Crítica de cine: 'Llámame por tu nombre', el amor se vive sin culpa

La buena actuación del joven actor Timothée Chalamet sostiene un filme de amor homosexual, nominado a cuatro premios Óscar.

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Interesante. La película italiana Llámame por tu nombre (Call Me by Your Name, 2017), viene dirigida por el realizador Luca Guadagnino, nacido en Palermo y quien ha sido director de óperas, y, sin embargo, la crítica ha centrado más la atención en su guionista James Ivory, no solo por el tono lírico de su historia, sino también por su cuidado visual.

Uno no sabe hasta dónde llega la influencia del segundo con el primero. Lo cierto es que sí, que Llámame por tu nombre tiene bastantes elementos que nos recuerdan el estilo de James Ivory, sobre todo el esgrimido en su película Maurice (1987), donde se estructura un amor homosexual en un ambiente culto (presencia de la cultura grecolatina y con textos en alemán por ahí).

En lo visual, con ese arte “ivoriano” donde es importante el cuidado estético y es cautivadora la imagen, Llámame por tu nombre nos recuerda otra película conocida de Ivory: Un amor en Florencia (1985), donde se contraponen culturas opuestas (inglesa e italiana) en medio de una historia de amor.

Lo cierto es que sea como sea, Llámame por tu nombre es filme hecho con sumo cuidado, sobre todo cuando refleja el contexto en que se desarrolla una sincera historia de amor entre un muchacho que salta a la vida erótica, con 17 años, Elio, y un joven más maduro, cuya edad no se expresa en la película (treintañero, puede ser): Oliver.

El paisaje y las figuras humanas ahí dentro juegan un papel importante para llevarnos, poco a poco, al acercamiento amoroso-sexual entre los dos jóvenes, sin regodeos maliciosos. Al contrario: los paseos en bicicleta por campiñas y caminos, los juegos en el campo, la presencia de pozas y lagunas (del agua, en general), la soledad de un pueblo histórico y el verano son relevantes para creer en la progresión del amor (el contexto es parte del texto).

Me gusta el arte con que se nos muestra esa especie de panteísmo: la Naturaleza como diosa del amor. La fotografía es aquí extasiante. La banda sonora ayuda, no solo con las voces de animales del campo, sino también con la música, incluso cuando el piano semeja los estados de ánimo del enamorado más joven, Elio.

En las secuencias de sexo, las de cama con más precisión, es cuando lo visual pierde el Norte, como si se disipase el rumbo de las cámaras (el director eliminó los desnudos que se contemplaban en el guion). Eso sucede no solo con las relaciones homoeróticas, sino también con las mostradas entre Elio y su novia, muchacha luego abandonada.

Eso es extraño, porque el director Luca Guadagnino logra magnífica y alargada secuencia erótica, llena de plasticidad, en su película El amante (2009), dada en la Sala Garbo.

La película vive dos finales y, antes del segundo, veremos un par de secuencias distintas, una con la buena actuación de Timothée Chalamente (Elio) y otra menos dichosa con el papá de Elio (el actor Michael Stuhlbarg), porque esta tiene el “ruido” de ser un discurso, lo que rompe todo el equilibrio narrativo anterior.

Lo que debe quedar claro es que se trata de una película sensible, como las esculturas de Praxíteles que ahí se muestran e invocan al arte, como las referencias a Venus o a la poesía de Antonia Pozzi.

Es cine para degustar en la esencia de su historia y sin morbos (pre) condicionadores.

Ficha técnica

Título original: Call Me by Your Name

País y año: Italia, 2017

Género: Romántico

Dirección: Luca Guadagnino

Elenco: Timothée Chalamet, Armie Hammer, Michael Stuhlbarg

Duración: 130 minutos

Cines: Magaly, Nova

Calificación: CUATRO estrellas de cinco posibles