Nicolette Baker: “El cierre del teatro fue un duro golpe para mi papá...”

A una semana del fallecimiento de sir Nicholas Baker, la hija del propietario de la Sala Garbo reveló a Viva el dolor que experimentó su padre en el último año de vida y contó cuál será el futuro de sus proyectos culturales en el país

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C uando el Ministerio de Salud cerró las puertas del Teatro Laurence Olivier, Nicholas Nico Baker se refugió en su casa, en Barva, y algunos meses después “se echó a morir”.

Así lo aseguró a Viva Nicolette Baker, hija del sir inglés quien fuera propietario de la Sala Garbo y que murió el viernes 15 de julio por complicaciones en su salud. Tenía 83 años de edad.

El teatro, que desde 1987 funcionó en el mismo edificio de la Garbo, no cumple con la Ley 7600 y, según Nicolette, adaptarlo es prácticamente imposible.

“Era su lugar y su proyecto de vida. El cierre del teatro fue como anular eso, pues no se podía hacer nada para remediarlo”, agregó. Nicolette retomará, junto a sus hermanos Alexánder y Gabriela, las riendas del proyecto cultural de su padre. De los últimos días de don Nico y los planes para la Sala Garbo y el clausurado teatro, Nicolette habló largo y tendido.

¿Por qué dice que don Nico se deprimió luego de que se cerrara el Teatro Laurence Olivier?

Si usted ve las últimas fotos que se le tomaron a él, todas fueron tomadas en el Bar Shakespeare, ubicado en ese teatro. Esa era su oficina, su lugar de reunión y de tertulias. Él siempre estaba ahí, tomándose su whisky y mucha gente pasaba a saludarlo.

”Hace un año, cuando se presentó la denuncia, el Ministerio de Salud determinó clausurar el teatro y desde ese entonces mi papá se vino para la casa. Dejó de ver a sus amigos y hacer lo que más quería”.

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¿Padecía alguna enfermedad?

Mi papá era diabético y luego tuvo una complicación en los riñones. Pero nada era tan grave. Desde mayo se puso la pijama y se echó a morir. Era como experimentando que ya todo era una lucha, que ya todo era un pleito.

¿Se sentía así por la situación del teatro?

Sí claro, por lo del teatro. Toda su vida fue el teatro. Era como ver un proyecto de vida anulado.

Además de eso que usted cuenta, ¿cómo manifestaba don Nico esa inconformidad?

Él decía: ‘¿Cómo voy a arreglar el teatro?, ¿de dónde saco el dinero?’. No entendía la falta de apoyo a un proyecto cultural como el teatro. No entendía cómo en lugar de apoyo encontraba trabas.

”Además, todo esto fue doloroso, porque tuvo que despedir personal que tenía muchos años de trabajar en el lugar, como el bartender del Shakespeare. No había permiso de funcionamiento”.

¿Por qué dice que no se puede hacer nada con el teatro?

Es un espacio tan mínimo, tan reducido, que no permite la construcción de ascensor, ni rampas, ni nada. Al ver que no se podía hacer nada con eso, fue un golpe terrible para mi papá.

¿Se trató de negociar con las autoridades?

Nos dieron la posibilidad de aplicar un plan remedial. Pero no podíamos aplicarlo pues, como dije antes, no tenemos plata para hacer rampas, ni ascensores.

”¿Un plan remedial? Cómo vamos a invertir $100.000 en un ascensor cuando la cultura no paga para eso. Además, el teatro mismo se convertiría en un ascensor, porque habría que hacerle un campo que no existe”.

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¿Qué respuesta dijo el Ministerio de Salud ante sus alegatos?

Ellos están empecinados en que se cumpla la ley. Hemos recibido cartas presionándonos para que presentemos un proyecto, pero no podemos presentar nada sabiendo que no tendría financiación y que no es factible hacerlo.

”Que quede claro que yo apoyo la Ley 7600, pero no con un carácter retroactivo. En teatros de toda Europa, que son antiguos, anuncian en un cartel que no tienen facilidad para discapacitados, debido a que en su época no fueron construidos con ese detalle”.

¿Y la Sala Garbo? ¿Tiene algún problema de accesibilidad?

La Sala Garbo no tiene problemas en eso, porque usted puede entrar en silla de ruedas perfectamente. Fue por pura chiripa, pues en el momento que se construyó no se pensaba en nada de eso.

Hablando de la Sala Garbo. ¿Seguirá al frente de la administración del lugar?

Lo que he hablado con mis hermanos, Gabriela y Alexánder Baker, es que yo necesito que me apoyen. Yo quedaré al frente, porque yo fui la que estudió cine, pero con el apoyo de ellos. Quiero que estén a la par mía para que no sea un proyecto personal, sino familiar.

¿Es la Sala Garbo un negocio rentable en estos momentos?

En El Financiero papi salió diciendo que sí lo era (se ríe), que era negocio. Pues yo casi lo mato por eso. Le dije: ‘¿Cómo se le ocurre decir eso?’. Papi quería que eso fuera así, pero esa no era la realidad. Este proyecto es totalmente altruista y se hace porque a uno le gusta compartir las cosas buenas. El arte es algo que va más allá de lo material. Mi papá siempre creyó en estas quijotadas. Pero como negocio negocio, no es.

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¿Qué es un negocio para usted?

Negocio era traer a José Luis Perales y demás cantantes gracias a Conciertos Internacionales, la otra empresa que fundó mi papá. Si venía Serrat, uno sabía que con las ganancias se podían comprar tres películas para la Sala Garbo y así. Era muy rentable.

¿Por qué dejó su papá de gerenciar Conciertos Internacionales?

Era muy demandante. Es que él, ese negocio, lo manejaba como una pulpería. Él no entendía lo del e-mail y negociar las cosas de esa manera. Él todo lo resolvía por teléfono y carta viene y carta va, o si no podía lo arreglaba con un almuerzo. Como las cosas ya no son así, todo el trámite se hizo pesado.

¿Y usted nunca quiso retomar ese negocio?

No, la verdad no.

Usted dijo que don Nico no tenía fuerzas para continuar peleando legalmente por el Laurence Olivier ¿Usted sí tiene esa fuerza?

Yo sí. Vamos a comenzar a hacer las averiguaciones para tomar medidas. Iremos a la Municipalidad y nos pondremos las pilas. Para mi papá todo eso era muy pesado, sobre todo siendo un adulto mayor. Pelear con abogados y demás es muy desgastante. Hubo abogados que le dijeron lo que se podía hacer, pero mi papá decía que cómo era posible que a estas alturas de su vida tenía que pelear por algo que aportó tanto a la cultura.

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Volviendo a la Sala Garbo, ¿se está pensando en alguna remodelación o proyecto venidero?

Se necesitan comprar los equipo digitales y a eso le vamos a poner fuerza . Nosotros tenemos proyectores de 35 milímetros que están hechos para durar toda la vida, pero nadie pensó en el cambio de tecnología.

En un futuro, ¿cómo se sueña o se imagina la Sala Garbo y el teatro que fue clausurado?

Pues ojalá reabrir el teatro. Con respecto a la Sala Garbo pienso que el Ministerio de Cultura tiene que rescatar y apoyar la Sala Garbo, ya que junto al cine Magaly y el Variedades son bastiones de la cultura de este país. No se comparan con los cines de los malls, que son puro negocio.

La muerte de don Nicholas se manejó con mucha reserva, al punto de que muchos allegados no se dieron cuenta de su deceso hasta el sábado o domingo. ¿Porqué sucedió esto?

Él estaba en la casa, precisamente, porque no quería estar con gente extraña. Él solo quería estar con sus perros y eso mucha gente no lo entiende. Aunque eso sí, gente muy cercana sí estuvo al lado. Él era anglicano. No hubo funeral. Él quería que lo incineraran, como se acostumbra en Inglaterra. El lunes no lo enterramos, sino que lo sembramos en un campo santo junto a un árbol”.

”Precisamente, pensando en las personas que lo quieren despedir, este lunes, en la Iglesia Don Bosco, se celebrará una oración en su memoria. Será a las 7 p. m.”.

Muchos dicen grandes cosas de don Nico, pero usted que lo conoció tan íntimamente qué podría agregar al respecto.

Destaco su amor por el teatro, el cine y los espectáculos. Su pasión por regalar a Costa Rica los primeros espectáculos de danza moderna, que solo había visto la gente que salía del país. Él tenía un gran proyecto de vida y lo logró realizar. Incluso, murió cuando él quería, porque como se echó a morir, yo digo que también fue una decisión suya”.