En Pixeles, el futuro se juega ‘retro’

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Añorar el pasado no es tan malo, es una forma de nutrir la nostalgia y al mismo tiempo construir futuro.

Mientras la industria invierte en mejores gráficos, animación más natural y en innovar la experiencia de juego fuera de los controles tradicionales, los fanáticos de la nostalgia retro atesoran las consolas antiguas y los personajes con diseño funcional.

De hecho, la sencillez de otras épocas es uno de los elementos sentimentales de estos jugadores, como también lo es la creación de una memoria colectiva.

Pixeles conoce bien al público que jugó con las consolas originales, los jugadores que experimentaron, por primera vez, la fuerza de un joystick y se obsesionaron por la adrenalina de la competencia.

Así es como, además de incluir un largo listado de juegos retro – Pac-Man, Donkey Kong, Centipede, Galaga, Frogger, Q*bert y Space Invaders – la cinta invierte en una retrospección cultural de juego.

Aparecen de esta forma menciones sentidas a cómo se vivía el juego en un centro de arcade , como las aguerridas luchas por utilizar las máquinas y la figura del jugador jactancioso –interpretado por Peter Dinklage e inspirado en un verdadero sabelotodo de Pac-Man: Billy Mitchell, quien alcanzó, en 1999, el mayor puntaje posible en el juego–.

Otro homenaje nostálgico lo comprende la aparición de una versión ficticia de Toru Iwatani, padre de Pac-Man. El actor Denis Akiyama cumple el trabajo de representarlo como lo sueña la memoria colectiva de jugadores retro : paternal, completamente enamorado de lo mejor de sí mismo, su videojuego.

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