Manipular la realidad, los recuerdos y además los sentidos es una trampa peligrosa y mortal. El que se mete aguanta, eso parece pasarle a Douglas Quaid (Colin Farrell) en la cinta El vengador del futuro (2012).
Remake de la película Total Recall (1990), que protagonizaron en su época figuras como Arnold Schwarzenegger y Sharon Stone, Vengador del futuro revive una trama de ciencia ficción que emocionó al celuloide hace doce años.
Destrozada por la crítica, pero con buenas réditos en las butacas estadounidenses –$26 millones solo en su primer fin de semana–, el cineasta Len Wiseman actualiza la historia de Quaid, hastiado trabajador que anhela vivir una emocionante e intrépida aventura.
Corre el año 2084, y, por qué no, en sus primeras fantasías Quaid quiere viajar, incluso, a Marte. Sueños recurrentes de grandeza y proezas increíbles le seducen mientras duerme.
Todo estaría bien si solo fuera una simple y llana aspiración; lo que sucede es que existe una revolucionaria empresa que le ofrece a Quaid eso y más. Se trata de Rekall: “La compañía que puede convertir tus sueños en memorias reales”.
“Quaid tiene una hermosa esposa (Kate Beckinsale) a quien ama, pero el viaje mental que ofrece Rekall suena como las vacaciones perfectas de su frustrante vida”, dice la sinopsis del filme.
Desgracia. Quaid apuesta por Rekall: quiere ser un superespía, pero todo el procedimiento sale mal. Ahora es un hombre perseguido y atormentado con recuerdos y vivencias que parecen inventadas.
“Lo genial de la historia es la idea de que se puede implantar una memoria en el cerebro de alguien, y que cuando despierte sienta como si lo hubiera vivido”, dijo el productor del filme Toby Jaffe.
“El argumento abre interrogantes sobre un tema fascinante: ¿qué es la memoria? ¿Cómo sabemos qué fue lo que realmente ocurrió en el pasado?”, agrega Jaffe.
Quaid vive una farsa de vida, la cual nunca pretendió tener. ¿Ahora qué es real?, se cuestiona el póster publicitario de la película.
En su desgracia, Quaid se unirá a Melina (Jessica Biel), una rebelde que, en una lucha sin cuartel, busca acabar con el extraño sistema.
Eso sí, a diferencia de la cinta de los 90, la guerra de la película no ocurrirá en Marte, será en una Tierra dividida por dos estados-naciones: la Federación Británica y La Colonia.
“La línea entre la fantasía y la realidad se ve borrada, y el destino del mundo pende de un hilo, mientras Quaid descubre su verdadera identidad, su verdadero amor y su verdadero destino”, finaliza el argumento.