El Holocausto en el cine: 18 películas que retratan la desgarradora tragedia sufrida por los judíos

Repasar las versiones que ha realizado el sétimo arte sobre la Shoá resulta inabarcable, pero conviene rememorar algunos títulos importantes con motivo de la conmemoración reciente de la liberación de Auschwitz, mortífero campo de concentración durante el nazismo, que fueron firmados por nombres como Paul Verhoeven, Charles Chaplin, Roman Polanski y Alfred Hitchcock

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En poco más de cien años de cine, la trágica historia del exterminio nazi contra judíos desatado durante la Segunda Guerra Mundial ha sido insumo esencial para las industrias de cine. Durante todo ese proceso, los tratamientos, estilos y tonos que han dotado diferentes camadas de cineastas crean una lista interminable de obras que, en definitiva, apuntan a retratos que pretenden trascender el hecho de documento histórico, sino que han revisionado (y algunas veces reimaginado) lo que significó la muerte de al menos seis millones de judíos.

La inmensa cantidad de títulos que vuelven a mirar sobre el horror vivido el siglo pasado a causa del Tercer Reich prácticamente ha construido una suerte de género cinematográfico: el cine sobre el Holocausto.

Sean historias para llorar, para satirizar o para reflexionar sobre los vértices de un vergonzoso relato que nunca dejará de conmover al mundo, compilamos algunos de los filmes más emblemáticos sobre víctimas y victimarios de la oscuridad perpetrada.

Los clásicos

La lista de Schindler (Steven Spielberg, 1993). Uno de los artífices del Nuevo Hollywood adquirió un carácter de “adulto” con este título. Spielberg es un director conocido por hablarle a grandes audiencias, pero sin tener concesiones por apuntar a públicos amplios. Con esta película retrató a Óscar Schindler (extraordinario Liam Neeson), un empresario alemán que salvó la vida de más de mil judíos polacos durante la Segunda Guerra Mundial. Héroes anónimos, huérfanos,y duelos eternos se presentan desde la cobija del blanco y negro, metáfora de lo que se vive dentro de la cinta.

La vida es bella (Roberto Benigni, 1997). Es difícil describir, con total convicción, cómo ha envejecido este filme, pues por muchos ha sido adorado y odiado por su carga lacrimógena. Escrita, dirigida y protagonizada por Roberto Benigni, La vida es bella es una fábula casi mágica en la que un judío italiano pretende proteger a su pequeño hijo de los horrores de un campo de concentración. La historia está parcialmente basada en la vida de Rubino Romeo Salmoni, un sobreviviente de Auschwitz.

El niño con el pijama de rayas (Mark Herman, 2008). Con esperada rapidez, este filme se volvió un clásico por presentar al Holocausto desde los ojos de un niño. Bruno es hijo de un estricto comandante nazi que acaba de ser asignado a un nuevo puesto en un campo de concentración. La familia debe mudarse desde su acomodado barrio berlinés hasta Auschwitz donde, un día, Bruno encontrará un amigo con quien jugar al otro lado de una alambrada... Un niño judío.

El pianista (Roman Polanski, 2002). Con Roman Polanski como director y con Adrien Brody como protagonista (ambos ganaron el Óscar por este filme), El pianista retrata la cruda historia de Wladyslaw Szpilman, un músico polaco de origen judío que debe huir de Varsovia. El Holocausto no fue lejano para Polanski quien, a los 9 años, atestiguó el exterminio judío desde el gueto de Cracovia, por lo que impregnó en la película siluetas de lo vivido en carne propia.

El hijo de Saúl (László Nemes, 2015). Ambientada en el campo de concentración de Auschwitz, el cineasta húngaro le da un tratamiento fresco al tema con un horripilante (en el mejor sentido de la palabra) plano secuencia de casi dos horas. Un hombre judío busca desesperadamente a un rabino que le pueda dar un entierro digno a su hijo, en un relato que acaba con una escena absolutamente devastadora.

El gran dictador (Charles Chaplin, 1940). Pocos han sabido combinar el comentario social con el humor como lo hizo Charles Chaplin y en El gran dictador, el cineasta y actor comprueba todas sus facultades con posiblemente su filme más popular. Durante la Guerra Mundial, un combatiente de la armada salva la vida de un oficial llamado Schultz, pero el avión en el que se encuentran se estrella contra un árbol. Schultz sale ileso, pero el soldado ingresa a un hospital por años. En ese tiempo, Hynkel se convierte en un dictador que persigue judíos.

Bastardos sin gloria (Quentin Tarantino, 2009). La Segunda Guerra Mundial según Tarantino es un festín de violencia absoluta, con una caricaturización de Hitler y un manejo magistral del suspenso. El explosivo cienasta reimagina el final de la Segunda Guerra Mundial con un grupo de soldados judíos dispuestos a acabar con el régimen nazi.

Jojo Rabbit (Taika Waititi, 2019). Parece pronto decirlo, pero el filme de un niño que tiene como amigo imaginario a Hitler se planta sólidamente dentro de los cánones del cine con temática sobre los padecimientos del judaísmo en el Holocausto. Irreverente, pero apuntando sus burlas hacia el nazismo, Waititi deja en claro los absurdos de la guerra y el totalitarismo.

La decisión de Sophie (Alan J. Pakula, 1982) . Sophie es una polaca superviviente del campo de concentración de Auschwitz y su vida está llena de recuerdos traumáticos. Ella se enamora de Nathan, un judío estadounidense que también quedó obsesionado con el Holocausto. En la vida de ambos entrará Stingo, un joven sureño aspirante a escritor que se instalará en su casa como huésped y acabará enamorándose de Sophie.

El diario de Ana Frank (George Stevens, 1959). Una de las historias más emblemáticas del Holocausto fue la que relató en su diario la hija de la familia Frank. El clásico literario mudó a la gran pantalla y consiguió tres premios Óscar.

Las joyas ocultas

El libro negro (Paul Verhoeven, 2006). El poder de Verhoeven como director hace que una película sobre el Holocausto sea primero un filme de espionaje. Una joven cantante judía se une a la resistencia holandesa durante la Segunda Guerra Mundial y se infiltra en el cuartel general nazi seduciendo a un oficial alemán.

Memoria de los campos (Alfred Hitchcock, 1985). Un documental tan estremecedor que dejó al propio Alfred Hitchcock hundido en su casa por la tristeza. El horror de la Shoá fue recopilado por el maestro del suspense, con grabaciones sobre el paso asesino del nazismo en campos de concentración. Después de pasar 35 años desaparecido, el filme fue reconstruido por el Museo de Guerra Imperial de Londres y desde el 2015 se encuentra restaurado.

Bent (Sean Mathias, 1997). Largometraje que permite un acercamiento a la temática queer relacionada con el Holocausto. Esta historia sigue a los hombres y mujeres obligados a portar el triángulo rosa en los campos de concentración: los homosexuales. Presenta la historia de Max, un hombre que niega ser gay y es etiquetado de color amarillo (como judío) en lugar de rosa (el de los homosexuales). En el campamento, se enamora de su compañero de prisión, quien porta su etiqueta rosa con orgullo.

Shoah (Claude Lanzmann, 1985). Este filme es el perfecto ejemplo de cómo no caer en el sensacionalismo al contar una tragedia. Este documental presenta entrevistas a sobrevivientes del Holocausto, pero también victimarios, testigos, y hasta participantes secundarios, como el maquinista de uno de los trenes que llevaba personas hacia Auschwitz. El filme dura poco menos de nueve horas.

La zona gris (Tim Blake Nelson, 2001). Un muy incómodo retrato sobre la época realizó Tim Blake Nelson al exponer a judíos que fueron presos de confianza de sus carceleros. Estos judíos se dedicaron a llevar a sus semejantes a la muerte. Como su nombre lo indica, el filme escapa a los maniqueísmos y ofrece reflexiones morales trascendentes.

Ilsa, la loba de las SS (Don Edmonds, 1975). Este filme es la visión del Holocausto desde el lente del cine de explotación. La película es un festival de sexo, desnudez, escenas gore, violencia y excesos al contar la historia de una directora de un campo de concentración que investiga si las mujeres son capaces de soportar más sufrimiento que los hombres.

Noche y niebla (Alain Resnais, 1955). Antes de que su cine se transformara en una zona de fragmentadas memorias y narraciones oníricas –como la haría posteriormente con Hiroshima mon amour–, Alain Resnais ofreció una cruda mirada sobre el Holocausto a través de este documental. Resnais, un poeta del cine, dota de lirismo imágenes trágicas y difíciles de sacar de la cabeza, en esta cinta de apenas 30 minutos de duración. El título del filme recalca esa idea de mezclar la poesía con la pesadilla.

La hora 25 (Henri Verneuil, 1967). Es curioso el caso que ofrece La hora 25, un filme que ahora resulta un tanto desconocido, pero al momento de su estreno arrasó la taquilla mundial. Esta es la adaptación de una exitosa novela de Virgil Gheorghiu, que presentaba la odisea de un campesino rumano que es deportado por los nazis y pasa una serie de penalidades ridículas a causa de ser señalado como judío, lo cual lo lleva a ser incluso objeto de experimentaciones por parte del Tercer Reich.