Crítica de cine: Primero de enero

Directora costarricense muestra su amplio talento con muy buena y sensible película, cine para creer

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El cine es universal. Eso suele decirse y, en el caso de la película dominicana titulada Primero de enero (2014), dirigida por la costarricense Erika Bagnarello, dicha frase puede servirnos de consuelo.

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La directora Bagnarello, también guionista, pensó su película para ser rodada en Costa Rica, pero no encontró puertas ni ventanas que se le abrieran para su proyecto. Se echó a sus espaldas el guion, mochilera de las imágenes, y encontró el apoyo en República Dominicana.

Así es cómo su filme Primero de enero pasó de ser costarricense a ser dominicano. No es de lamentarlo. Erika Bagnarello ha contribuido con su película al pensamiento de José Martí en su ensayo titulado Nuestra América : “Los pueblos que no se conocen han de darse prisa para conocerse”, sin vanidades aldeanas.

Con dicha película, Erika Bagnarello se impone la tarea de mostrarnos una realidad muy próxima, tal cual, en un medio donde afloran las contradicciones sociales. Lo mejor: lo hace desde la mirada de un niño llamado Sebastián.

El divorcio del padre con la madre de Sebastián, genera en el niño el deseo de realizar un acto poco prudente. Esto dará lugar a una trama explosiva en lo emocional que, a la vez, conforma una babélica espiral de acontecimientos, donde bullen por igual la solidaridad y las mezquindades.

Lo acontecido en el relato del filme deja huella en sus personajes. Ya se sabe, nadie se baña dos veces en las mismas aguas. Bien diseñados, los personajes han de cambiar con el transcurso de los hechos que ellos mismos propician o generan. Evolucionan. Este es el sustento de la trama, lo mejor de ella.

Con un piano como pretexto, la historia se agita en sí misma y avanza con arte narrativo (sígnicas y comprometidas maneras), con muchas cosas buenas diseminadas por su amplio territorio narrativo y un decir fílmico capaz de sorprendernos de manera siempre plausible.

La película Primero de enero se comporta, pues, como un paquete bien redondeado de imágenes e ideas (lo visual y lo conceptual) y con una estética pasada por la criba de la mejor calidad: es filme que no solo da información, porque también produce distintas sensaciones.

Podemos disentir de situaciones resueltas con diálogos apenas funcionales; podemos decir que la música exagera su presencia en el último tercio del filme y que eso nos obliga a cerrar oídos; también podemos señalar que las actuaciones no mantienen el mismo equilibrio. Luego de eso, solo queda aceptar que la calidad general del filme es más que buena y sabe seducirnos.

Hay secuencias realmente excelentes: el juego de planos cortos del comienzo del filme, la mostración de personajes, la cámara que indaga lo humano en un botadero de basura, la situación de los haitianos, la búsqueda de autenticidad en su escritura fílmica y el afán de humanismo en su contenido.

Erika Bagnarello ya nos había convencido antes con su documental Luces de esperanza (2009). De nuevo lo hace ahora con esta su primera película de ficción. Solo queda que vayamos al cine, no porque la crítica lo diga, es que Primero de enero y ustedes se lo merecen.

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Fícha técnica

Calificación: Cuatro estrellas

País: República Dominicana, 2014

Género: Drama

Dirección: Erika Bagnarello

Elenco: Víctor Pintor, Paula Sánchez, Paula Sánchez

Duracción: 85 minutos

Cines: Magaly, CCM, Cinépolis, Nova, Citi, Studio