Fito Paez: un alma al desnudo en el Parque Viva

Cantante argentino complació a sus fans con una sentida, poderosa y muy personal muestra de su repertorio

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Con tripas y mucho corazón, la misma materia prima con que ha manufacturado su legendaria música, el argentino Fito Páez dejó en el Parque Viva su vida misma

Huellas de infancia, sus amores, sus contiendas juveniles y hasta sus más sentidas desgracias: todo se vio reflejado en un repertorio que lo describió de cabo a rabo.

Fue rock latinoamericano, grata y finamente personal. Poderoso, rítmico y con sentido.

Luego de una ansiosa espera y en medio de la penumbra, Páez prendió la noche a las 8:30 p.m. El amor después el amor fue su ovacionado tema de entrada, un aperitivo de lujo.

"Hola a todos. ¿Se han preparado para un gran concierto, supongo?", dijo el singular roquero, quien luciendo tenis blancas, pantalones negros y una holgada chaqueta, no paraba de pasearse por el escenario.

Cuerdas en mano y con un público que desde muy temprano se puso de pie para verlo y gozarlo mejor, Fito calentó motores con temas como Yo te amo, El chico de la tapa y A las piedras de Belén.

En las tres piezas anteriores la estrella de la noche fue un torbellino de talento. Fito al micrófono, Fito a la guitarra, Fito a la percusión; así lució, sin pestañear siquiera, su versatilidad en escena.

Con Gente sin Swing y 11 y 6, Páez comenzó su tradicional juego con la audiencia. Palmas cortas y sonoras, fueran los primeros símbolos de comunicación entre el ídolo y sus fans. ¡La fiesta de Fito había comenzado!

"Bienvenidos San José, bienvenidos a La rueda mágica", expresó el argentino con fuerza y entusiasmo, en una invocación directa a la buena y nostálgica vibra.

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"Qué buena la hinchada ehhh.Yo siempre tuve suerte de que me hicieran hacer la musiquita esta", dijo Fito al escuchar su nombre coreado al estilo futbolero.

De inmediato hizo la introducción de Tumbas de la gloria: "Una tarde, en París, en una noche de drogas y de todo hice esta canción con una guitarra de cuatro cuerdas, una canción que envejece mejor que yo".

Con Cadáver exquisito, Cable a tierra y Un vestido y un amor, Fito bajo las revoluciones por unos momentos. Se sentó en su piano y comenzó a cantar con sentimiento.

El maestro entró en trance y sus fans también. Fue uno de los momentos más íntimos de la velada.

Con Circo Beat se rompió el silencio y volvió el poder de su guitarra, de su banda, de sus letras circunscritas en los años. Hasta Charly García -la leyenda que tanto admira Fito-, salió rascando: el tema Loco lo trajo a escena.

Los temas Naturaleza sangre y Al lado del camino no permitieron que bajaran las revoluciones. Tampoco lo hizo Polaroid de locura ordinaria, que tuvo dedicatoria especial.

"Esta canción está inspirada en un cuento y siempre se la dedico a alguien. La chica del cuento y de la canción es un poco chiflada y como las veo a todas muy tranquilitas, se la voy a dedicar a mis amigos travestis de San José", dijo Páez entre risas.

Ciudad de pobres corazones y A rodar mi vida coronaron su presentación antes del tradicional grito de ¡otra!.

Páez, amablemente, respondió a la petición. El postre final del show fue simplemente suculento

Dar es dar, Mariposa Tecknicolor, Y dale alegría a mi corazón y El diablo de tu corazón fueron las últimas canciones del espectáculo. Nadie se fue para escucharlas, nadie se fue para saborearlas.