Alejandra Costamagna, invitada a la FILCR: 'Intento acercarme a las anormalidades que tenemos'

La escritora chilena publicó una edición tica de su libro Imposible salir de la tierra y participará en la programación de este fin de semana de la Feria del Libro

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Los personajes de la chilena Alejandra Costamagna se encuentran suspendidos en sus circunstancias: una madre se descompone en un restaurante y, mientras vomita, todos piensan en sus propios dramas; una mujer, "loca", persigue a un amante a Japón sin saber cómo encontrarlo; una mujer joven piensa se quiere morir antes de que le salven la vida.

La mayoría del tiempo, el nombre de Costamagna es efímero en las librerías costarricenses. Lo poco que llega a los anaqueles, rápido se compra. En esta Feria Internacional del Libro (FILCR), la editorial Germinal se presta para la excepción al publicar Imposible salir de la tierra, una compilación de cuentos que, en el último año, se ha impreso en Perú, Chile y México.

"Me interesa pensar en las posibilidades de percibir las cosas de distinta forma, de salirse un poco y romper la normalidad, a lo que estamos habituados: lo correcto, lo ordenado. ¿Qué pasa cuando uno desordena un poco ese esquema? Entran desacatos a lo que se espera de la mujer, ciertos roles de la familia, ciertos roles que debemos tener en sociedad. Cuando los personajes se salen de ahí, se me vuelven interesantes", asegura Costamagna de sus cuentos.

"También me interesaba que pusiera en tensión el género del cuento como lo hemos conocido: nudo, clímax, desenlace. Es una fórmula que está un poco manida", añade.

En la FILCR, Costamagna participará este viernes de un conversatorio junto a la editora Karina Salguero (a las 7 p. m., en el Teatro de la Aduana). El sábado 2 de setiembre, participará de un conversatorio junto a la editora de Áncora de La Nación, Doriam Díaz, y la poeta tica Silvia Piranesi (a las 6 p. m., también en el Teatro de la Aduana).

Antes de estas actividades, la autora chilena participó de esta entrevista.

–Como otros invitados de la FILCR, es periodista. ¿Qué recursos le da la no ficción cuando escribe ficción?

–Hay una relación permanente entre la realidad y la ficción. Ese es el punto que hace que, a veces, podamos provenir de ese lugar en el que se trabaja con el lenguaje, para abordar uno u otro género. Para mí, una de las diferencias fundamentales tiene que ver con que, en el periodismo, trabajamos a partir de "la verdad". En la literatura, la ficción, trabajamos con la verosimilitud.

"Viniendo de este continente, con realidades que nos afectan tanto, es inevitable que la realidad se nos cuele, que esté ahí dando vueltas. No podemos hacer 100% ficción porque la realidad es demasiado poderosa".

–¿Se siente cómoda como periodista?

–Ahora, lo que hago con frecuencia es crítica de teatro. Es mi cercanía con el periodismo. Me siento cómoda pero se ha invertido, un poco, la relación. Al inicio, era el porcentaje mayor de mi tiempo y el menor para la literatura. Me siento cómoda porque el periodismo es el contacto con la realidad más pura y dura.

–En una crónica de su libro Cruce de peatones (UDP, 2012) habla sobre siete peldaños en las obsesiones de los escritores. ¿En qué se considera más obsesiva?

–Hay ciertos sonidos, ciertos tópicos que quedan dando vuelta. De pronto, es bueno hacerles caso. Puede ser un tema dando vueltas o una fijación con algo que no quedó resuelto. Cuando crees haber visto algo pero la historia no se cerró. Es la necesidad de encontrar soluciones a esas historias a medias, que uno ve, que se visualizan, que dan ganas de construir un relato más completo de eso.

"Lo interesante de la obsesión es que, mientras uno intenta rearmar esa historia, se van abriendo nuevas fisuras y nuevas fisuras. La obsesión es intentar reparar esas fisuras pero para generar más".

–Los finales de Imposible salir de la tierra no son portazos. Son puertas entreabiertas, son esas mismas fisuras.

–Me interesa que el lector sea tan participante como yo misma en la construcción de esas historias. Si doy por zanjada mi historia, me parece que hay un rol pasivo del lector en el que no hay una posibilidad de que participe en la interpretación y escritura de ese texto.

"No me interesa establecer verdades ni moralejas. Ni historias que tengan una enseñanza. Me complican cuando me dicen qué quise decir con una historia. En realidad, quiero decir que hay muchas preguntas abiertas sobre ese tema o esa historia posible".

–El ritmo con el que escribe está abierto a reiteraciones, hay quiebres entre la narración y el flujo de pensamiento de sus personajes. ¿Cuál es el propósito de manejar así la tensión de las historias?

–Tiene que ver con que hay una respiración de fondo que uno no puede imponerla previamente al proponerse escribir una historia. El propio texto va guiando y te va llevando a la necesidad de usar ciertas reiteraciones, ciertas pausas, ciertos silencios.

"Cuando uno está escribiendo, está trabajando tanto con el sonido como con el silencio. En esa ecuación de las dos cosas, es que se producen esos saltos y respiraciones. Como cuando los discos de vinilos que tienen rayaduras y se producen saltos. Pasa lo mismo cuando uno está relatando, hay momentos en que uno no puede seguir la historia lineal. La respiración te indica otra cosa.

–¿Cómo describiría los personajes de Imposible salir de la tierra?

–Ayer usaba una imagen en la que uno está en una piscina pero no toca fondo. Todos están un poquito suspendidos sobre la tierra. Es evidente que están trizados, algo está roto y tienen fisuras. Esta imagen que usan los cronistas de "visto de cerca, nadie es normal", yo intento acercarme para ver esas anormalidades que todos tenemos.

–En la presentación del libro, mencionó el consejo que recibió de Nicanor Parra: "Camina, camina, camina". ¿Hay otros consejos que sean importantes para usted?

–El mejor consejo es el que no existe, el anticonsejo. En el fondo, cada uno tiene que encontrar su propia ruta y su propio mapa de escritura. Esa ruta se encuentra leyendo. Eso es lo más claro para acercanos a la escritura: leyendo, leyendo, leyendo. Leyendo con órdenes propios, cada uno armándose una propia ruta. Esos mapas establecen los flujos activos y vivos. No las lecturas por obligación...

–¿Cuánto pesa, en un autor, la validación de otros escritores?

–Yo incluyo las validaciones o invalidaciones de la crítica. Se establecen ciertas hegemonías en el campo cultural y son flexibles. Es interesante observar desde afuera: ¿quiénes están marcando un canon? ¿Quiénes son el contra canon?

"Una autora que me gusta mucho, la argentina Hebe Uhart, acaba de tener el Premio Iberoamericano de Narrativa Manuel Rojas. Es una autora que empezó a publicar en los sesentas, muy prolífica pero siempre de bajo perfil. Llegó un momento en que Rodolfo Fogwill dijo que era la mejor escritora argentina viva. A partir de esa recomendación, Haroldo Conti dijo algo, después Elvio Gandolfo. Se produjo el levantamiento de una autora.

"Pero tienen que estar las dos cosas juntas: el canal de validación de otros que son respetados, apoyado por una obra de calidad".

–En la ruta de lectura de cada quien, ¿qué lugar tienen las ferias del libro?

–Se vuelve problemático cuando son solo los autores los que viajan y no viajan los libros. Es una validación del ser escritor más que de escribir o de los libros. Eso es peligroso, complicado. Celebro mucho cuando existen las iniciativas de una editorial independiente como Germinal, que hace un aporte para que los libros estén y se pueda hablar en concreto con los autores.

"Es una necesidad que los autores viajen por las fronteras tan cerradas de las grandes editoriales, son como estancos (...) Han sido las editoriales pequeñas e independientes las que han aportado el flujo de autores con sus libros para romper esas fronteras que se nos vuelven tan mezquinas".

–¿Qué está leyendo estos días?

–Estoy leyendo muchas cosas dispersas. Ahora tengo en mi velador el nuevo libro de Luis Chaves (Vamos a tocar el agua, Los tres editores). Lo empecé a leer anoche y me parece fabuloso. Es un autor en el que los géneros se vuelven incorpora la poesía, la cronica y la narrativa en un lugar muy contemporáneo. Lo hace con una maestría del manejo de lenguaje que se vuelve muy seductora.

LEA: Escritor Luis Chaves regresa con relato familiar sobre Berlín