Crítica de cine de 'Elle': Sombras en maraña

Retorcida y fascinante, eso ha dicho alguna crítica de un filme que hoy atrae a mucho público

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El cine Magaly comparte su cartelera con dos filmes de alta recomendación: Animales nocturnos (2016, de Tom Ford) y Elle (2016, de Paul Verhoeven). De la primera ya se publicó mi crítica en Viva (La Nación) el martes 3 de enero. Vamos hoy, entonces, con la segunda.

Elle es filme de sello francés y, como tal, su atractivo inmediato está en la presencia de la actriz Isabelle Huppert, quien, dicho sea de inmediato, está extraordinaria con su trabajo: una actuación del todo vivencial. Para los más cinéfilos, el punto de atracción es su director: Paul Verhoeven.

El holandés Verhoeven nació en Ámsterdam, en 1938, y es un físico-matemático quien llegó a cineasta más por el azar que por vocación. Dentro de su trabajo, es evidente el gusto que tiene por la ciencia-ficción, cine que ha rodado con Hollywood, a partir de 1987, con Robocoop, buen filme.

Por otro lado ha abordado un cine más intimista, irreverente, polémico y transgresor cuando ha hecho sus películas en Europa, sobre todo con Delicias turcas (1973). Sin embargo, es posible afirmar que la mejor película de su carrera viene a ser la que ahora se exhibe: Elle.

Como apunte al margen, el gran éxito comercial de Verhoeven lo es Bajos instintos (1992), con el famoso cruce de piernas de la actriz Sharon Stone. Su mayor fracaso ha sido Showgirl (1995), pero es su mejor anécdota: él mismo fue a recoger el premio como peor director del año. Nadie más lo ha hecho.

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Elle es la primera película en lengua francesa de Paul Verhoeven y vuelve sobre una de sus ideas: los traumas y la muerte nos hacen a todos iguales. Para esto, el guion de David Birke se basa en una novela de Philippe Djian, quien también escribió 37° 2 le matin, que dio lugar al filme Betty Blue (1986).

Lo que tenemos en Elle son personajes a sí mismos torturados de una u otra manera, sujetos que rechazan identificar sus propias emociones y viven un escapismo hacia otros estilos de conducta, algunos destructivos, como lo es el caso más grave de Michèle, exitosa ejecutiva de una empresa de videojuegos.

La relación entre los videojuegos y las conductas de autonegación no es casual, según lo plantea el filme a cada momento: es específica la crítica. La propia Michèle acepta que ella vive en "estado de negación", algo que le viene desde la niñez por ser hija de un padre psicópata (mecanismo de defensa que, a la hora de la verdad, no la defiende de nada).

El filme está narrado con absoluta coherencia desde la dureza de sus secuencias y desde los diálogos del todo escarnecedores: unidad temática. La actriz Isabelle Huppert materializa ese mundo angustioso que no siempre es percibido por sus personajes, de ahí la ambigüedad en el comportamiento cotidiano.

Se puede decir que el filme transcurre en clave patológica e, incluso, la música y la fotografía contribuyen a que así sea con morbosidad corrosiva. Candidata a ser una de las mejores películas del 2016, Elle es –palabras del crítico Mikel Zorrilla– una cinta retorcida y fascinante como arte adulto.