Las películas de Hollywood, con la complicidad de los efectos visuales, parecen hoy adornadas cajas de regalos sin obsequio adentro. Puro envoltorio. Con las excepciones del caso, es un cine en agonía como sétimo arte, falto de ideas, lo que se plasma en malos guiones.
Curiosamente, el cine hollywoodiano tiende a lavarse la cara con sus nuevas películas animadas por computadora. Son interesantes. Al menos, la mayoría de ellas. De tal manera, el ropaje tecnológico coincide mejor y de forma más inteligente con la solidez no solo de los argumentos, sino también de los personajes.
Ahora, con el filme animado Mi villano favorito (Despicable Me; 2010), dirigido por Pierre Coffin, Chris Renaud y Sergio Pablos, se confirma esta tendencia que hemos señalado en los párrafos anteriores. En resumen, es una buena película que parte de un guion perspicaz en el arte de la fabulación, cuyas moralejas son –además– valiosas con su contenido humanista y con la revaloración que se hace del bien frente al mal.
Mi villano favorito está por encima de muchos largometrajes epidérmicos que llenan las carteleras de los cines con aventuras para adolescentes. En su tratamiento del tema, esta cinta animada logra darle un tono creativo a lo que puede resultar tópico en otros filmes. Así, llena su trama de tensión dialéctica al enfrentar la bondad con la maldad para narrar un proceso donde los personajes cambian según los acontecimientos. Es lo mejor de su relato.
Con el buen guion de Ken Daurio y Cinco Paul, la película narra la historia de Gru, sujeto víctima de una infancia deplorable, por culpa de una madre sentimentalmente desarticulada. Gru planea el acto criminal más increíble de la historia: robarse la Luna, en clara competencia con otros pillos que, incluso, se han robado una esfinge de los desiertos.
Para robarse la Luna, Gru necesita de la complicidad de un científico extravagante, el doctor Nefario, y de sus simpáticos ayudantes: los Minions. En su camino lunar, Gru solo tendrá la competencia de otro villano, Véctor, y para vencerlo necesitará de tres niñas huérfanas. Antes, tendrá que cuidar temporalmente de las niñas, lo que va a trocar los acontecimientos y los sentimientos de los personajes.
Mi villano favorito es ampliamente disfrutable. Tal vez no alcance la perfección visual de otras cintas semejantes, pero es narrativamente muy limpia y sus personajes están bien diseñados, según los signos válidos para las actuaciones reales. Sin ser película excelente, es lo suficientemente consistente para merecerse una buena calificación, sabedores de que la familia entera puede disfrutarla mucho y, sobre todo, aprender de ella.
Como ustedes pueden comprobarlo cada noche, Gru se robó la Luna, pero nos la ha devuelto. En el cine, todos sabremos por qué.