‘La masacre de Texas’, esa que nadie olvida

Hace 40 años se estrenó La masacre de Texas, filme de Tobe Hooper que aportó toneladas de ideas al género de terror e inspiró para siempre a una generación de cineastas

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Es verano, el cielo está despejado y se siente un rico calor. Lindo día, ¿verdad? ¡Sí, muy lindo!, excepto si quisieran matarlo de un mazazo, colgarlo en un gancho de carne o hacerlo pedazos con una motosierra.

Para cinco inocentes jóvenes, ese día fue una realidad hace 40 años, cuando la pantalla grande estrenó con crudeza la historia más escalofriante de Tobe Hooper: La masacre de Texas , largometraje de terror que vio la luz en 1974.

Se trata de una matanza que nadie olvida, pues desde que este filme impactó en las butacas aportó toneladas de ideas al género de terror, inspiró para siempre a una generación de cineastas y no tardaría mucho en convertirse en una cinta de culto.

Pero, ¿cómo no iba a impactar esta cinta?, si para Javier Ocaña, crítico de la revista Cinemanía , el uso que Hooper hizo de la cámara era fascinante, salido de todo molde y tan espantoso como él siempre soñó que fuera: convertía al “espectador en una posible víctima”.

Pero, ¿víctima de quién? Pues de Leatherface –¿lo recuerdan?–: el temido hombre de la máscara y de la motosierra sanguinaria.

La masacre de Texas narra el viaje veraniego de cinco amigos, quienes eran liderados por Sally Hardesty (Marilyn Burns) y su hermano Franklin (Paul A. Partain).

El quinteto viaja a Texas rumbo a un cementerio, pues los hermanos han recibido la noticia de que la tumba de unos familiares ha sido profanada.

El grupo no encuentra nada extraño en la tumba, pero al quedarse sin gasolina toman la decisión de visitar la antigua casa de los Hardesty. ¡Allí comenzará la pesadilla!

Leatherface, manipulado por su familia de caníbales, no dudará en masacrar a quien se cruce en su camino, iniciando una crónica criminal de la que solo se salvaría Sally.

Ese sanguinario argumento sembró tanto terror y fascinación en la industria del terror que, a la fecha, La masacre de Texas ha dado pie a seis películas distintas: La masacre de Texas 2 (1986), Leatherface: la masacre de Texas III (1990), La masacre de Texas: la nueva generación (1994), La masacre de Texas (2003), La masacre de Texas: el inicio (2006) y más recientemente Masacre de Texas: herencia maldita (2013), la primera en 3D.

La masacre de Texas es la crónica de un proyecto que nació sin grandes pretensiones, pero que golpeó tan fuerte y tan hondo como el mazo de asesino de Leatherface.

Precaria odisea. Según reseñó el diario El País , de España, la aventura cinéfila que Hooper elevó a los altares del terror, le costó sangre y literalmente mucho sudor al cineasta. El éxito no se forjó fácil, +ni para él ni para nadie del equipo de producción.

La masacre de Texas se filmó en precarias condiciones, pues el equipo de producción soportó un calor insoportable, Leatherface (Gunnar Hansen) no se pudo cambiar de ropa en toda la película y para colmo de males no había caravanas para que los actores descansaran.

“Lo podías oler acercarse y alejarse. Gunnar es un querido amigo, pero de entonces solo recuerdo a Leatherface”, dijo Burns a El País, muy poco antes de falleciera, el pasado mes de agosto.

Definitivamente, la suma de $140.000 de presupuesto resultó muy poco dinero para tan icónica y ambiciosa obra.

“Los actores podíamos elegir entre sentarnos sobre la hierba, el barro o sufrir el calor de la furgoneta en la que nos hacinábamos”, agregó Burns en esa entrevista.

El País es más concluyente e indica queLa masacre de Texas fue el sueño opiáceo de un puñado de hippies. La obra maestra en crudo de amantes del cine que no llegaban a los 30”, y de un director (Hooper) que había fracasado en el cine de autor con Eggshells (1969), su ópera prima.

Para el diario español, el secreto fílmico que ayudó a Hooper a salirse del hoyo fue eliminar los elementos fantásticos que rodeaban el cine de terror y ubicar a la audiencia en un contexto más inspirado en la realidad.

En esa época hacían mella en la población estadounidense las matanzas locas de Charles Manson y estaban frescos los actos criminales de Ed Gein, un asesino en serie de Wisconsin del que se dice se basó la película.

“En esa época estaba desarrollándose el cine slasher , un subgénero del cine de terror que trata sobre películas de asesinos psicópatas y demás”, explicó Miguel Gómez, director nacional de p elículas como El sanatorio o El fin .

“Lo de Gein, en particular, fue una gran jugada, porque este asesino conservaba a sus víctimas y utilizaba su piel para fabricar ropa. Recordemos que Leatherface usaba una máscara de piel, una relación que en su momento generó gran morbo”, agregó Gómez.

Así, la realidad de una sociedad cada vez más violenta se juntaba en la intimidad de la sala de cine, subiendo la adrenalina de la audiencia. Más de $30 millones en taquilla fueron el resultado de tal gancho.

“Esa idea de que el asesino esté cerca de tu casa o en tu propio barrio es un gran aporte”, expresó Yoshua Oviedo, crítico de cine.

Por otro lado, la relación precio-costo de La masacre de Texas , aunado al desarrollo de una gran idea, es para los expertos uno de los principales aportes al cine de terror.

“La cinta fue de bajo presupuesto y fue exitosa por el tema que trató. Esto gusta a la audiencia de culto e inspira a cineastas que van para arriba y que en la actualidad tratan de hacer lo mismo con sus filmes”, explicó Gómez.

Un ejemplo cercano de un filme de terror particularmente rentable es El proyecto de la Bruja Blair , que en 1999 costó $60.000 y terminó recaudando $248 millones.

Grandes detalles. Para El País , otro detalle que hizo grande la película es su fotografía, obra del talentoso Daniel Pearl.

La cinta tenía un “aspecto descuidado, casi de cinema verité . Era cine de encuadre y de travelling , de movimientos de cámara e iluminación muy pensadas”, describe el diario.

Gómez tiene claro que el resultado anterior es la “bendición” del poco presupuesto y de la necesidad de jugársela con pocos recursos.

“El no poder cuidar tanto la producción y no tener tanto para filmar, le da un look más realista a la hora de crear. Eso aportó mucho a la cinta”, explicó el cineasta.

Oviedo, por su parte, sostiene la misma tesis argumentando que grandes cineastas comienzan su carrera con cintas de bajo presupuesto y La masacre de Texas es un ejemplo de ello.

“Es como un campo de experimentación para ellos. Ahí tienen que probar su creatividad. Hooper la probó. Desde lo artesanal crea una obra de culto”, dijo el crítico.

Por último, llama la atención que aunque La masacre de Texas evoca una violencia descarnada, la sangre está casi ausente de la película y deja a la imaginación lo más crudo de los desenlaces fatales.

“Yo recuerdo que lo que más me impactaba de la película era ver a Leatherface corriendo con la sierra, en busca de sus víctimas. Mi cabeza, entonces, se intentaba explicar el porqué”, dijo Gómez.

“Las secuelas han intentado explicar el origen del personaje y no es lo mismo, es mejor dejarlo a la imaginación, pues las conclusiones personales pueden resultar peores”, concluyó el cineasta.

En otra palabras, se trata del poder de sugerir y no de mostrar, como bien lo señaló Pearl a El País .

Vea a continuación, los tráilers de las películas que sucedieron a La Masacre de Texas (1974):

La masacre de Texas 2 (1986)

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Leatherface: La masacre de Texas 3 (1990)

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La masacre de Texas: la nueva generación (1994)

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La masacre de Texas (2003)

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La masacre de Texas:el inicio (2003)

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La masacre de Texas 3D (2003)

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