Crítica de cine: Fiesta de Navidad en la oficina

Muchas comedias de Hollywood no son más que la expresión de una fiesta pasada de tono

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En Hollywood, con las comedias, les ha dado por olvidarse de cualquier argumento vivaz o inteligente y se dedican –ahora– a dos cosas: una, a hacer parodias de exitosos filmes serios o, dos, a darnos películas donde transcurre una fiesta durante casi toda la trama (con cualquier pretexto).

En tal fiesta se arregla cualquier situación difícil y cada uno para su casa. Esta fórmula se expresa otra vez con el filme Fiesta de Navidad en la oficina (2016), dirigida a cuatro manos por Josh Gordon y Will Speck.

Dicho sea pronto, pese al título presuntuoso, la fiesta del caso está fuera de cualquier contexto o tejido sinceramente navideño, ese que celebra el nacimiento de Jesús. Más bien, se trata de una fiesta muy “gringamente” desentonada.

En efecto, se parece más a lo que –se dice– fueron los disolutos festejos dionisiacos o báquicos, solo que estos estaban cargados de sensualidad y también de teatro, poesía o música. Así es, la fiesta de Navidad de este filme se queda en lo estúpidamente vulgar, desenfrenado y libertino: es soltar lo reprimido de la conducta humana.

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Es todo: de una fiesta así en una película así, todo así, de ahí deben salir los chistes en especie de cadena a ver cuál es el más hostil o, si es del caso, el más asqueroso. Cada chiste lo que hace es paralizar más a una película como esta, que solo sabe caminar arrastrando los pies.

Cualquier pequeño incidente se soluciona en medio del “desmadre” o “relajo” de fiesta, pese a su título socarrón, ¿o no?: Fiesta de Navidad en la oficina . El asunto es que se trata de una empresa en quiebra y, por eso, celebra la que sería su última fiesta navideña en medio de los pleitos familiares de sus dueños (él y ella, hermanos).

Lo que se ve en la fiesta no solo es ramplón o pedestre; sino que –en la película– nada tiene sentido: todo es descabellado, sin pies ni cabeza, es como si uno se despertara una mañana después de un sueño intranquilo y se viese sobre su cama convertido en un monstruoso insecto. Es la metamorfosis de la fiesta.

De la mediocridad de los chistes visuales, la película salta a la estupidez de los diálogos y, desde ahí, Fiesta de Navidad en la oficina se desenmascara como filme del todo básico, como absoluta pérdida de tiempo para el espectador: es cine en estado de coma o película hecha en medio de una tremenda borrachera.

Las actuaciones son tan malas que a cualquier espectador ingenuo se le puede ocurrir que son buenas, porque le corresponden al tono general de la película. Esas actuaciones nunca superan la frivolidad, por más que se carguen de tips para adolescentes. Nada destaca ahí.

Fiesta de Navidad en la oficina es muestra de cine hecho con el desinterés más definitivo, con la penuria imaginativa más rastrera, con sonrojante simplonería, con total desarticulación de secuencias narrativas y la pérdida de algún verosímil fílmico. Es cine de tan mala categoría, que hasta da gusto escribirlo y desahogarse.

FICHA TÉCNICA

Título original: ‘Office Christmas Party’

Estados Unidos,2016

Género:COMEDIA

Dirección:Josh Gordon y Will Speck

Elenco:Jason Bateman, Jennifer Aniston, Olivia Munn, T.J. Miller

Duración:105 Minutos

Calificación: Una estrella de cinco posibles