Crítica de cine: Mundo Jurásico

De nuevo, la avaricia echa a perder el famoso parque con bichos de la prehistoria

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Son 22 años reales de distancia entre una película y otra. La famosa, la dirigida por Steven Spielberg, Parque Jurásico (1993), y la que ahora recrea la misma temática: Mundo Jurásico (2015), dirigida por Colin Trevorrow, sin que sepamos cuánto metió la mano el señor Spielberg.

En Estados Unidos a este tipo de cine le llaman blockbuster . Son filmes de alta producción que buscan traer millones de dólares a las boleterías y que están planificados para ser exhibidos durante la temporada de verano en Estados Unidos. Cine de verano, allá, blockbuster , pues.

Pese al calentamiento global, aquí estamos en invierno; sin embargo, muchos ticos también les llaman blockbuster a dichos filmes. Es cine de entretenimiento, casi siempre eficaz como tal, pero de calidades dudosas (según los críticos).

Bien logrado. Empero, he aquí que Mundo Jurásico no solo logra ser una película eficaz, o sea, bien diseñada como entretenimiento, sino que además es buen filme como tal, por diversas razones, entre las cuales podemos destacar sus hipnóticos movimientos de cámara y el muy hábil manejo de los efectos especiales.

Decía el semiólogo francés Roland Barthes (1915-1980) que uno escribe con su cuerpo. Disculpen la comparación, lo que sucede es que Mundo Jurásico es filme bien escrito con los cuerpos de animales prehistóricos, ellos son la película; sin embargo, hemos de aceptar que también el elenco lo hace bien (digamos que todo el reparto humano es elenco secundario).

Esta vez, en el parque fundado por el millonario John Hammond (encarnado entonces por el inolvidable actor y director Richard Attenborough), esta vez –decía– la genética ha modificado a uno de los bichos y ha creado un dinosaurio que nunca ha existido: monstruoso.

Cuando ese bicho escapa, los acontecimientos se enlazan de manera escalonada y la trama, así, resulta bien estructurada.

Cierto que tiene un comienzo meloso, al peor estilo Disney, por lo que uno espera lo peor; no obstante, cuando el filme se ubica en la isla Nublar, todo mejora.

Por cierto, aunque Nublar es isla costarricense, ahí no se ve un solo tico. Es probable que escogieran ir al Mundial en Brasil y, así, gozar del triunfo futbolístico y no del ataque de dinosaurios modificados genéticamente.

Visual. Aunque con diálogos explicativos, Mundo Jurásico prefiere potenciar las soluciones visuales y los gestos de los personajes, incluidos el cuerpo entero o sus partes de los animales dinosáuricos, mientras la perversidad de los militares busca convertirlos ¡en armas de guerra!

En medio de la acción constante, capaz de producir suspenso y tensión en uno, el filme dice sus cosas, por ejemplo: cuestiona a los militares empresarios de las guerras, valora la ética por encima de la investigación genética, destaca el papel de la solidaridad entre personas con sensibilidad bondadosa y condena la conversión del entretenimiento en mercancía.

La dirección de arte y el decorado son sustanciales como glosas plásticas del relato, al igual que la música y la fotografía como elementos para acentuar emociones. En fin, estamos ante un buen reinicio ( reboot ) de la saga jurásica.

Eso sí, el filme no siempre es coherente en sí mismo, pero no siempre la coherencia es signo de calidad. Igual lo recomiendo. Espero que esto no desilusione a algunos de mis más asiduos lectores.