Crítica de cine: ‘Grandes héroes’

Marvel según Disney El encanto del robot

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Después de ver un cortometraje finamente narrado, aperitivo con gran manejo de la elipsis narrativa, titulado El festín (2014), vino el plato fuerte con la película Grandes héroes (2014), dirigida por Chris Williams y Don Hall , filme de exquisita arquitectura cinematográfica.

Se trata de la primera película de la cofradía Disney basada en personajes de Marvel, hecha con animación de punta. El resultado ha sido de plena sensibilidad fílmica y de ejemplar virtuosismo narrativo: el relato y las composiciones visuales se alían entre sí de manera seductora.

De ello, somos los espectadores quienes salimos premiados, niños o adultos, tal vez más los segundos que los primeros, debido a algunos conceptos que maneja el filme. De lo que no hay duda es que este animado del sello Disney, con la inspiración de Marvel, tal cual, es trabajo que roza la excelencia.

Grandes héroes es película que nos enseña a imaginar con imágenes y a ser felices en el proceso, entre la aventura robótica, con bien diseñados superhéroes (de amarlos), con antagonistas interesantes (no son unos malos cualesquiera) y con bien lograda visión humanista en la estructura narrativa.

En lo formal, la perfección de los movimientos, la “expresiva expresión” de los rostros de los personajes, la composición de los planos, el montaje de las secuencias para hilar la aventura, la atmósfera del animado dentro de lo fantástico y el ritmo bien calculado hacen que uno no quiera desprenderse de la película.

La historia sucede en la metrópolis de San Fransokyo . Allí vive un niño genio en temas de la físico-matemática, Hiro, quien le saca jugo a su condición gracias a su hermano mayor, Tadashi, y a los amigos de este: GoGo Tamago, Wasabi-No-Ginger, Honey Lemon y el fanático de los cómics: Fred.

Un día, Tadashi le enseña a Hiro su trabajo para la escuela donde él estudia. Ahí se da lo más adelantado de la tecnología. Se trata de un robot llamado Baymax, dulce como un marsmelo, noble como un cachorro y diseñado para ser inteligente y humanista. El tal Baymax seduce a las piedras, si quisiera.

Luego, cuando Hiro logra otro invento sorprendente, capaz de dar mucho poder a quien lo posea, las fuerzas del bien y el mal entran en juego. Para salvar a la población de los malos, Baymax transforma al grupo de amigos en una banda de superhéroes de última tecnología. Ellos están decididos a que triunfe el bien.

No todo es fácil. Las fuerzas del mal son poderosas. Incluso, a nivel emocional, hacen que Hiro entre en un universo interno de dudas, sombras y venganzas. Por parte de la película, este momento está muy bien planteado: con claridad en los conceptos y sin imágenes que puedan asustar a los niños (creo).

Esta película es “enérgica fusión de arte y corazón”, escribió alguien por ahí. Agreguen: amorosa simpatía, humor gustoso y ternura sin excesos. Es una lástima su demasía de música, sin control, pero no por eso –esta vez– vamos a quitarle al filme su máxima calificación.

Quien no se sienta enganchado por Grandes héroes , la película, o por Baymax, el robot, algún trauma serio ha de tener. Al público, le aconsejo quedarse hasta el final, después de los créditos, porque hay una untadita visual del filme que sigue. Lástima que esto no se advierta en la publicidad. O sea, no salgan aunque estén limpiando la sala.