Crítica de cine: Ant-Man

Los superhéroes también saben burlarse de sí mismos o de sus compañeros

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¡Ahhhhh, un aire fresco recorre el universo de filmes con superhéroes! Dicho sea esto a propósito del estreno de la película titulada El Hombre Hormiga (2015), dirigida con esmero por Peyton Reed.

En el cine, las historias con superhéroes semejan copias al carbón (“copiar y pegar”) con los mismos tonos de acción. Incluso, con sus poderes, dichos héroes hasta se unen en cuadrilla para hacer juntos lo que, en otros filmes, hacen solos.

Ello es más evidente con los héroes de la cofradía Marvel. De pronto, la película El Hombre Hormiga rompe el molde y se atreve con una perspectiva distinta: su trama se sacude del fardo de lo común acostumbrado, la tensión de la aventura busca la ironía (autoburlas) y uno la disfruta montones.

Cierto, es cine de entretenimiento, pero hecho con inteligencia, para demostrar que una cualidad puede ir junto a la otra, con un montón de guiños a otros superhéroes para delicia de los fans y para entrampar a los críticos. ¡Qué bueno!

El argumento es simple y su base está en las investigaciones de un científico con ética, quien descubre cómo minimizar el tamaño de un sujeto y llevarlo al de una hormiga. También diseña un casco que le permite comunicarse con dichos formícidos (hormigas, pues).

Hay más de 13.000 especies distintas de hormigas, pero nuestro héroe (ese: el Hombre Hormiga), las sabe socializar y ponerlas a combatir a favor del bien, cuando el científico del caso le da el casco mencionado y un traje para decrecer y crecer.

Por cierto, el Hombre Hormiga tiene un pasado carcelario, esto cuando él era un simple mortal llamado Scott Lang. Scott encuentra su redención “hormigueándose” gracias al doctor Hank Pym (así se llama el científico bueno).

Juntos y con la ayuda de una bella chica llamada Hope, de la que habremos de esperar algo especial en próximas películas, Hank y Scott han de enfrentarse a quienes utilizan el conocimiento científico para llevarlo al lado oscuro (el mal).

Es estimable el pulso narrativo de esta película: cuando parece que nada va a suceder, sucede lo mejor. Los efectos visuales son un deleite, sobre todo la alternancia del héroe con su tamaño en las peleas (grande, chiquito, grande, etc.) y la participación colectiva de las hormigas cuando son necesitadas (esto ronda lo genial).

Antes señalamos el buen humor del filme, su arte paródico, que es parte no solo de la progresión de la intriga, sino también de las elegantes formas visuales. Los resultados son convincentes y se debe alabar la coherencia interna de una historia que, narrada de otra manera, habría sido una simple tontera.

El guion es atractivo y asume una expresiva visualización (gustosa), con ajustada banda sonora, actuaciones bien logradas (de antenitas hormigueras) y tiene fotografía de la mejor.

Es cuando se siente la mirada aguda del director Peyton Reed para combinar tales elementos y, luego, unificarlos en la sala de montaje con sus colaboradores: trabajo hecho con esmero y sentido de oportunidad (buen cálculo de tiempos).

Como historieta, El Hombre Hormiga nació en 1962 y ahora se plasma de manera seductora en el cine. No es filme súper perfecto y peca de superficial con sus diálogos (estos no pican como hormigas), pero sí se debe recomendar con entusiasmo, porque es buen cine. No se lo pierdan.

EL HOMBRE HORMIGATítulo original: Ant-ManEstados Unidos, 2015Género: FantásticoDirección: Peyton Reed Elenco: Paul Rudd, Evangeline Lilly, Michael DouglasDuración: 117 minutosCines: Cinépolis, Nova, Cinemark, Citi, CCMCalificación: Cuatro estrellas (* * * * ) de cinco posibles.