George Lucas, el joven rebelde que construyó un imperio

Una vida La historia del joven pueblerino que soñó y soñó hasta construir un imperio que vendió en $4.000 millones

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Las similitudes son demasiadas como para fallar. Una niñez en una granja polvorienta; amor por los vehículos veloces; un rebelde que combate a un imperio agobiante... George Lucas es el héroe que él mismo creó: Luke Skywalker.

Sus estudios, Skywalker Ranch, están geográficamente tan distantes de la maquinaria cinematográfica de Hollywood que bien podrían estar en la luna boscosa de Endor.

Quizá, por eso, el 30 de octubre cayó como un rayo láser desde el espacio, la noticia de que había vendido a The Walt Disney Co. la franquicia de Star Wars y todo su empresa Lucasfilm, en más de $4.000 millones.

En 1971, Lucas construyó su empresa cinematográfica en el condado de Marin, cerca de San Francisco (California), tan lejos como para evitar la intromisión de los estudios de Los Ángeles. Su objetivo era terminar a su manera la serie de Star Wars .

Hoy, con 68 años de edad, el realizador puede afirmar que aquellos objetivos originales han sido superados con creces.

El rancho abarca 2.468 hectáreas y alberga una de las compañías de efectos visuales más aclamadas, Industrial Light & Magic. Lucasfilm –cuyas oficinas están ahora en San Francisco–, ha incursionado en libros, videojuegos, artículos y efectos especiales. Así como Anakin Skywalker se convirtió en el villano Darth Vader, Lucas creció hasta convertirse en el líder de un imperio.

“Lo que intentaba era mantenerme independiente para poder hacer las películas que quería. Pero ahora me encuentro con que soy el jefe de una corporación... Me he convertido en la misma cosa que intentaba evitar”, señaló Lucas en el documental Empire of Dreams ( Imperio de sueños , 2004).

Un soñador. George Walton Lucas Jr. nació el 14 de mayo de 1944, en Modesto, un pequeño y apacible pueblo del Valle de San Joaquín, California.

“Su infancia, como la de sus tres hermanas, apenas si difería de la del resto de jóvenes de su edad: se disfrazaban para las fiestas de carnaval y jugaban en las casas que construían en los árboles del vecindario”, cuenta una semblanza publicada por el sitio hoy.es .

Mientras su padre, propietario de una papelería, le inculcaba el amor por aquel negocio, George se sumergía en un universo fantástico de la mano de Flash Gordon, Buck Rogers y otros legendarios personajes de cómics, libros y melodramas radiofónicos.

Más que un estudiante modelo, fue un soñador que durante su adolescencia se volcó a los carros, sus amigos y el rock and roll , hasta que un accidente de tránsito lo obligó a retomar con ahínco sus estudios.

“Aspiraba a ser arquitecto, ilustrador o diseñar de juguetes, pero como su padre no quiso pagar la matrícula de la Escuela de Arte de Pasadena, ingresó al Departamento de Cine de la Universidad del Sur de California”, añade el artículo.

Por entonces, veía el cine solo como el sitio ideal para flirtear con las chicas; sin embargo, en San Francisco sentó las bases de lo que sería su carrera como realizador.

Padecer diabetes leve le impidió enlistarse en el Ejército y entrar como becario en los estudios Warner. Ahí conoció a Francis Ford Coppola, fue su asistente y debutó en la ciencia ficción con THX 1138 . Después triunfó con American Graffiti (1973) y comenzó a escribir una historia clásica que desembocó en La guerra de las galaxias .

Una nueva esperanza se estrenó en EE. UU. el 25 de mayo de 1977. Colas, salas llenas y aplauso unánime. La película arrasó contra todo pronóstico y obligó a la Fox a encargar nuevas copias para extender su proyección por todo el país. El resto es historia”, concluye el artículo.