Crítica de cine 'Coco': En la tierra de los muertos

Conseguir la armonía entre vivos y muertos más destacar el arte de la música, es parte del encanto de filme animado

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Un niño llamado Miguel lleva en su sangre la música, esta le bulle de los poros hacia adentro y de los poros hacia afuera, pero la familia le reprime su instinto porque hay algo en el pasado familiar, una desgracia amorosa, que les impide a los Rivera disfrutar de la música.

No más ha comenzado el filme y ya estamos enterados de todo eso y de por qué dicha familia se dedica tan solo a la zapatería. Estamos ante la exquisita película animada Coco (2017), llena de color, de alegría y de canto, dirigida por Lee Unkrich y Adrián Molina para los estudios Pixar, de animación por computadora.

Pues bien, no hay que ser muy listos para saber que el resto de la película narrará el viaje de Miguel hacia su encuentro con lo que anhela: la música, lo que le traerá una muy bien planteada ruptura con su familia zapatera.

Con imágenes llevadas a la perfección y una ambientación de gran riqueza plástica, sin ser cuento de hadas, en la historia de Miguel se dan categorías propias del análisis narrativo de los cuentos feéricos. Por eso, el filme puede ser predecible en algunos tramos, pero con imágenes dignamente creíbles dentro de su mundo real-maravilloso (coherencia interna).

Allí los vivos alternan con los muertos, van y vienen en rico imaginario alrededor del Día de los Muertos en México, festividad prehispánica que los sacerdotes católicos españoles quisieron borrar con sus sermones y regañinas. No lo lograron, por dicha.

Miguel encuentra aliados y adversarios, los unos resultan ser otros, debe superar barreras y, al fin de cuentas, su proceso personal afecta a quienes lo rodean en su viaje al lugar de los muertos y en su regreso al de los vivos. Su gran aliado es Dante, alborozado xoloitzcuintle (raza canina originaria de México, cuya característica es no tener pelo). Dante es contrapunto cómico.

Como película, Coco es capaz de enriquecerse desde el magnífico diseño de personajes, con su acumulación de sucesos y emociones, con diálogos inteligentes, con sus escenarios profusos y con su reproducción sincera y amorosa de una tradición llena de matices y de calaveras garbanceras, a las que el muralista Diego Rivera llamó catrinas.

El colorido de las imágenes se inclina reverente ante el tono amarillo de la flor de cempasúchitl (zempaxóchitl), flor de bendición para la afanosa tarea de Miguel entre vivos y muertos para, así, encontrarse con la música (no en vano, sucede en el poblado de Santa Cecilia, patrona de los músicos).

También vemos la evolución de Dante, convertido en gozoso alebrije lleno de colores, amigable con los alebrijes de entre los muertos. Ahí también sabemos de Pedro Infante, Jorge Negrete, Frida Kahlo y El Santo, entre otros: ¡hay tanto y tan bueno en esta especie de mural en movimiento, que Coco es filme para verlo varias veces!

Les recomiendo la versión en español, tan mexicana y tan nuestra en todo. El Día de Muertos fue declarado Patrimonio Oral e Intangible de la Humanidad por la Unesco en el 2003. Hoy Pixar se luce con este inolvidable homenaje fílmico bien encabezado por la voz del actor Gael García Bernal.

Ficha técnica:

Título original: Coco.

País: Estados Unidos, 2017.

Dirección: Lee Unkrich, Adrián Molina.

Elenco: Animado.

Duración: 109 minutos.

Cine: Nova, Cinépolis, CCM, Cinemark, Citi, Studio.

Calificación: cinco estrellas de cinco posibles.