Michèle Morgan, diva del cine francés, falleció a los 96 años

"Los ojos más bellos del cine se cierran definitivamente", informó su familia en un comunicado

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Redacción

La actriz Michèle Morgan, talento y belleza del cine clásico francés, falleció este martes a sus 96 años. "Los ojos más bellos del cine se cierran definitivamente", informó su familia en un comunicado, según El País.

Primera opción para protagonizar Casablanca, Morgan era conocida como la "Greta Garbo gala", pues su mirada era magnética para la cámara y un sólido medio para su expresividad actoral. Saltó a la fama apenas a los 18 años en el filme de Marcel Carné El muelle de las brumas (Quai des brumes, 1938). En una legendaria escena del filme, el apuesto Jean Gabin le dice "T'as d'beaux yeux, tu sais" ("Tienes ojos hermosos, ¿lo sabes?"). Morgan responde, entre tímida y aguerrida: "Bésame".

Nacida Simone Renée Roussel, salió de casa a los 15 años para convertirse en actriz en París. Allí la notó el prestigioso director Marc Allégret, quien le dio el rol protagónico de Gribouille (1937). En 1940, con la invasión alemana, Morgan huyó hacia Hollywood, donde su carrera no despegó –excepto por el éxito Joan of Paris (1942)–. Inicialmente, ella sería quien enamorase a Humphrey Bogart en Casablanca (1942), de Michael Curtiz. Obligaciones contractuales le arrebataron el papel e Ingrid Bergman terminó quedándoselo, pero Morgan sí protagonizó la secuela, menos exitosa, Pasaje a Marsella (1944).

De vuelta en Francia, la carrera de Morgan se elevó y ella se consolidó como una de las grandes actrices dramáticas de esa era dorada del cine galo. Melancólica y algo distante, encarnó un tipo de mujer predilecto por los cineastas más elegantes. Brilló en La Symphonie pastorale (1946), que ganó el Grand Prix en el Festival de Cannes y el premio a la mejor actriz para Morgan.

Otros roles memorables los tuvo en The Fallen Idol (1947, de Carol Reed), Napoléon (1954, de Sacha Guitry) y El espejo tiene dos caras (1958, de André Cayatte). Rechazó roles en películas de Luchino Visconti y de Michelangelo Antonioni por ser "muy osadas"; lo suyo era el estilizado cine clásico, el papel de la diva. Le quedó bien: sus ojos no se borran de la mirada cinéfila.

Su último papel fue al lado de Marcelo Mastroianni en Everybody's Fine, de 1990. Tras la partida de Michèle Morgan, de las grandes divas francesas solo queda Danielle Darrieux, quien cumplirá 100 años el próximo año.