Crítica de cine de Capitán América. Guerra Civil: Los héroes discuten

¿Los súperhéroes deben ser controlados? He aquí una película que les ayuda a resolver ese dilema

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¡Sorpresa! En otro momento, nadie me creía que a la película Capitán América y el Soldado del Invierno (2014) yo le había dado cuatro estrellas (de cinco posibles). Hoy se repite: los directores Anthony Russo y Joe Russo regresan y demuestran que aquello no fue casual.

Ahora se trata de Capitán América: Guerra civil (2016) y dichos directores evidencian idénticas virtudes en el manejo del lenguaje fílmico; por ende, tenemos cine de superhéroes con secuencias de acción bien logradas y bien encadenadas dentro de un relato bien estructurado.

Tanto es así que uno siente que los diálogos se estiran de manera inútil: tienden a ser repetitivos e insisten con la información que antes nos han dado. Hay conversaciones de más con personajes que hablan hasta por el hueso de la nuca.

¿De qué va la trama? Tenemos un argumento que pone frente a frente dos juicios ante la vida. Primero, ¿debe hacerse uno a un lado ante la injusticia y que sean las autoridades quienes ejecuten lo suyo? Segundo, ¿se debe asumir el deber ético de ir en defensa del necesitado, como el buen samaritano, sin condiciones?

Lo ven, la película plantea un importante dilema. Esa es su riqueza conceptual y es lo que enfrenta a los superhéroes del caso en esta película. También es la moraleja, porque esa es también una disyuntiva para nosotros los humanos comunes y silvestres, día a día.

A favor del hacerse a un lado y de burocratizar sus privilegios de superhéroes en manos de políticos, entre otros, está El Hombre de Hierro . El otro lado de la moneda, el de luchar a favor de quienes lo necesitan sin intromisiones administrativas, lo lidera el Capitán América.

A cada líder lo siguen distintos superhéroes, quienes viven el paroxismo de enfrentarse entre ellos. Este es el mejor momento visual de la película: intensidad de una lucha que no sucede en blanco y negro, porque todos son amigos.

Mientras esto ocurre, hay que enfrentarse al mal en Siberia, proceso durante el cual la película ofrece situaciones novedosas e inquietantes. Hay habilidad narrativa para que Capitán América: Guerra civil nunca se disperse y sea, más bien, muy buena suma de situaciones particulares.

Dentro de su argumento, el manejo del todo con sus partes es ejemplar. Igual pasa con la conducción de tantos superhéroes: bien diseñada y mejor combinada. La presencia de tantos cocineros no daña el sabor de la sopa: todo lo contrario.

Las religiones caminan del politeísmo al monoteísmo; sin embargo, este tipo de cine de acción, pletórico de aventuras y quimeras, se llena de personajes con poderes superiores heterogéneos (¿semidioses?). ¿Cuántos faltan? Los que la imaginación diga.

Excepto en secuencias de blablá inútil, el filme mantiene buen ritmo, buen arte actoral y vínculo eficaz entre música e imágenes. Resulta película entretenida, inteligente y generadora de conceptos porque es buen cine dentro de su marco industrial. No es solo para los fans, para nada.