¿Qué estoy viendo?, por Jurgen Ureña, cineasta costarricense

Jurgen Ureña es un cineasta costarricense. Entre su filmografía destaca 'Muñecas rusas' y 'Abrázame como antes'. Se desempeña como coordinador de la Escuela de Cine de la Universidad Veritas.

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Lee Morgan fue una suerte de niño prodigio del jazz y uno de los más importantes y prolíficos músicos de su generación.

Al cumplir 14 años, su padre le regaló una trompeta. Algunos meses después componía melodías y disonancias para ese instrumento y dirigía su propia banda.

A los 18, formó parte de la big band de Dizzy Gillespie y al año siguiente fue elegido para tocar en el disco debut de John Coltrane: el mítico Blue train (1957).

En ese momento comienza la leyenda de Lee Morgan. A partir de entonces grabó dos o tres discos al año para el sello Blue Note, con quienes firmó alrededor de 30 discos como líder de agrupación, e inició sus andanzas con los Jazz Messengers de Art Blakey: un fornido baterista que lideró durante tres décadas uno de los grupos más influyentes del jazz estadounidense y, de paso, inició en el consumo de heroína a los jóvenes integrantes de su banda. Morgan no fue la excepción.

Algo de esto se cuenta en un emotivo y minucioso documental que puede encontrarse en la plataforma de Netflix, bajo el título de I Called Him Morgan (2016). Digo “algo” porque en realidad el documental cuenta otra historia, desde otra voz.

La historia de cómo una mujer llamada Helen More conoció a Lee Morgan cuando no era ya el músico que había grabado The Sidewinder (1963), uno de los discos más vendidos en la historia del jazz, sino el indigente que se evade cruzando la calle en una esquina cualquiera del Bronx. Helen More y Lee Morgan se conocieron en el invierno 1967. También se vieron por última vez en una madrugada de invierno, cinco años después.

Durante ese tiempo, Helen se convirtió en consejera y mánager, en novia y madre, y consiguió una de las más notables rehabilitaciones del Olimpo de los jazzistas heroinómanos, al que pertenecen Miles Davis, Charlie Parker, Chet Baker, Dexter Gordon, Gerry Mulligan y Billie Holiday, entre otros.

La madrugada del 20 de febrero de 1972, Lee Morgan se desplomó sobre el escenario del club Slug’s de Nueva York, después de recibir una bala disparada a pocos metros de distancia por Helen More.

Así, quien le había devuelto la vida a Morgan la reclamaba de vuelta. De esa forma concluían los intercambios entre la dependencia de las drogas y la dependencia emocional.

Eso es lo que se afirmaba hasta ahora, que el delicado documental dirigido por el sueco Kasper Collin ha rescatado, literalmente, la voz de Helen More.

En sus palabras cadenciosas, que hilan el desarrollo del largometraje y dan cuenta de la relación que tuvo con el trompetista, se evidencian la compasión y el cariño, la complejidad y las paradojas de las relaciones humanas.

I Called Him Morgan no cuenta una historia de celos sino una historia de amor y de contradicción. Afirmaba Debussy que la música es el espacio que existe entre cada una de las notas.

De manera similar, I Called Him Morgan es una muestra del buen cine que habita entre la voz y las imágenes; un cine sutil, abierto a las nuevas ideas, capaz de devolverle a nuestras leyendas un poco de la humanidad que les hemos robado.

Véalo en Netflix.