Minientrevista con Maureen Jiménez

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Por Randall Corella V.

Maureen Jiménez

Actriz y cineasta

¿Cómo se da su llegada al papel protagónico?

Fue algo curioso, porque yo formaba parte de la producción de la película. Estaba haciendo el casting para buscar a la protagonista; era la encargada de buscar a las muchachas, hacerles las fotos y entrevistarlas. Pero fue pasando el tiempo; Óscar (Castillo) incluso habló con algunas actrices en el extranjero, como Maribel Guardia, pero no se concretó nada hasta que empezó a ser una cuestión de emergencia, porque se acercaba la fecha de filmación. Entonces, el mismo equipo de producción le sugirió que me hicieran una prueba. Acepté, pero había una cosa como de pudor, porque en ese momento éramos pareja y esa era la primera película de Óscar como director. Pensar en dirigirme a mí, que era su esposa, lo detenía un poco, pero al final aceptó. Era algo que estaba destinado.

¿Le ayudó su experiencia en teatro y televisión?

Claro que sí. Ya tenía formación como actriz; cierto que nunca había actuado en un audiovisual, pero tenía la formación en técnica de actuación y el lenguaje que se maneja para crear un personaje... Eso me ayudó.

¿Cómo resultó su primera experiencia en cine?

Fue muy positiva. Guardo esos recuerdos con muchísimo cariño y para toda la vida. Fue realmente muy bueno el resultado. En ese trabajo entregué alma, vida y corazón. Debía interpretar a una muchacha campesina, pero yo nací en San José; entonces, me fui a buscar esa experiencia a una finca, para sentir lo que vivía Eulalia. Arrié vacas, las alimenté, cociné; me lo tomé a pecho, no quería que los campesinos que la vieran pensaran que era un fraude.

¿Se imaginaba el gran éxito que tuvo la película?

Para nada. Me puedo recordar a mí misma asustada, una noche que entré tarde al cine Capri, iba de incógnita para ver las reacciones del público, y me sorprendió ver a la gente sentada en los pasillos; habían insistido tanto en entrar, que aceptaban sentarse ahí para no hacer más fila. Fue un fenómeno que pasó también cuando la película salió del país. Había algo en ella que despertó interés y la gente lo disfrutaba montones.

¿Cuál fue la respuesta de la gente cuando la veía en la calle?

Me sentí algo asediada. Era la primera vez que una actriz costarricense salía desnuda, eso despertó mucho morbo. Recuerdo una vez que fui a hacer una vuelta al INS, iba cruzando la calle y los carros que hacían el alto empezaron a pitar y la gente a gritar que yo era Eulalia; se armó un barullo y me rodearon, me asusté mucho. Todavía ahora, a pesar de que he cambiado físicamente, la gente me sigue reconociendo por el personaje.

¿La hizo dudar el saber que debía hacer un desnudo?

Para nada; yo tenía formación de actriz, y uno sabe valorar un proyecto cuando un desnudo tiene sentido. En el caso de la película, tenía mucho sentido, porque era el despertar sexual de un niño que ‘samueleaba’ a Eulalia por el hueco que había en el baño. Era una imagen de mucha ternura, que fue tratada con delicadeza, no fue nada vulgar ni pornográfico. El baño en el que tuve que grabar era muy pequeño y no tenía agua caliente. No cabía mucha gente, así que se colocó la luz y los únicos que estuvieron fueron Óscar y el director de fotografía. La escena la hicimos a las 6 p. m., en una casa de Concepción de Tres Ríos, y el único miedo que tenía era meterme bajo el chorro del agua fría.

¿Qué ha sido de Maureen Jiménez después de Eulalia?

Gané una beca para estudiar Cine a Francia. Estuve allá cuatro años, regresé a hacer una serie de documentales sobre Costa Rica y la serie El barrio , que me marcó como actriz, fue la oportunidad de volver a la pantalla, porque después de Eulalia no actué en más películas, aunque ahora me gustaría hacerlo. Luego dirigí películas como Mujeres apasionadas . A los 40 años, me convertí en mamá, entonces me volqué a disfrutar de esa experiencia. Ahora comparto mi vida de madre con dar clases de Expresión Artística para niños.