Aplausos y globos tricolor despidieron a Marito Mortadela

Solidarios Amigos y familiares participaron en una íntima ceremonia para despedir al querido personaje de la capital

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Amigos y familiares despidieron este domingo a Marito Mortadela en una ceremonia íntima, pero llena de sentimiento.

Mario Gilberto Solano Quirós, que por años acompañó a los costarricenses con su música en la avenida Central, fue despedido con una misa en la iglesia de Moravia.

Marito, como le llamaban sus familiares más cercanos, falleció el viernes, tras sufrir un paro cardiorrespiratorio provocado cuando un pedazo de pollo se le obstruyera en la garganta.

En la ceremonia religiosa, el sacerdote Cristian Bermúdez lo recordó por su sencillez, humildad y se refirió a él como un personaje propio del país.

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“Un gran vacío queda en San José. Ya no se va a escuchar su murmullo, ni su guitarra. Nos queda un gran recuerdo”, dijo el clérigo.

La familia también tomó la palabra en la ceremonia.

“De parte de la familia Solano Quirós agradecemos a todo Costa Rica por querer tanto a Marito; podemos decir que en sus 58 años él siempre fue feliz. Llevémonos en nuestro corazón su ejemplo de lucha y sonrisa eterna”, dijo Stephani Solano, su sobrina.

El templo no estuvo abarrotado como la familia lo esperaba; sin embargo, además de los familiares y amigos de toda la vida, al lugar acudieron personas a las que Marito inspiró. Una de ellas fue Ana María Vargas, de barrio Luján.

“Tengo muchos años de conocer a Marito. A él lo escuchaba en la avenida Central todas las mañanas cuando iba para el trabajo. Me afectó mucho la noticia de su muerte por eso quise acompañar a la familia en este momento”, manifestó.

Donde se congregó una mayor cantidad de gente fue en el Camposanto La Piedad.

Ahí estaba Adolfo Fernández, su vecino, quien recordó a Solano como un hombre su trabajador.

“Todos los días, a las 6 a. m., lo veía con la guitarrita al hombro para irse a agarrar el bus. Para él ir a tocar a la avenida Central era un trabajo que hizo y respetó por muchos años; su tenacidad es hoy un ejemplo para la juventud”, aseguró con los ojos llenos de agua.

Las hermanas Rosa y Luz Marina Blanco, vecinas de Purral, recuerdan que Marito era uno de sus compañeros de viaje en el autobús todas las mañanas. Frecuentemente, coincidían con él cuando iba o venía de su casa en Los Cuadros, en el cantón de Guadalupe.

“Él se acercaba y le decía a uno: ‘Usted es mi novia’. Marito era una persona muy feliz, eso nunca se me va a olvidar”´, recordó Rosa.

Su hermana agregó: “Él era una buena persona, no le hacía daño a nadie, a menos que lo molestaran a él o a la vaca que le había dado la Municipalidad ( Cow Parade )”.

Antes de su entierro, la concurrencia lanzó globos con los colores de la bandera de Costa Rica al cielo. Como un último gran homenaje, los presentes le aplaudieron con el mismo aprecio con el que se reconoce a un músico al final del concierto. No hacerlo habría sido un desaire al artista más entusiasta que haya tocado en la avenida Central.