La finca Cerro El Chiral, en San Marcos de Tarrazú, en la zona de los Santos, es el escenario donde se graban las primeras imágenes de la película costarricense Río sucio, del director nacional Gustavo Fallas.
Esta semana se comenzó a rodar el filme que narra la historia de un hombre huraño que vive en la montaña, que odia a su vecino y a quien le llega a cambiar su vida un joven nietecito desconocido para él.
En la producción trabajan 26 personas, entre equipo técnico y artístico, según detalló Fallas la noche de este jueves después de un largo día de trabajo.
"Es un lugar muy emblemático para la zona, es muy bello. Levantarse tan temprano para trabajar se compensa con unos paisajes extraordinarios que nos acompañan de camino a la locación", comentó Fallas emocionado también por el apoyo que ha sentido el equipo por parte de los vecinos del lugar.
Una de las motivaciones para escoger San Marcos de Tarrazú es que buscaban un ambiente de bruma, algo que se da a la perfección (eso sí, cuando el clima lo permite). "Tenemos la atmósfera que buscábamos aunque es impredecible. Al principio estamos grabando las escenas en exteriores, apenas terminemos pasamos a las partes dentro de las casas", agregó el cineasta que en el 2013 estrenó la cinta Puerto Padre.
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"Ha sido un proceso muy divertido, andamos con gente que es del pueblo, los vecinos nos apoyan. El otro día usamos un bus y un señor nos contó que ese fue el primer bus que entró a la zona. La gente tiene una noción de que en el cine se va haciendo identidad", dijo Fallas.
Este proyecto cinematográfico es una obra compartida entre Centrosur Producciones, de Costa Rica, y Milagros Producciones , de Colombia. Además, como impulso para su realización obtuvo inyecciones económicas de los fondos Ibermedia y El Fauno.
El experimentado actor de teatro Elías Jiménez encarna al personaje principal, sobre él se desarrolla la historia del ermitaño. Al elenco se unió el joven Fabricio Martí, de 15 años, quien interpreta a Ricardo, el nieto.
También cuentan con la participación de Édgar Maroto, un indígena de la reserva Boruca que se sumó a la película recientemente. "Fabricio es un chico con gran espíritu de colaboración, muy disciplinado y al mismo tiempo buen actor. Otro hallazgo fenomenal fue el de Édgar que nos aporta todo un rasgo cultural en la película.
"Esta historia se trata sobre la dificultad de reconocer al otro, de ponerse en su lugar, algo que para nosotros los ticos nos toma dificultad darnos cuenta de que todos somos de los mismos", finalizó el director.