Actores de TV se instalan en la pantalla grande

Hace algunos años, ser actor de televisión era una cosa y ser actor de cine era otra. Con la evolución del entretenimiento, figuras como Tina Fey y Steve Carell demuestran que la división entre la pantalla chica y la grande, cada vez se esfuma más

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Si hay algo que nos confirman Tina Fey y Steve Carell en su reciente estreno, Una noche fuera de serie, es que la brecha entre el cine y la televisión cada vez se encoge más.

Profesionalmente, Tina Fey nació, creció y muy probablemente morirá dentro de la pantalla chica. Sus inicios se rastrean hasta el popular programa nocturno en Estados Unidos Saturday Night Live (SNL), donde aún participa como actriz y guionista desde 1997.

En octubre del 2006, la cadena televisiva NBC estrenó el piloto de 30 Rock, una serie escrita y protagonizada por Fey, que se convirtió en un fenómeno televisivo entre los críticos: batió los récords en los premios Emmy al acumular 22 nominaciones en el 2009 y le ha merecido a Fey múltiples galardones. Es decir, en la TV no le va nada mal.

Pero los encantos de la pantalla grande también parecen haber seducido a la artista, quien tuvo su primera gran incursión en el cine, en el 2004, al escribir el guion de la comedia Mean Girls y asumió un papel secundario en el mismo filme. La cinta recaudó casi $130 millones a escala mundial, pese a que solo requirió de una inversión de $17 millones.

Tina Fey repitió la experiencia en el 2008 con su colega de SNL Amy Poehler, en la cinta Baby Mama, una comedia que tuvo una recepción si acaso tibia en el cine.

Esta vuelta parece más prometedora para Fey de 39 años, cuyo filme Una noche fuera de serie debutó en EE. UU. hace tres semanas, y ya se acerca a los $100 millones en taquilla.

Fey compartió el proyecto con Steve Carell, actor que también parece haber descubierto su nicho en la televisión. Carell se dio a conocer entre 1999 y el 2004 como corresponsal en el programa The Daily Show with Jon Stewart.

Tras protagonizar el filme Virgen a los 40 años (2005), Carell se involucró con la popular serie The Office, proyecto que realmente lo catapultó al estrellato. La serie ha ganado un Globo de Oro, un premio del Sindicato de Directores de EE. UU. y cuatro Emmys, entre otros.

Pero al igual que Fey, Carell ha tenido la inquietud de involucrarse más en el cine y culmina su experimento con Una noche de serie, la cereza en un pastel de varias capas, incluyendo La pequeña Miss Sunshine y Horton y el mundo de los Quién.

Patrón. A pesar de que comprueban que la transición entre el cine y la televisión cada vez se hace más factible, Fey y Carell no son casos excepcionales dentro de la industria; cada vez son más los que logran la cruzar ese puente.

Ejemplos tradicionales incluyen nombres tan populares como los de Clint Eastwood, Sally Fields y George Clooney.

Programas particularmente populares parecen prestarse más como plataforma. De la serie Grey’s Anatomy se han lanzado varios artistas, como Katherine Heigl y Patrick Dempsey. SNL tampoco es una catapulta débil: de ahí han salido nombres como Will Ferrell, Tracy Morgan, Mike Meyers, Adam Sandler y Eddie Murphy.

Sin embargo, no siempre funciona. Jason Dietz, editor del sitio web especializado metacritic.com, creó su propia lista de los intentos de traslado más desastrosos.

El oro se lo entregó a Christina Applegate, quien se dio a conocer como Kelly Bundy en Married with Children, y cuyas incursiones en el cine han sido completamente olvidables.

La plata la ganó Alyssa Milano (Who’s the Boss) y el bronce Matthew Perry (Friends). Obtuvieron “mención de honor” Matt LeBlanc (Friends) y las gemelas Mary-Kate y Ashley Olsen.

Dietz reconoce que el espacio televisivo también se ha ensanchado, conforme el medio ha acumulado más prestigio.

“Si querías respeto como actor de TV, tenías que comprobar tu capacidad de actuación en la pantalla grande. Al menos eso predicaba la sabiduría convencional durante mucha de la historia de la televisión”, explicó Dietz.

“Pero esa etiqueta de televisión, que en algún momento pareció un estigma, ya no lo es tanto”, asegura el crítico, quien recalca que ahora muchos incluso eligen mantenerse en la pantalla chica.

En primer lugar, la gran popularidad y el inmenso lucro del que gozan las series de televisión se vuelven cada vez más atractivas. Actores como Charlie Sheen (Two and a Half Men) y Zach Braff (Srubs) corroboran el hecho con salarios de casi $8 millones anuales. Kiefer Sutherland, protagonista de 24, firmó un generoso contrato de $40 millones por la filmación de tres temporadas.

Algunas series de la última década como Los Soprano, Mad Men y The West Wing también han sido capaces de sumar prestigio, por lo que los actores intentan mantener sus oportunidades abiertas, también en la pantalla chica.

En efecto, para Fey y Carell la carretera entre el cine y la televisión parece ser de dos vías. Fey se mantiene activa en sus dos series, y Carell ha confirmado numerosas veces, en las últimas semanas, que no tiene ninguna intención de retirarse de The Office.

Para el periodista especializado del New York Times, Joel Keller, la evolución de los medios de comunicación, cada vez más, va a desdibujar los límites entre el estrellato televisivo y el cinematográfico.

“Las personas ya ven muchas películas en televisores inmensos con pantallas de alta definición y, al menos en apariencia, con excepción de cintas como Avatar, es la principal forma en la cual las personas experimentan las películas de la televisión”, manifestó.

Jim Belushi y Glenn Close, entre algunos otros, se han animado a incursionar en la televisión, tras exitosas carreras en la pantalla grande. ¿Será posible que en algún momento veamos a estrellas como George Clooney o Leonardo DiCaprio regresar a la televisión, sin pensarlo dos veces?

Para Keller, la respuesta es sí. “Y ese día llegará mucho tiempo antes de lo esperado”.