Guillermo del Toro pierde su esencia con ‘Pacific Rim’

Es una historia sin personalidad, en la que se busca el espectáculo por encima del guión, de los actores o de la misma narración

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Pacific Rim, el último trabajo de Guillermo Del Toro, podría ser de cualquier director y eso es algo negativo para la carrera del mexicano, que en cada una de sus películas ha puesto una impronta tan clara de su desbordante imaginación que era imposible no saber que eran suyas.

Pero en Pacific Rim se mete en el mundo del manga, con una mezcla de Mazinger Z y la saga Transformers a la que le faltan las brillantes puestas en escenas, los personajes surrealistas y, sobre todo, la tremenda originalidad que siempre han caracterizado sus películas.

Pese a los buenos efectos desplegados en algunas de las escenas de ataques a grandes ciudades, el conjunto de la película desmerece frente a trabajos anteriores de Del Toro: no aporta nada a las de su estilo.

Solo hay una pequeña parte de la película, la protagonizada por Ron Perlman y que cuenta con una colaboración de Santiago Segura, que responde al estilo de Del Toro.

El resto es una historia sin personalidad, en la que se busca el espectáculo por encima del guión, de los actores o de la misma narración.

Los actores tampoco ayudan a mejorar el proyecto: Idris Elba no tiene elementos con los que defender su personaje y Charlie Hunnam no tiene la fuerza necesaria para hacer creíble al suyo.