Alejandro Magallanes: “A veces me gusta dibujar las letras; a veces, escribirlas”

Gráfica mexicana. Hay ciudades que se quedan en la memoria. México se mete por la boca, el oído, la nariz y los ojos. La gráfica popular de ese país tiene el potencial de taladrar el cerebro por esos cuatro sentidos y con un único golpe seco: una imagen. El diseñador gráfico Alejandro Magallanes es uno de los culpables

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La relevancia del proceso creativo en el diseño es uno de los temas sobre los que más se teoriza, al punto de tomar dimensiones de muletilla contemporánea. Mucha teoría y poca muestra. Siempre queda pendiente saber esa ecuación compleja que llevó a A llegar a C. Paradójicamente, pocos diseñadores muestran ese proceso creativo, y aún menos lo explican. Esa es una de las razones por las que Alejandro Magallanes está en Costa Rica, como invitado del FID (Festival Internacional de Diseño), para contar esa manera de ver la gráfica.

En su trabajo gráfico hay una narración permanente, una bitácora constante del proyecto que está realizando. Lo cuenta en redes sociales, en su blog, lo filtra en entrevistas con medios. Está allí. El resultado de su trabajo, o el producto final, mejor dicho, siempre termina en asombro.

Magallanes es diseñador y escritor. Es también la mano que realiza muchas de las portadas e imágenes gráficas de proyectos culturales memorables en su país natal. Con la editorial Almadía ha puesto en el mapa mundial el diseño editorial de México.

Esto no ocurre porque usa símbolos nacionalistas, para nada, es absolutamente neutro en estas cosas, sino porque esa identidad gráfica tan única compite con las editoriales más importantes, por lo que cuenta más que de dónde viene.

En algunas publicaciones, este mexicano ha reiterado que ve las letras como imágenes. Entonces pareciera ser que solo hace una cosa: narra historias con dibujos que, a veces, son imágenes y otras veces son grafemas.

Unas preguntas y unas buenas respuestas con Alejandro Magallanes.

–¿Dibuja o escribe?

–A veces me gusta dibujar las letras; a veces, escribirlas. Las letras son dibujos hechos por alguien en algún momento específico en la historia de la humanidad. Me gusta saber que empleamos cotidianamente letras dibujadas por los romanos hace cientos de años, letras que se usaron en el Renacimiento o en algún otro momento. Me gusta usar letras de diseñadores que son contemporáneos a mi propio tiempo en el planeta.

”Según yo, estos dibujos corresponden a voces específicas que reconocemos consciente o inconscientemente. Estas letras, que son dibujos, a veces gritan, susurran, cantan o tartamudean. También tienen un valor escultórico, por llamarlo de alguna forma. En una composición podemos colocarlas como si fueran piedras o parte de una construcción (vemos en las vanguardias todo esto).

”Por otro lado, a veces me gusta dibujar las letras; a veces, escribirlas. Esto ha sido una influencia tanto de diseñadores que lo han hecho (pienso en varios de mis referencias en el diseño como Jan Tomaszewski y el colectivo Grapus) como por la gente que no se dedica al diseño y escribe carteles, cuadernos, textos o avisos con su letra. Me entusiasma la redacción y la forma de comunicación “no profesional”. Me encanta el empleo popular de las letras, sin reglas aparentes. Por supuesto, me apasiona el diseño profesional de la tipografía. Decía Alan Fletcher algo así como que la tipografía es el alfabeto en una camisa de fuerza”.

–En ese mismo juego: ¿cuándo escribe y cuándo dibuja?

–Dibujo y escribo por mi trabajo, pero también para no trabajar. Son actividades que difícilmente podría separar de lo que entiendo como mi vida. Pienso que el buen dibujante es el que dibuja (y esto es distinto, por ejemplo, a un dibujante profesional que recibe dinero por lo que dibuja).

”A veces dibujo para los demás, a veces solo para mí. A veces con un propósito definido y a veces solo como una buena forma de pasar el tiempo. Todo el tiempo estoy pensando cosas: a veces apunto lo que pienso, a veces me dan ganas de escribir algo, a veces acompaño los dibujos con textos absurdos, divertidos, tristes o reflexivos. A veces dibujo para bocetar ideas; para hacer diseños cuyo resultado no tendrán nada que ver con esos bocetos. En fin, a mí el dibujo me sirve para pensar. Y a veces pienso a partir de esos dibujos. A veces no pienso nada al dibujar; a veces son esquemas, líneas de tiempo, procesos y, a veces, el dibujo es un fin en sí mismo. Es parecido cuando escribo…”.

–Uno piensa en la historia reciente de México y hay música y libros. Muchos de esos álbumes y esas portadas las ha hecho usted. ¿Cómo define y decide la gráfica para cada proyecto editorial ?

–Depende del texto, el autor, la editorial, la producción, el tiempo, el título del libro, el género. Planteo reglas del juego claras, y ya después de establecer la cancha, me pongo a jugar dentro de ella. Para que un juego sea divertido (para uno y los demás), debe haber reglas. Para saltarse las reglas, primero debe haber reglas, y debe dar como resultado el crear nuevas reglas. En fin, una pregunta que me sirve mucho es ¿por qué?; seguida de ¿por qué no?

–¿Cómo es el proceso que sigue para dar con esa gráfica?

–Son procesos tanto racionales y objetivos, como emocionales y sentimentales. Cada proyecto te provoca algo, y también la vida personal, los involucrados. Me gusta el título de la exposición en Costa Rica: La obra de los otros . Al trabajar en el área cultural, mi trabajo da cara a la obra de artistas y personas que trabajan en la cultura.

–¿Hay algo particular en el trabajo que va a ilustrar que lo haga decidir si es tipográfico o algo más pictórico, o sale más del diálogo que sostiene con quién le encarga el trabajo?

–Todo influye. Y también escucho todo lo que me tenga que decir quien me hace el encargo, y pienso mucho a veces en la naturaleza del encargo. Pienso siempre en cómo me gustaría encontrarme con algo si estuviera caminando y me topo con cualquiera de las cosas que hago. Trato de ponerme en otro lugar que no sea en el de quien hace las cosas. Pienso en cómo reaccionaría, si me gustaría, si me disgustaría (que siempre veo como una buena cosa), cómo me sorprendería o me haría fijarme en ello. ¿Cómo hacer algo que no pase inadvertido ya sea por gritón o por silencioso? En fin, me imagino muchas cosas.

–¿Con qué ilustradores comparte habitualmente sus ideas? O con qué profesionales de otras áreas.

–Me interesan muchas opiniones, desde las personas que trabajan conmigo (en diseño o en lo administrativo), gente que viene a mi taller, en fin. Una opinión que valoro especialmente es la de mi esposa Selva, en cuyo gusto y pensamiento confío.

–La mirada a la gráfica popular es una tendencia que vive Latinoamérica. Se llega a afirmar que usted es el referente de México en esa visión sensible a lo autóctono, pero sin etiqueta. ¿Qué importancia cree que tiene involucrar esos rasgos endémicos más allá de la tendencia?

–Pienso que lo popular es popular porque es popular. Debemos poner atención al diseño popular porque funciona. Es atrevido, es importante; a veces se hace sin pensarlo mucho y otras tiene una sabiduría de muchos años, cultura y generaciones. Pienso también que a lo que podríamos aspirar los diseñadores gráficos es a que lo que hagamos se vuelva popular en ese sentido.

”Muchas veces se habla del “rescate de lo popular”, lo cual me parece arrogante y equivocado. Lo popular justo no tiene que ser rescatado de nadie. Simplemente es. Hay que estudiarlo para aprender de él.

”Además, en México, sé que puede ser muy divertido, diverso, arrojado y desparpajado. No me gusta ver el diseño popular desde una “perspectiva de clase”. Tampoco hay que idealizar nada; como en todo, habrá cosas que te gusten más que otras. Todo es bien subjetivo. En mi subjetividad, me encanta”.

–¿Cuántos carteles y portadas llega a hacer por año?

–Cientos a veces.

–Usted ilustra libros de escritores y pensadores que son referentes de la literatura que se está escribiendo. ¿Cómo se aleja de esos escritores para narrar lo propio? ¿Se aleja?

–Pienso que todo nos influencia todo el tiempo. Descubrir nuevos escritores o textos cambiará lo que escribes, sin duda alguna.

”Soy un aprendiz siempre. Me maravillan los textos de muchas personas. En general, pienso que soy un aprendiz de todo y un maestro de nada”.

–¿Cuáles son los procesos creativos que separan un cartel de la portada de un libro o de un disco?

–Los formatos y los contenidos. También debemos recordar que somos seres limitados; es bueno trabajar en equipo. A mí me gusta que los carteles sean obra de una sola persona (aunque tengas opiniones de muchas), lo mismo para algunas portadas. Para desarrollar un trabajo más amplio, es buenísimo tener varias manos y unificarlas por las reglas que se establezcan para cada proyecto. Por supuesto cambia la forma de resolverse un libro de García Márquez, que un disco de música electrónica. Como diseñadores, es bueno procurar hacer de formas distintas.

”El estilo es una limitante; el estilo se debe relacionar profundamente con la personalidad del creador. Cuanto más abierto seas, más posibilidades tendrás de resolver las cosas distintas”.

–¿La tipografía que más le gusta?

–Me gustan muchísimas. Me encanta dibujar mis letras también.

–¿La portada más importante para usted?

–La que voy a hacer.

–Hay una relación simbiótica entre su trabajo y el profundo éxito de Almadía. Eso no sucede siempre. ¿Cuál ha sido la razón principal para que puedan convivir sin repetirse y sin que la identidad de uno absorba la del otro?

–Se debe a la confianza que me tiene el equipo de Almadía. A la confianza que tengo en ellos. Se debe a que somos muy amigos, a que nos importa mucho y nos emociona como si fuera la primera portada que vamos a hacer. También porque me gustan mucho los textos (generalmente), porque es mi trabajo, y porque me gusta que guste. Haciendo estas portadas he conocido a muchísima gente increíble.

–¿Qué lee?

–Leo mucho. Me gusta mucho leer poesía y ensayos. También Twitter y WhatsApp ( jeje ). Leo mucho sobre arte. Leo mucho por el trabajo. Tuve una exposición que se llamaba Los libros que me han marcado , y me doy cuenta de que soy un lector voraz, pero desordenado.

–¿Qué tipo de literatura quiere escribir?

–Con un poco de suerte, alguna que le llegue a hacer gracia a algún lector.

–¿A qué escritor o a qué libro mataría por hacerle una portada?

–A cientos de autores, pero no los mataría ( jajaja ). He tenido la fortuna de diseñar para grandísimos autores y lo considero un verdadero honor. Me gustaría seguir haciendo portadas para mis propios libros, pues eso implicaría que tendría nuevos libros que publicar y que alguien estaría interesado en ellos .

–¿Cuál es el momento que vive el libro?

–Me encanta que, por medio de los libros, la humanidad por mucho tiempo ha aprendido todo de sí misma. Las páginas son secuencias. A veces las secuencias son estructuras que se repiten una y otra vez, y así debe de ser (pensemos en la formación de un libro de literatura). Las estructuras deben tener también reglas bien claras. Hay espacios dentro de estas estructuras que brindan acentos, distracciones y pausas visuales.

***

En diseño gráfico los cambios siguen una lógica acelerada; todo parece cambiar siempre. Acerca del rumbo del diseño editorial, Magallanes dice: –“Como en toda la historia de la humanidad, va a seguir la secuencia clásica-líneal-tradición-intelectual a la barroca-orgánica-explosiva, la combinación de estas y lo que esté en medio”.

Después de publicar libros para niños y otros dos libros de poesía sigue pensando, leyendo, produciendo. Sin la menor duda, Magallanes no va a dejar de sorprender.

–¿Qué planea en el futuro? –No he podido planear nada. Cuando quiero plantar algo, me doy cuenta de que ya hay que podar lo que ya estaba creciendo. Me gustaría planear más. Tengo con mi esposa una librería que se llama La Increíble Librería, y quiero que vaya muy bien.

Muestra

La exposición de carteles La obra de los otros , de Alejandro Magallanes, estará abierta hasta el 14 de abril en el Instituto de México, ubicado 250 metros al sur de la tienda Arenas en Los Yoses.