La batilocura atrapó a un carro cualquiera

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¿Cuán fiebre de Batman hay que ser para viajar cada día al trabajo a bordo de un batimóvil? Quizá no mucho.

De hecho, la pasión de Mauricio Pérez tiene más que ver con los autos clásicos y con lo gótico, que con el misterioso encapuchado de los cómics.

El suyo no es un Lincoln Futura, como el convertible que hizo delirar a más de uno con la serie televisiva de 1966. Mientras Batman viaja a toda prisa por las calles de Ciudad Gótica en persecución de temidos criminales, de lunes a viernes, Pérez esquiva los huecos de las calles capitalinas desde Zapote hasta Grupo Nación, en Tibás, a bordo de su Nissan Cressida año 85, con roncador en la mufla.

Nunca será un descapotable ni tendrá los 330 caballos de fuerza del modelo que lo inspira, pero la idea de Pérez es que cada día se le parezca un poco más.

Hasta el momento, tiene unos ¢2,5 millones en extras, que incluyen piezas fabricadas en fibra de vidrio, aros similares a los del auto de la serie, butacas con el logo de Batman y detalles en los focos, el volante y la palanca de cambios. Adentro, viaja un modelo a escala del Lincoln Futura.

“Todos los detalles que tiene son personalizados; son hechos por mí y no fueron comprados en alguna autodecoración. Me imagino algo y lo fabrico porque trabajo en mecánica de precisión”, afirma.

Aparte del carro, Pérez no tiene mucho en común con Bruce Wayne. No se siente tan rudo; es casualidad cuando viste de negro y lleva en el radio a los Rolling Stones.