Crítica de cine ‘Blade Runner 2049’: Un hombre

He aquí una película cuya fe habla de un humanismo, aunque sea con androides: es el rescate de la esperanza

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Muchos han de estar de acuerdo en que Blade Runner (1982), de Ridley Scott, es cine que mejora su calidad con el tiempo. En español, al filme se le conoció con el título de El cazador implacable , según la novela de Philip K. Dick titulada ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?

Hoy, ese filme es clásico del género fantástico y es tenido como precursor del estilo cyberpunk , donde los mundos oscuros y pobres se confunden con el desarrollo tecnológico y el colorido de otro sector social. Es cine distópico: su trama no tiene esperanza en el futuro. Ahora, de manera lógica, nos llega la respectiva secuela con el título de Blade Runner 2049 (2017), de las manos de un buen director, como lo es el canadiense Denis Villeneuve, quien logra una muy buena puesta en imágenes a partir del guion escrito por Hampton Fancher y Michael Green.

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Por supuesto que los replicantes vuelven a estar presentes, siempre como “humanos artificiales” creados por ingeniería genética, mientras los blade-runners continúan cazándolos en un universo convertido en caos. Es cuando uno de estos, el agente K, descubre algo posible para alcanzar una deseada utopía.

Por esa misma razón, se hace necesaria la búsqueda del legendario Rick Deckard, quien no ha aparecido en 30 años, héroe del filme anterior, encarnado siempre por Harrison Ford con buena actuación (gallo viejo con el ala mata).

Con esa trama-base, el filme se toma su tiempo para explorar bien las conductas de los personajes, las relaciones disímiles entre ellos y la umbilical correlación de tales con la atmósfera propia de una época futurista. No hay prisa, su director Denis Villeneuve lo sabe y en la sala de montaje lo entendieron con facilidad.

Así, estamos ante una película sosegada que nunca evita ciertas y muy buenas secuencias de acción (mejor en su tramo final). Incluso, su admirable y pulcra presentación formal juega bien con ese arte de alguna manera ceremonioso. Es cuando más colabora la banda sonora, aunque pienso que hay secuencias que con silencio se habrían sentido mejor (dominan los sintetizadores).

A veces uno prefiere más claridad en el desarrollo de la trama de esta película, no porque se torne compleja, sino porque le gusta enredarse en sus propios pasos, aunque se resuelve de manera más que airosa. También hubiese gustado de mejores actuaciones, por mi parte solo sentí la convicción necesaria con Harrison Ford y con Anna de Armas.

En resumen, Blade Runner 2049 es buen filme, mucho mejor de lo que suelen ser las secuelas de Hollywood. Es fantaciencia dentro de un cine emocional, que habla de la urgencia del humanismo ya sea con androides (“lo más humano de lo humano, aunque sea sin humanos”).

Una mano pegada a un vidrio, que busca la otra mano, habla en esta película más que mil discursos cajoneros en las Naciones Unidas. Por ahí andan las virtudes de Blade Runner 2049 , que aquí recomiendo.