“Si la vida te derrota, ¿qué hay que hacer? Nadaremos, nadaremos, en el mar, el mar, el mar. ¿Que hay que hacer? Nadar, nadar”. Si esa frase sonó como una canción en su cabeza, usted es de los que, como yo, desde hace años esperamos la secuela de la película ganadora del Óscar, Buscando a Nemo.
Trece años han pasado desde que Pixar llevó a sus seguidores a recorrer el océano en una tierna y entretenida película animada, que transportó al público hasta los más oscuros rincones del mar, siguiendo a Marlin, el pez payaso del arrecife que no se rendiría hasta encontrar a su hijo, Nemo.
Este jueves 16, después de tanta espera, se nos hizo. Buscando a Dory se estrenará en pantalla grande en todas las salas del país. De la mano de Disney, Pixar reconstruyó una nueva historia en la que Marlin, Nemo y Dory volverán a cruzar el océano; esta vez, para encontrar a la familia de la olvidadiza pez cirujano.
“Pensaba que Buscando a Nemo era una historia cerrada, que no había nada más qué contar. Cuatro años entre peces es mucho tiempo, pensaba que estaba listo para pasar página”, dijo el director Andrew Stanton al medio español eCartelera . “La vimos siete años después cuando la convertimos a 3D. Después de verla no paraba de pensar: ‘Dory podía volver a perderse perfectamente y no encontrar a esta maravillosa familia nueva que ha encontrado (Marlin y Nemo)’. (...) No me gustaba la idea de que no pudiera encontrar a sus seres queridos, se me quedó ese pensamiento pegado”.
“Cuando conocemos a Dory por primera vez, nos enteramos de que no recuerda de dónde proviene. Debe tener una familia. Como ella dijo: ‘¿Dónde estarán?’. Su confusión nos hizo reír, pero eso implica una triste verdad. Sabía que había una historia que valía la pena contar”, dijo Stanton, quien también dirigió WALL-E (2008) y Bichos: una aventura en miniatura (1998).
Las segundas partes siempre son arriesgadas. Eso lo tiene claro Pixar, que si bien logró el éxito con secuelas como la de Toy Story , también ha tenido fracasos, como con Cars 2 y Monster University.
Una vez más, la barrera está elevada, pero en las mejores manos. Esta apuesta deberá estar a la altura de su precuela, una de las películas animadas más taquilleras en la historia (recaudó casi $937.000 millones), con un Óscar a la mejor película animada en el 2003 y con tres nominaciones más.
Se ha dicho que Buscando a Dory podría convertirse en el mejor estreno de Pixar. Los expertos calculan una apertura situada entre los $115 y los $120 millones, frente a los $70 millones que consiguió la primera parte.
Recuerdo. La historia transcurre un año después de que Marlin y Dory consiguen salvar a Nemo, atrapado en la pecera del consultorio de un dentista en Sidney. El querido pez con pérdida de memoria a corto plazo tiene un vago recuerdo de algo llamado “la joya de Monterrey”. Con esa pista, se dispone a encontrar a su familia.
Aunque Marlin no está muy tentado a cruzar nuevamente el océano, la acompañará junto a Nemo como ella lo hizo cuando él lo necesitó. El viaje ya no será a Australia, como en la primera película. Ahora, el destino los llevará al Instituto de la Vida Marina de Monterrey, un centro de rehabilitación y acuario en California en donde personajes como Hank, un pulpo malhumorado; Bailey, una beluga, y Destiny, un tiburón ballena miope, se unirán a la historia.
La inocente torpeza y simpatía de Dory le darán el gusto nuevamente a los amantes de ese personaje que la conocieron hace 13 años.
En su versión en inglés, la extrovertida presentadora Ellen DeGeneres le dará vida a su voz una vez más.
Retos. En 13 años, la tecnología ha avanzado sorprendentemente. Los retos técnicos no fueron pocos, pero su director tenía claro que debía mantener la estética de Buscando a Nemo.
“Estamos comprometidos con el aspecto, el estilo y el diseño de producción de la película original, así que tuvimos que introducir las mejoras a escondidas”, dijo Stanton en el estreno. “Nuestra iluminación es más compleja. La flora y fauna tienen más detalle”.
“ Por suerte, el aspecto nos salió bien en la primera película, incluso sin toda la tecnología que tenemos hoy en día. De alguna forma, encontramos ese punto óptimo en que hicimos que el público sintiera como si estuviera debajo del agua, y eso es algo que nos hacía feliz imitar”, agregó el director.
Jeremy Lasky, director de fotografía y cámaras, quien trabajó también en la precuela y en Toy Story 3 , le dijo al medio Emol que una de las claves para cualquier película es lograr que las cámaras conecten con la audiencia.
“Para eso teníamos que darle la sensación de movimiento a las tomas y a los diferentes espacios de la forma más realista posible. Resulta que la audiencia es sumamente crítica en cuanto a cómo trabajan las cámaras en películas de acción real”, agrega.
Steve May, jefe de tecnología, añadió que tenían que tener en cuenta que Dory es un pez realmente pequeño que se encuentra rodeada de ambientes mucho más grandes que ella.
“ Teníamos que poner la cámara muy cerca de ella. Es por eso que también pensamos que para grabar cosas chicas, necesitábamos una cámara más chica. Usamos una cámara de 16 milímetros, que tiene negativos mucho más pequeños”, dijo.
Y cuando de retos hablamos, quizá uno de los mayores fue la creación de Hank, el pulpo, que sin querer, terminó convirtiéndose en el gran desafío de Pixar.
“Cuando me pidieron que empezara a diseñar a Hank, comencé a estudiar las diferentes especies. En todos mis años, jamás me habían pedido hacer un pulpo”, contó al mismo medio Jason Deamer, director artístico del personaje. “Encontré el video de un Octopus Vulgaris , que puede camuflarse en solo segundos, lo que es difícil de imaginar. Cuando lo vi, pensé ‘Esto es lo que estoy buscando’”.
“Lo otro que encontré increíble fue que los pulpos tienen una capacidad para estirarse y deslizarse, lo que me pareció un gran desafío: tenía que tratar de hacer un personaje que pudiese realizar todas estas cosas. Así que el poder llegar a hacer todo eso, para mí, desde el punto del diseño fue completamente un éxito, porque en nuestro mundo esto es algo que jamás se había hecho. Era algo nuevo".
Solamente para lograr crear al pulpo se necesitó entre cuatro y cinco semanas para lograr la idea de cómo debía ser el personaje. Para llevarlo a cabo, 50 personas trabajaron en él.
¿Qué se dice? Entre más detalles se conocen de la película, más ha dado de qué hablar. Por ejemplo, desde hace algunas semanas saltó la noticia de que la cinta incluiría a la primera pareja de lesbianas en una película de Disney.
Sin embargo, la misma Ellen DeGeneres aseguró desconocer si esto era verídico. “Una de las mujeres tiene un terrible corte de cabello corto, lo que me parece ofensivo”, bromeó la comediante que hizo pública su homosexualidad en 1997. “Si esa es la definición de una mujer gay, ¿cómo se atreven? Solo porque alguien tiene un muy mal corte de cabello corto, no significa que sea gay. Solo tiene un pésimo estilista. Así que no sé si este es el caso”.
Además, desde algunos días, viene despertando opiniones de la crítica, mayormente positivas.
La revista Variety señala que la cinta es “deslumbrante (...) una bella y bulliciosa secuela plena de sentido. Las imágenes no dejan de deslumbrarnos con su asombroso y palpable brillo, con su incandescencia oceánica”.
El sitio Indiewire también alabó la cinta al decir que tiene “un convincente argumento en defensa de las secuelas. Andrew Stanton regresa a la animación y entrega la mejor película de Pixar desde Up ”.
Por otro lado, algunos medios destacan que la película del pez cirujano se queda corta si se compara con su precuela. “Su heroína puede que sufra de pérdida de memoria a corto plazo, pero los espectadores con un poco de memoria se darán cuenta de que Buscando a Dory se queda bastante corta comparada con su maravillosa predecesora”, se lee en el medio The Hollywood Reporter.
A su vez, Entertainment Weekly opina que “ Buscando a Dory sería una triunfo para cualquier otro estudio de animación. Pero para Pixar es... buena”.
Usted, que lee este artículo, no deje que la crítica lo sesgue. Compruebe personalmente si le rinde homenaje a la historia del pequeño pez payaso con su aleta feliz que nos enseñó que los límites solo existen en la mente. Confirme que con memoria de corto plazo o no, hay cosas que no se olvidan… ni siquiera después de 13 años.