Moisés Velez: ‘Hay mucho coraje en los documentales’

Oportunidad El documentalista estadounidense hablará sobre la libertad de expresión dentro de los documentales

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Los documentales atraviesan una edad de oro y un renacimiento de estilos. El momento es justo el preciso para girar la atención sobre la libertad de expresión y el valor de los documentalistas.

El estadounidense Moisés Vélez, miembro de la International Documentary Association (IDA), discutirá el tema tras la proyección de Presunto culpable , como parte de las actividades organizadas por Cinescopia en el FIA.

Antes de su conferencia, Vélez conversó con Viva sobre los cambios en el estilo de los documentales y la valentía de los cineastas.

Se dice que el cine representa una forma de escapar a la realidad, ¿por qué apoyar un género que se concentra únicamente en lo real?

Creo que lo que la gente busca es algo que los atraiga. Mucho de lo que pasa con los documentales en este momento hace pensar que el género está en su época dorada... Hay una conexión diferente con las audiencias...

“Además, está el lenguaje de los documentales. Antes se trataba de cabezas flotantes, hablando de temas importantes, muy históricos... Eso ha cambiado. Muchas personas que hacen cintas de ficción están haciendo documentales ahora, Martin Scorsese está en medio de la ficción y los documentales...

No creo que las personas estén buscando necesariamente escapar cada vez que se encuentran con los medios de comunicación. Ellos van y ven los Transformers, los Superman y Spiderman del mundo, y eso es genial; pero también se involucran profundamente con otras redes y medios”.

Además de una historia poderosa, ¿qué es necesario para hacer un buen documental?

Es genial que ahora cualquier persona pueda agarrar una cámara digital e incluso su teléfono con buena calidad de video, pero eso no necesariamente hace que cualquier cosa que grabes sea algo conmovedor.

“ No es que hay que poner muchos flashes o artificios alrededor de la historia, pero todavía se necesita una técnica, un buen ojo para lo que grabas. Buenos editores, sonido, música, cosas típicamente técnicas, van a mejorar la historia.

Hay una eterna discusión sobre objetividad y documentales...

Creo que hay piezas de activismo, que son completamente válidas y son muy directas.... Lo hemos visto en Egipto, en Irán, en todos esos países donde se usan como herramientas para producir cambio.

Pero eso no es exclusivamente de lo que se trata un documental. Podemos contar historias íntimas de carácter personal, que tienen relevancia universal, que puede que no cambien el mundo, pero pueden cambiar tus ideas o abran tu mente a otras cosas.

Cuando hablamos de objetividad, y sé que eso puede salir mucho cuando hablas de un filme de Errol Morris o de Michael Moore (directores con un punto de vista muy fuerte sobre lo que hacen), ellos no tienen ilusiones de ser completamente factuales o balanceados. Creo que las audiencias son lo suficientemente inteligentes para ver esas diferencias y quedarse con lo que quieran.

“La objetividad no es el punto principal de los documentales. Muchos documentalistas se ven más como factuales, y eso más es importante porque se trata de no ficción. Los hechos son más importantes que la objetividad o la forma en que se arregla la historia”.

¿Hay esperanzas para los documentales de entretenimiento en los Óscar?

Creo que ya han ganado. Man on wire ganó el Óscar al mejor documental. Fue un filme emocionante y hermoso sobre Philippe Petit, quien en 1974 caminó ilegalmente sobre una cuerda entre las Torres Gemelas, en Nueva York. Ese es un filme que no era sobre cambio social o sobre tratar de corregir una injusticia. Narraba un momento, con un hombre muy carismático que hizo algo. Todos sabemos el resultado porque está vivo, pero cuando ves ese documental, está contado como una cinta de suspenso, tiene recreaciones, pero también a la gente real.

Cada vez hay más de estos filmes y eso es porque los cineastas, especialmente los jóvenes, están retando las nociones tradicionales de lo que han sido los documentales. Ellos creen que todo es válido.

Usted hizo un filme sobre los latinos en la milicia en EE. UU. ¿Qué es lo más difícil de trabajar en un proyecto con un tema tan emotivo y tantas personas involucradas?

Tal vez, lo más duro es darte cuenta que la historia que quieres contar no siempre es la que te encuentras. Al hablar con la gente, al hacerle entrevistas, ves que tienes mucha responsabilidad con ellos y sus historias. Tienes que respetar sus vidas, aún cuando las cosas de las que hablan sean difíciles.

“Creo que es algo que muchos documentalistas enfrentan: por un lado, quieres hacer algo conmovedor, quieres drama, pero cómo haces para mantener la verdadera naturaleza de estas personas. Es muy importante balancear eso con lo que estás intentando hacer.

Tienes que seguir adonde te lleve la historia, aún cuando sea a un lugar al que pensabas que no querías ir”.

Presunto culpable fue alabado en el exterior, pero censurado en su país. ¿Qué elementos hacen a estos filmes universales?

En Presunto culpable, los cineastas hicieron un excelente trabajo mostrando la humanidad de esta persona, que, sin la cinta, se hubiera convertido solo en otro número más, otra estadística en las hojas.

“El público ve a este hombre en su celda, a su familia, sus sueños y aspiraciones. Todas esas cosas hacen que uno pueda identificarse con la cinta y sea universal.

“Creo que la justicia y ser capaz de confiar en tu sistema, tu sociedad y tu gobierno, son cosas con las que todos lidiamos y podemos conectarnos hasta cierto grado”.

Estos filmes son muy controversiales en su países de origen y menos en el extranjero porque las personas no están tan cómodas con ver expuestos las facetas más feas de de sus hogares. Duele más.

¿Cree que las demandas son un riesgo ocupacional de los documentalistas?

Creo que sí. Las demandas son una herramienta usada por gente poderosa para mantener ideas, historias o afirmaciones impopulares fuera del consumo de la gente.

Hay tantos casos. Detrás de Crude, por ejemplo, que habla de los derrames petroleros en Ecuador, hay una compañía con un edificio lleno de abogados que sabe que pueden mantener esa historia fuera de circulación si se enredan en los juzgados. Se convierte más en un problema de relaciones públicas, que en un tema sobre los daños.

“Los documentalistas son valientes. Rara vez hay una gran cadena o estructura que los proteja o a las historias que están contando. Lo mejor es que están diciendo lo que otros no hacen ni harán, porque la corriente dominante en los medios no los dejan tratar estos temas.

Siempre hay riesgo. Hay riesgo de ser demandado, de ser desacreditado, de lastimarse... No siempre ves esas acciones como hechos valientes, pero hay mucho coraje en los documentales.