El Festival de la Luzsonrió como un niño

Ayer cumplió 15 años pero, por su vivacidad y alegría, esta fiesta decembrina demostró una jovialidad infantil, que invadió por una noche cada rincón de San José. La fiesta fue en grande y la ilusión un ingrediente que brilló con luz propia

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asanchez

Nery Brenes sonrió como un niño emocionado y San José entero siguió el juego del mariscal. El Festival de la Luz 2010 corrió al ritmo del tico más veloz y explotó en una fiesta de gritos, sonrisas y, sobre todo, una fuerte dosis de ilusión.

Fue una fiesta de niños y de quienes, por voluntad propia, decidieron anoche volverlo a ser. La fantasía reinó en una noche inolvidable, llena de luz y agradablemente fresca, pues no hizo tanto frío como se esperaba.

A las 6:05 p. m, la tarima ubicada al frente del Gimnasio Nacional sirvió de escaparate para comenzar la esperada fiesta. El alcalde capitalino, Johnny Araya, y la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, dieron juntos el banderazo de salida.

“¡Gracias Costa Rica! Este festival lo hemos preparado para ustedes con mucho esmero desde hace 15 años. En la actualidad, tenemos un festival de tal calidad que podríamos presentarlo en Estados Unidos, Europa o en cualquier parte del mundo”, dijo Araya haciendo alarde de una actividad nacida bajo su administración.

Acabados los discursos, el Festival de la Luz tuvo queque y más. María José Castillo, Humberto Vargas y Maribel Guardia, todos mariscales de ediciones anteriores, tomaron el micrófono para homenajearlo con sus voces. No estuvo muy coordinado, pero fue efectivo.

A lo que vinimos. Luces multicolores iluminaron el cielo y un juego de pólvora atizó el griterío en las calles: el Festival de la Luz comenzó su desfilar.

A la cabeza del espectáculo humo motos, cuadraciclos y la juguetona música de la Banda Municipal de José, la cual se convirtió en el abrebocas de la jornada.

Poco a poco, las bandas le pusieron sabor al ambiente y las carrozas comenzaron a hacer las delicias del público. Las tonadas de cada agrupación pusieron a las graderías y al gentío a bailar; lo mejor es que este comportamiento no cambió a lo largo de las horas. La energía nunca decayó en la capital.

La carroza de la Municipalidad de San José, la primera en la lista, fue la más aplaudida de la noche. Juegos de antaño era el nombre y consigna de este diseño, que rescató los juegos tradicionales.

Otro carro alegórico que llamó la atención fue el de la Coca Cola, que con divertidos efectos de luz y mucho movimiento conquistó muchas miradas y fotos.

Otras carrozas como las de Tiendas Universal e Importadora Monge, que basaron su diseño en juguetes, fueron las favoritas de los niños, que miraron con curiosidad cada detalle.

El orden ayudó a que el espectáculo fluyera, mientras que la seguridad fue unos de los puntos fuertes del evento. Tal como fue prometido, hubo una buena cantidad de policías que velaron por el orden.

Anoche fue conmovedor ver a cientos de familias brincar y reír en cada espacio del paseo Colón y la avenida segunda. En definitiva, la emoción infantil fue más que contagiosa, un ingrediente que le dio al festival el aire que necesita para seguir respirando y creciendo sin perder su espíritu jovial.