Del ring a la pantalla grande

En 1952, se filmó La bestia magnífica el primer filme de luchadores en la historia del cine, que dio inicio a un género que no ha tenido equivalente en la cinematografía mundial

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Durante décadas, la industria fílmica mexicana ha contribuido con géneros propios que han sido bien recibidos por el gusto popular, como la comedia ranchera –con Jorge Negrete y Pedro Infante– o las rumberas de mediados del siglo XX.

Sin embargo, es el cine de luchadores el que más vuelta le ha dado al mundo, a tal punto que sus enmascarados protagonistas alcanzaron fama como verdaderos superhéroes en decenas de países.

Este 2012, las películas de lucha libre cumplen 60 años de haber llegado a la pantalla grande, y aunque ya no ostentan la fama de hace medio siglo, constituyen un género de culto que amenaza con volver al ring .

Vientre popular. Arraigado en la sociedad mexicana desde principios del siglo pasado, el deporte-espectáculo de la lucha libre alcanzó tal nivel de popularidad que, hacia finales de las décadas de 1930 y 1940, se dieron los primeros intentos de fusionarlo con el cine, en películas de reconocidos comediantes como Leopoldo el Chato Ortín y Tin Tan.

“Sería hasta 1952 que se dé por inaugurado oficialmente el subgénero con cuatro filmes hoy emblemáticos: La bestia magnífica , El Huracán Ramírez, El luchador fenómeno y El Enmascarado de Plata ; películas que recorren desde el drama viril de traiciones fraternas y amores prohibidos, el melodrama familiar donde ya se enmascara la personalidad del héroe, la comedia, y lo que sería la semilla para el futuro serial de aventuras”, afirma un artículo publicado en el sitio web Leyendas del Ring .

De las cuatro películas, El Enmascarado de Plata fue la que sentó las bases para el desarrollo del género en el cine mexicano. Ocultando sus rostros tras una máscara, los protagonistas se convirtieron en campeones de la justicia y abrieron el camino para que los verdaderos campeones de la lucha libre saltaran del cuadrilátero a la pantalla grande, e incluso compitieran con los galanes de moda.

“En sus aventuras, los enmascarados se enfrentaron por igual a psicópatas asesinos que a monstruos del espacio, maléficas hechiceras, gánsteres internacionales, mujeres-vampiro, momias sedientas de venganza, científicos enloquecidos o contra todos a la vez, siempre buscando el triunfo de la ley y la justicia”, añade el artículo.

En 1958, los crecientes fanáticos del cine de luchadores presenciaron el debut de un personaje que catapultaría el género a niveles inimaginables: el Santo.

Dos películas filmadas en Cuba – Santo contra el Cerebro del Mal y Santo contra los hombres infernales – llevaron a las salas de cine a un corpulento Enmascarado de Plata que ya gozaba de gran popularidad en las arenas mexicanas.

A partir de ahí, Santo aparecería en más de 50 películas, que serían un éxito de taquilla en muchos países de Latinoamérica y Europa.

Ya fuera aliados con el Enmascarado de Plata o peleando contra el crimen por su propia cuenta, otros luchadores como Blue Demon, Huracán Ramírez, Cavernario Galindo, Tinieblas y Superzán, hicieron carrera delante de las cámaras y aumentaron a más de 200 películas la filmografía de este género cinematográfico.

No obstante, tras la muerte del Santo (Rodolfo Guzmán Huerta) en 1982, el cine de luchadores cayó en crisis. Aunque la lucha libre continúa siendo muy popular en la sociedad mexicana, las poquísimas películas que se hicieron desde entonces fracasaron en su intento por recuperar el interés del público.

Duramente criticadas por su origen popular, su supuesta realización con bajo presupuesto y su baja calidad, las películas de este género fueron catalogadas como clase B, aunque para algunos expertos, bien podrían ser la serie A del cine mexicano.

“Nacido para ser maldito, el cine de luchadores es legado de la industria fílmica mexicana a la cinematografía latinoamericana y mundial. Este género, compuesto por una filmografía bastante prolífica, producida principalmente entre los años de 1952 y 1982, sostuvo en gran parte a la industria fílmica del país en esa era”, explica el mexicano Orlando Jiménez , The Killer Film , crítico enmascarado e investigador del cine de luchadores.

En los años recientes, la prensa mexicana ha resaltado los esfuerzos de luchadores como Octagón y El Hijo del Santo, junto con algunas firmas productoras, por resucitar el género que llenó el cine de héroes enmascarados.