50 obras de arte ‘hablan’ de lo que otros ocultaron

‘Casi invisibles’ exhibe piezas que en su momento fueron revolucionarias

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Hay temas y personajes de los que no se habla. Una especie de consenso social tácito excluye de la realidad a ciertas situaciones e individuos por no calzar dentro los estándares establecidos.

A lo largo de un siglo, algunos artistas costarricenses se atrevieron a desafiar las formas, temáticas y técnicas tradicionales para colocar en el mapa de la realidad varios aspectos que permanecían ocultos.

A estos creadores osados y a sus obras está dedicada la exposición “Casi invisibles”, que se exhibe en los Museos del Banco Central .

La muestra reúne 50 obras de 38 artistas en las que se pueden observar ejemplos de innovación, ruptura y transgresión.

“La exposición se centra en aquellas obras que tratan asuntos que en su época no tenían presencia o visibilidad dentro del discurso oficial”, explicó la curadora de artes visuales de los Museos del Banco Central, María José Monge.

Pinturas (óleos, acrílicos y acuarelas), dibujos, esculturas, grabados, cerámicas, ensambles y fotografías enfrentan al espectador con esas realidades ocultas.

Según explicó Monge, todas las obras son parte de la colección de los Museos y fueron seleccionadas por ser de alguna u otra forma revolucionarias en su contexto.

“Hay que entender las obras dentro del momento histórico, social, político y cultural en el que fueron creadas. Hay piezas que si las vemos hoy nos parecen ‘normales’, pero en algún momento significaron una ruptura”, agregó.

Mirada alternativa. La primera sección de la muestra se titula “Territorios indómitos”. Estas obras ofrecen visiones distintas al discurso oficialista proclamado desde varios flancos: los conquistadores españoles, los primeros exploradores que recorrieron el territorio costarricense, la Iglesia, las oligarquías y los poderes políticos.

Con su obra Orquídea , el pintor de origen alemán Emilio Span (1869-1944) volteó su mirada hacia la naturaleza cuando por décadas el arte religioso fue la norma.

“De primera entrada, esta obra parece una pintura académica más, pero debemos comprender que se produjo en un momento en que la sociedad costarricense da un giro y pasa de ser colonialista y religiosa a ser secular”, detalló Monge. Muchas décadas después, otros artistas como José Sancho, Pedro Arrieta, Herbeth Bolaños, Rolando Faba o Paulina Ortiz proponen visiones particulares del paisaje y abordan la naturaleza desde un enfoque más poético.

El ensamble en metal Cardumen (1975), de José Sancho, rompe con la tradición escultórica de talla directa para experimentar con materiales como piezas de maquinaria automotriz e industrial y chatarra. El Bosque nuboso (1987), de Paulina Ortiz, está hecho con fibras de cabuya, mientras Margarita Bertheau realza, en una de sus acuarelas, la belleza de una puesta de sol en Golfito.

En su pintura Vacío, La Uruca , el joven artista Luciano Goizueta logra congelar un objeto en medio del caótico paisaje urbano, al tiempo que Cinthya Soto propone una obra de arte a partir de otra anterior: la pintoresca decoración externa de una pulpería de barrio.

El segundo bloque de la muestra “Un mundo casi perfecto”, le da protagonismo a poblaciones tradicionalmente excluidas del arte: las personas afrodescendientes, ( Negros de Limón , de Manuel de la Cruz González); los indígenas, ( Vieja, niño y nagual, de Francisco Amighetti); los niños ( Noise and absence , de Sofía Ruiz ) o los adultos mayores ( Retrato de doña Marina, de Dinorah Bolandi).

Otras obras, como la pintura Dormitorio , de Flora Luján, desnudan el universo íntimo de la mujer, lejos de los estereotipos idealizados que la asocian solamente con belleza y fertilidad.

Los Museos del Banco Central se ubican en los bajos de la plaza de la Cultura, en San José.