, fecha oficial de nuestra independencia. Actualmente, para el deleite de sus visitantes, los Museos del Banco Central tienen en exhibición esta hermosa pieza numismática, en la muestra titulada La figura femenina en las monedas y billetes de Costa Rica .

Orígenes de la “India”

Ahora bien, ¿de dónde proviene esta “India” y por qué el uso de esta imagen para una moneda?

No está de más aclarar, antes de entrar en materia, que nos estamos sirviendo aquí de la palabra “India” por ser la forma en que fue conocida la moneda y, además, porque era la manera en que se hacía referencia en el siglo XIX a los pueblos indígenas de la región.

Sus orígenes los encontramos en la construcción de América como alegoría. El descubrimiento del Nuevo Mundo incitó a la creación visual del continente en Europa, para que así formase parte, desde el siglo XVI, del tema, tanto pictórico como literario, de los Cuatro Continentes , en donde se mostraba Europa, Asia, África y América, como mujeres alegóricas que tenían atributos que se consideraban representativos de las regiones en ese momento.

La figura de América se pudo haber conformado, en principio, a partir de las descripciones de los cronistas del Nuevo Mundo, una serie de suposiciones e interpretaciones elaboradas por los artistas a partir de tales descripciones, y la búsqueda de obras clásicas, propias de la Antigüedad greco-romana, que ayudasen a personificar nuestro territorio.

De estos primeros trabajos, y de las posteriores producciones artísticas a lo largo del siglo XVI, surgió el uso de coronas y enaguas de plumas, carcaj, arcos y flechas que hacían referencia a la caza, tanto de animales como de otros seres humanos. En muchos casos, esta mujer amazónica se mostraba como una figura bélica, con cabezas humanas a sus pies o en sus manos, reforzando la idea de que el Nuevo Mundo poseía una población caníbal y hostil, la cual debía ser conquistada y humanizada por la gran Europa.

La presencia de la tradición artística greco-romana fue dominante para la creación de estas imágenes. En el ámbito temático, Artemisa –diosa vinculada a la caza, al bosque, a los animales y a la virginidad– se representaba en algunas ocasiones con el arco, las flechas y el carcaj. No solo ella las portaba: también conocemos esculturas de Apolo, el mellizo de Artemisa, que las muestra.

Si bien la diosa es la influencia más fuerte de la “India” costarricense, debemos tener claro que la composición de una figura humana con los pies cruzados, levemente inclinada en un pedestal, es típica de la tradición clásica y se encuentra en obras griegas desde el siglo V a. C. Esta postura es compartida tanto por Artemisa como por Hércules, Afrodita, Apolo y Mercurio, entre otros.

Uno de los personajes a los que más le debemos la difusión de esta alegoría es Cesare Ripa, quien provocó que la forma de representación de América se consolidara a finales del siglo XVI y principios del siglo XVII. Esta imagen es notable en la edición ilustrada de su aclamado texto Iconologia de 1603, donde vemos a una América desnuda, con cabellos revueltos, ornamentada de plumas de diversos colores, con arco, flecha, carcaj, y un caimán como compañero.

Poco a poco, la imagen bélica y salvaje de la “India” cambió por la de una reina indígena rodeada de las riquezas naturales que el continente podía ofrecer. La fortuna inagotable del continente se unía a las nociones de lujo y civilización europea que se estaban gestando, en donde los Cuatro Continentes se convertían en objetos ornamentales, difundidos tanto en plazas como en jardines cortesanos. América era entonces una mujer delicada y sutil, que en el siglo XVIII conoce la estética neoclásica y empieza a eliminar su rasgo caníbal y bélico, lo cual favorece la idea de fertilidad y riqueza.

En el continente americano, la alegoría sufrió una serie de cambios a partir de las transformaciones históricas que vivían. El proceso de descolonización y el deseo de conformar las repúblicas americanas provocaron la independencia visual y discursiva de América de su emperatriz Europa. Las zonas cuyo regente había sido España empezaron el uso de la “India”, que no era más que la alegoría de América, como símbolo de su libertad.

Tales ideas llegaron a suelo costarricense, lo cual provocó el proyecto de la moneda: una forma de comunicar, de manera sencilla, una República de Costa Rica independiente, con una política regenerada, desligada de su pasado colonial y de la República Federal de Centroamérica, en la que le deja claro al mundo su soberanía y su capacidad para establecer diversas conexiones diplomáticas y económicas con las grandes potencias mundiales.

La “India” de la Botica Francesa

“Una peculiaridad tiene ese establecimiento y es el de producir aquí todo cuanto se puede para reemplazar a lo extranjero (…)”. Así describe un obituario anónimo, aparecido en el diario La Verdad el 22 de julio de 1923, a la famosa Botica Francesa, que utilizó a la “India” de las monedas costarricenses, con leves variaciones estilísticas, como la marca industrial del establecimiento desde 1890, en el momento en que los dueños eran el ornitólogo costarricense José Cástulo Zeledón y el empresario Federico Francisco Hermann.

Esto demuestra, en primera instancia, lo querida y popular que fue la imagen de la “India”, ya que incluso fue utilizada con fines comerciales. Y, por otro lado, la cita deja entrever que la nueva función de la “India” no está tan desligada de su pasado libertador.

En el periódico La Tribuna , del 15 de setiembre de 1934, aparece una nota acerca de una muestra que la Botica elaboró para el 113 aniversario de nuestra independencia, en la que, entre otras cosas, decía que el establecimiento “(…) organizó una exposición de los principales productos que elabora, con objeto de mostrar al público, en forma objetiva, cómo se hace patria (…)”. De esta manera la Botica se mostraba como una gran defensora de los productos químicos y farmacéuticos fabricados en Costa Rica.

Una vez utilizada como el reflejo de la libertad de América y como símbolo de independencia y república de Costa Rica, la “India” se convirtió dentro del país en la marca de una empresa defensora de la producción nacional. Al mismo tiempo, es fácil notar cómo nuestras imágenes de la “India” forman parte de una red amplia y compleja de rutas de transmisión de formas y contenidos artísticos.

El autor es historiador del arte.