Pósters de cine, la reveladora cara de los filmes

Una lista del crítico británico TC Candler, que enmarcó 100 de los mejores pósteres del cine, recuerdan el llamativo arte de los afiches. Esos carteles, que cuelgan en la pared del cine, pueden vendernos una película o simplemente llevarnos a elegir otra

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Usted llega al cine y no tiene idea de qué quiere ver. Sin pensarlo mucho se deja llevar por el llamativo póster que adorna la pared. “Esa se ve buena”, piensa ilusionado por lo que le vende la imagen; acto seguido apuesta por un filme que promete.

¿No le ha pasado esto? Precisamente, ese es el poder de los pósteres de película, todo un arte de seducción visual. Si al final lo que vio en el cine no le gustó, no le eche la culpa al afiche; ese cartel cumplió sentándolo en la butaca.

“Claro, incluso yo soy capaz de ver una película de Chaplin solo por el afiche, porque motiva a verla”, dijo convencido el crítico de La Nación , William Venegas.

En un osado y subjetivo ejercicio, el experimentado crítico británico TC Candler , excolaborador de ComingSoon.net, y actual administrador de tccandler.com, publicó en el 2011 lo que para él son los mejores 100 pósteres de la historia del cine.

Para TC Candler, el afiche de El pecado de Nora Moran ( The Sin of Nora Moran , 1933), se llevó los honores como el más imponente del centenar de diseños.

El drama de Nora, una mujer condenada a muerte por un asesinato que no cometió, conmovió a TC Candler desde el afiche, en el que aparece una rubia semidesnuda comunicando desesperanza, angustia y miedo.

De hecho, son muchas las listas donde aparece el póster de El pecado de Nora Moran entre los mejores de la historia. Un connotado artista peruano, Alberto Vargas, fue el creador de la obra.

El pecado de Nora Moran es un filme bastante intrascendente, de categoría B, pero su cartel es una imagen inolvidable de arrebato”, describe el sitio especializado en listas www.listal.com .

Lo curioso del mencionado afiche, es que la protagonista, la actriz Zita Johann, no era del todo rubia, por lo que la incorporación de ese elemento de color en el cartel, pudo deberse a una estrategia pura de mercadotecnia.

Pero aún hay más, entre el top ten de TC Candler se incluyen afiches como Chinatown (1974), Pulp Fiction (1994), American Beauty (1999), La quimera del oro (1925) y Anatomía de un asesinato (1959) .

Completan la decena Tiburón (1975), Secretary (2002), Vértigo (1958) y 2001: Odisea del espacio (1968), y así hasta llegar a los 100 favoritos de TC Candler.

Otras listas, como la elaborada por la revista Premiere , coloca en el primer lugar de preferencia a Anatomía de un asesinato , que TC Candler la ubica casilla número 6.

Además, en segundo y tercer lugar de preferencia, Premiere señala nuevamente a El pecado de Nora Moran y Vértigo .

En este recuento se cuelan filmes como Downhill Racer (1969), Forbidden Planet (1956), Gilda (1946) , 42nd Street (1933), Attack of the 50 Ft. Woman (1958), The Thief of Bagdad (1924) y 2001: A Space Odyssey (1968).

¿Cuáles son sus favoritos? Posiblemente, usted coincidirá con algunos pósteres de ambas listas, pero sin duda tendrá otros afiches que no se incluyen en esta lista.

Secretos. Es claro que los gustos, perspectivas y hasta factores culturales tienen mucho que ver en cualquier selección o lista sobre pósteres de cine; sin embargo, no es casualidad de que algunas de estas imágenes hayan dejado huella en la historia.

Capturar la esencia del filme –que según expertos se logra con una buena comunicación con el director– y un diseño de calidad que atraiga tanto en sus formas como en su originalidad artística, parecen ser la clave de un buen afiche.

“Un buen póster, por ejemplo, es el de La naranja mecánica (1962), porque tiene muchos valores de diseño gráfico: formas geométricas, ilustraciones y colores. Además, es bastante orientado a la época de la película”, explicó Ricardo Rojas, diseñador de Invaluable Boutique , estudio de diseño y animación que realizó la primera versión del afiche de Primero de enero , filme de la tica Erika Bagnarello.

Rojas también mencionó algunas de los elementos indispensables para el éxito a la hora de confeccionar un cartel de cine, ya sea si es una ilustración o una fotografía.

“Para un buen póster hay que lograr una imagen nítida, en high end (altos acabados). En cintas nacionales se han hecho algunos fotomontajes que no se ven bien, hasta quitan el impulso para ir a verla. El afiche, técnicamente, tiene que estar bien depurado”, agregó Rojas.

En otra línea, Venegas recordó que los pósteres de los filmes de Chaplin, en las que se incluye el de la película La quimera del oro (en la posición 5 en la lista de TC Candler), roban su atención por la sensibilidad que transmiten.

“Me encantan porque logran plasmar la emotividad del personaje central, que se debate entre el humor, la ternura y el compromiso social. Son expresivos... uno los ve y dice: ‘Entro a divertirme’”, especificó Venegas.

Para el crítico, con la incorporación de la tecnología se ha perdido el concepto más artístico de hacer afiches, que antes se apoyada en la creatividad de un ilustrador. Precisamente, tanto en la lista de TC Candler como en la Premiere sobresalen las ilustraciones.

“Además, ahora todos los actores exigen salir en los afiches y eso limita al ilustrador. Vean el de la cinta Carnage , sale el rostro de los cuatro actores. Es feo”, finalizó.

Sin embargo, el diseñador Arnold Hoepker, creador del afiche de la película nacional Por las plumas , de Neto Villalobos, piensa que la tecnología no tiene que ser un problema en sí mismo.

“La tecnología es una herramienta más; está en manos del diseñador como la utilice. Aunque yo prefiero la ilustración, hay afiches hechos en computadora que son increíbles”, dijo Hoepker.

“Para mí la ilustración es más poderosa que solo hacer un collage de imágenes. Yo apuesto por una imagen muy básica que logre transmitir algo de la película que intrigue, pero que no la cuenta toda”, agregó Hoepker.

En definitiva, afinar el arte de los afiches es todo un reto, pues esos carteles que cuelgan en la pared del cine, pueden vender una película o simplemente llevarlo a escoger otra.

La revista Premiere lo resume así: “Ver una película es como tener un sueño despierto; por eso, los carteles de las películas son invitaciones a esos sueños”.