A la codiciada lista de Sherlock Holmes, Arsène Lupin y Hércules Pierot ahora hay que agregar un nuevo invitado: Benoit Blanc. Al menos eso nos deja Glass Onion: A Knives Out Mistery, la segunda entrega de una naciente franquicia.
En contexto: en el 2019 se estrenó en salas mundiales Knives Out, película que a Costa Rica llegó con el sabroso nombre de Entre puñales y navajas porque, bueno, justo de eso trataba.
Aquella historia presentaba a Daniel Craig con un nuevo personaje: el ya mencionado Benoit Blanc, quien es conocifo como el mejor detective del mundo.
La película dejó bastante satisfechos a la crítica y a la audiencia, con una intrépida historia de un crimen por resolver cuyos giros estaban a la orden del día. Ahora, Blanc regresa con el objetivo de dar vida a una saga que podría ser duradera, aún más sabiendo que el rol de Craig como James Bond ha quedado atrás.
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Crimen oculto
Antes que nada, cabe aclarar que no hace falta ver la primera cinta para disfrutar de Glass Onion pues el único elemento en común es la presencia del detective Blanc.
Eso sí: en la primera entrega, Blanc era parte de un filme con múltiples protagonistas; ahora es el personaje principal sin lugar a dudas, algo que no es problema al tener al frente a un actor tan maravilloso como Craig.
Vamos con la historia: Miles Bron (Edward Norton) es un multimillonario –al estilo Elon Musk– que anualmente invita a su grupo de amigos de la juventud a pasar un fin de semana en su isla privada.
Cada año, para entretenerse (y porque es la vida que se pueden dar los ricos) hace partícipes a sus amigos de juegos de misterio.
Así es como invita a sus antiguos compinches Birdie (Kate Hudson), Duke (Dave Bautista), Andi (Janelle Monae), Claire (Kathryn Hahn) y Lionel (Leslie Odom Jr.).
La sorpresa es que hay un invitado sorpresa para la cita: el connotado Benoit Blanc. El asunto es que ni el mismo millonario lo invitó, pero decide dejarlo en la isla por motivos que se van revelando conforme la trama se aclara.
Para este año, la idea de Miles para efectuar su juego de misterio es fingir su muerte para que sus invitados tengan que especular quién pudo haber sido el asesino.
Con lo que no contaba el millonario es que el pasado oscuro del grupo, sumado a la dependencia y las cuentas pendientes entre ellos, harán que los planes se salgan de control.
Resultados particulares
Rian Johnson, director que firma la película –lo pueden recordar también por Star Wars: Los últimos Jedi (2017), Looper (2012)–, no quería repetir la fórmula que utilizó para la primera entrega.
En esa oportunidad, usó la narrativa clásica del misterio policíaco: hay una muerte, hay sospechosos, hay giros y hay una resolución.
Acá funciona distinto. No mejor ni peor, solo distinto. Lo que parece el crimen original va mutando conforme avanza el metraje. Eso hace que la primera mitad del filme sea atrapante y refrescante.
Sobre esta decisión, Guillermo Courau dio su reseña para La Nación de Argentina. “Al igual que las actuaciones, la trama acentúa el costado lúdico y hasta por momentos absurdo de la historia, con un elenco que se entrega al juego volviéndolo, no solo verosímil sino también muy entretenido. Otra vez, el tono se aleja de la primera entrega, pero si uno deja comparaciones y prejuicios de lado funciona, y muy bien”, escribió
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