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El jurado decidió otorgarle el Premio Viva en Producción Audiovisual a la película El último comandante, de Isabel Martínez y Vicente Ferraz, al considerar que indaga con profundidad y descarnado lirismo en la condición humana a través de los sueños y fracasos de un hombre en busca de su destino.

La película pone de manifiesto la complejidad y trascendente vinculación que han mantenido Costa Rica y Nicaragua, sus individuos y sus pueblos, y se vale tanto de la perspectiva masculina como de la femenina para construir personajes, situaciones e imágenes.

Si bien la trama se sitúa en una época contemporánea, El último comandante indaga en períodos esenciales de la historia centroamericana, como son la revolución sandinista y el impacto de la Guerra Fría en la región, y rememora el sueño de una generación por construir una sociedad equitativa, por encima de los intereses particulares y las luchas a las que condujo.

El protagonista, Paco Jarquín, se convierte en el arquetipo de una época que traicionó sus ideales colectivos y olvidó a sus héroes.

La historia, gracias a un montaje dinámico, que entremezcla varios tiempos, imágenes de archivo y tomas actuales, logra contar varias tramas y construir de forma caleidoscópica a un personaje que solo parece existir en la mirada de los otros y que refleja los anhelos humanos y la imposibilidad de cumplirlos.

El último comandante también se acompaña de la cultura musical latinoamericana, por medio del chachachá, uno de los ritmos más populares de la década de 1950, y el espacio hoy casi inexistente del salón de baile, donde se mezclaban todas las clases sociales, y la banda sonora acompaña el relato con las consignas y canciones que formaron parte de la revolución sandinista y de los años de 1970 y 1980.

Al decidir su fallo, el jurado valoró una dirección de fotografía cuidada pero sin manierismos, que retrata, como pocas veces ha mostrado nuestro cine, una ciudad de San José sin maquillajes, de aceras rotas, casas con rejas y gente común, sin regocijo en la pobreza ni tampoco en la estilización.

El último comandante, película que tardó más de una década en realizarse, presentó dificultades técnicas para verse terminada y demuestra el profesionalismo de la industria audiovisual en el país y el potencial narrativo que tienen las historias locales y regionales.