Art City Tour: San José fue puro amor

Una capital llena de arte, música y amor para todos enamoró en la noche de San Valentín a nacionales y extranjeros

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En el Templo de la Música, en el parque Morazán, la orquesta Lubín Barahona: las Damas y los Caballeros del Ritmo amenizó una noche de 14 de febrero como pocas han habido en San José.

Tres minutos después de las 6 p. m. la orquesta encendió su mecha con un repaso de música del recuerdo.

A ritmo de bolero, el parque Morazán se convirtió por casi dos horas en un salón de baile al aire libre.

A como los minutos avanzaban, más gente se aglomeraba en el parque josefino unos como observadores; otros como bailarines.

Sobre el piso adoquinado del Morazán hubo romance, amor, pasión y ritmo de parejas que llegaron a mostrar sus dotes de bailarines bajo la luz de la Luna.

El concierto iniciaba en ese lugar la jornada de actividades de la novena temporada del Art City Tour, que tomó los distintos espacios culturales de San José

La actividad marcó la cita perfecta para los amantes de la música y del arte, quienes le hicieron una oda al amor a partir de manifestaciones escénicas y culturales.

Los acordes de boleros como Perfume de gardenia o Recordando mi puerto (del compositor nacional Orlando Zeledón), y más tarde de pasos dobles y cumbias amenizaron ese concierto, en el que fue inevitable que amantes de la música se quedaran sin bailar.

“Aunque sea bailo sola”, dijo una señora que muy animada se topó el concierto de causalidad.

No fue cuento, aquella mujer se coló entre las varias decenas de personas y llegó hasta el frente de la orquesta, desde ahí contagió con su energía.

Era Bertina Gordon Crooks. Una siquirreña de 61 años que estaba en la capital visitando a su familia.

“Me di cuenta hoy que había esto y no me lo podía perder. Aquí vine a enseñar cómo se baila en Limón”, dijo con euforia.

Gordon fue solo un acercamiento a lo que podrían sentir los ahí presentes: adultos mayores emparejados, muchachos e hijos con sus padres y hasta extranjeros.

“Es una locura”, fue una expresión en inglés que soltó al aire una extranjera que acompañada por su novio, observó quieta, y con cámara de video en mano, lo que acontecía en San José.

Más amor.

A unos metros de distancia de aquella retrata antigua en el Morazán, organizada por el colectivo ChepeCletas, el amor se manifestaba de otra manera.

Las verjas de la Alianza Francesa esperaban a los enamorados, quienes podían colgar ahí una cinta de tela roja con sus nombres.

“Es bastante romántica la idea. Quise dejar la cinta de nosotros con una flor blanca porque es el color de la pureza”, explicó Antonio Sánchez junto a su pareja de hace 21 años Raquel Uribe.

La flor que Antonio decidió dejar en la estructura era de la partida de esas plantas a las que otros quitaban sus pétalos con un “me quiere, no me quiere”. Él optó por aprovecharla de otra manera, algo más romántico.

Los vecinos de San José celebraban así un San Valentín inédito, que inició con un café en el Teatro Nacional durante la tarde.

La Alianza Francesa era la tercera parada de Sánchez y Uribe, quienes ya habían bailado algunas piezas con la orquesta de Lubín Barahona.

La ruta artística y romántica continuaba para todas las direcciones de San José. Ellos se interesaban por llegar al Museo de Arte y Diseño Contemporáneo, donde había varias exposiciones disponibles.

Otros se dirigían a la plaza de la Democracia, donde un beso colectivo buscaba recobrar la unión de un país divido por temas políticos.

Unidos por un beso.

En la convulsa coyuntura en la que estamos, qué falta nos hace el amor. En respuesta a ello, desde la plaza de la Democracia se abogó por restablecer los lazos que nos unen como país.

Un beso por Costa Rica reunió a unas 100 personas quienes públicamente hicieron esa muestra de afecto que no tuvo restricción para nadie. Niños, parejas y familias asistieron a la actividad paralela a la agenda del Art City Tour que buscó convertir la capital en la cita perfecta del Día de Amor y la Amistad