Crítica de cine de ‘Alita’: La última guerrera

La magia del cine logra un relato donde lo visual nos lleva al encanto del cuento.

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Hacer cine es fácil, digo, hacer cine del montón. Lo que es difícil es hacer cine del bueno a excelente. Aquí nos llega el director Robert Rodríguez con un buen filme, sorpresivamente agradable, más que agradable, en el cual también se siente la mano de su productor y coguionista: James Cameron. La película se titula Alita: La última guerrera (2019). Se basa en un célebre manga de Yukito Kishiro –originalmente titulado Gunnm– que fue publicado de manera serial entre 1990 y 1995 y que, de producto impreso, llegó a la vivencia del animé.

Tomemos en cuenta lo que dice el estudioso del tema Rod Locksley: “Manga y animé son dos formas artísticas muy reconocidas del Japón moderno, aunque muchas veces son confundidas por el público occidental. En realidad, hablamos de palabras japonesas que designan equivalentes occidentales, siendo el manga una forma de cómic y el animé una forma de caricaturas / animación.”

Volvamos a Alita: La última guerrera. Se trata de un nuevo filme distópico y postapocalíptico, donde lo que queda de la sociedad humana no es más que el resto de una guerra final: la caída absurda de la humanidad por culpa de ella misma.En una sociedad así, el caos y la ley del más fuerte se imponen en una colectividad para los más pobres, mientras los privilegiados no pierden sus prerrogativas en otra ciudad alejada de factores más descompuestos.

Esta ciudad se llama Zalem en este filme y de muchas otras maneras en películas conceptualmente semejantes, al estilo de ese clásico titulado Metrópolis (1927, de Fritz Lang).Como despojo de Zalem, aparece Alita abandonada y despedazada en un basurero tecnológico, quien será reconstruida por un médico generoso, el doctor Ido.

Ella con unos ojazos negros como los de aquella canción mexicana: “igual que penas de amores”. Aquí observamos la convivencia de imágenes reales con efectos visuales: gran logro.Acepto que las actuaciones no son las mejores, al punto que me parecen más “creíbles” las figuras fantásticas logradas por computadora (vaya paradoja, culpa del director Rodríguez), donde se desperdician histriones de renombre como Christoph Waltz, Jennifer Connelly o Mahershala Alí y se confunde en lo suyo Rosa Salazar (como Alita).

Es lo grave. Menos grave es la repetición innecesaria de ciertos sucesos o peleas. Lo demás es seductor, con una dirección de arte estupenda, con una historia muy atractiva y sugerente, con buen desarrollo de diálogos e inmejorables previsiones del guion en lo técnico-formal.Los géneros cinematográficos desfilan con sabiduría por la película, a la que debemos catalogar como del género fantástico, pero sorprende a cada rato con sus diferentes expresiones narrativas. Buen filme. Seductor. Con encanto, y del que espero haya una segunda parte, ojalá dirigida por Guillermo del Toro.

ALITA: LA ÚLTIMA GUERRERA

Título original: Alita: Battle Angel

Estados Unidos, 2019

Género: Fantástico

Dirección: Robert Rodríguez

Elenco: Rosa Salazar, Christoph Waltz

Duración: 121 minutos

Plataforma: Nova, Cinépolis, Cinemark, San Pedro, Citi

Calificación: CUATRO estrellas ( * * * * ) de cinco posibles