Crítica de cine 'Florence Foster Jenkins': Sin voz para cantar

Una soprano puede ser la peor de las mejores cantantes e, igual, la mejor de las peores

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Siempre le he tenido adhesión al cine del realizador británico Stephen Frears, incluso con sus películas menos convincentes, que las hay, dadas después de su gran éxito titulado Relaciones peligrosas (1988). Las de antes son valiosas por sus conceptos transgresores.

Ahora, con sello británico y la suma histriónica de esa gran actriz llamada Meryl Streep, a partir de un buen guion de Nicholas Martin, el director Stephen Frears se solaza y nos atrapa con su película Florence Foster Jenkins (2016).

Dicho filme es cine biográfico (biopic) que sabe entrecruzar los parapetos de la comedia, del drama y hasta del melodrama para darnos un singular entretenimiento, porque Florence Foster Jenkins cumple su tejido narrativo con lógica propia: Frears logra el equilibrio expresivo para darnos un filme bueno, gustoso y también capaz de abrir nuestros sentimientos.

Con exquisita y formidable dirección de arte, la película se ubica en los años 40, en Nueva York. Su personaje es una mujer millonaria llamada Florence, filantrópica con el arte y los artistas. Eso lo canaliza por medio de su esposo y especie de apoderado artístico. El filme se basa en hechos reales con personajes de comprobada veracidad histórica.

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En algún momento del relato, ante un estímulo equis, Florence Foster Jenkins decide convertirse en soprano. El problema es que no tiene talento ni voz para ello, es como si yo quisiera jugar fútbol con el mejor equipo del mundo. Eso sí, Florence tiene dinero para meter cabeza en el asunto y para que su esposo le organice recitales.

¿Por qué lo hace su marido? No es solo asunto de peculio, también hay un misterio en la vida de Florence –secreto bien guardado– que la trama nos lo va dando con gotero en los momentos más oportunos del argumento. Así se alcanza el buen manejo de los tiempos dramáticos del filme.

Por eso, la película se muestra muy bien con el cronometraje de sus emociones, giren estas como quieran girar. El asunto es el siguiente: ¿cómo una cantante tan mala logra tanto éxito, incluso discográfico o en el Carnegie Hall de Manhattan? La respuesta a esta pregunta es el núcleo del argumento.

Aquí es donde destaca la gran actriz Meryl Streep como la excéntrica Florence, justo la cantante exitosa más desafinada del momento; empero, ella se creía la mejor de todas y disfrutaba montones de la música.

El director lo muestra con gran respeto por Florence, por lo que siempre la libera del mundo de la chota obscena que practican otros personajes del filme. Igual, destaca la actuación del actor Hugh Grant, como el esposo de Florence, y la de Simon Helberg, excelente como el pianista de la cantante discrepada.

Aún en sus momentos más conmovedores, los que el filme guarda y revela con agudeza, una película con tal encanto obliga a que uno la recomiende. Espero que asistan a ver Florence Foster Jenkins y, ojalá, se acerquen a la filmografía de Stephen Frears.

Ficha técnica

Título original: Florence Foster Jenkins

Reino Unido, 2016

Género: Biopic

Dirección: Stephen Frears

Elenco: Meryl Streep, Hugh Grant, Simon Helberg

Duración: 110 minutos

Calificación: Cuatro estrellas de cinco posibles