La entrada triunfal de Internet

El sueño de computadoras interconectadas nació en la academia, saltó a los comercios y terminó en manos de la ciudadanía

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Hoy, desde un dispositivo que cabe en la palma de su mano, usted puede acceder a una red de información global que igual lo conecta con un centro de investigación, una plataforma de series y películas o a una red social donde puede leer las ocurrencias y vivencias de familiares, amigos y conocidos.

Sin embargo, 26 años atrás el panorama era muy diferente. Lo más cercano a una computadora conectada a Internet era una red llamada Bitnet, solo que, quienes tenían acceso a ella eran investigadores y científicos, que buscaban ponerse al día sobre los más recientes descubrimientos y avances en el mundo académico.

Costa Rica no quiso quedarse atrás y en la Conferencia Espacial de las Américas, celebrada en marzo de 1990, presentó un proyecto para integrarse a Bitnet .

La solicitud fue escuchada y se logró establecer el primer nodo de conexión a esta red, que también fue el primero en la región centroamericana, según relata Guy de Téramond en su texto “Interconexión de Costa Rica a las grandes redes de investigación Bitnet e Internet”.

Desde ella era posible enviar correos electrónicos y hacer transferencia de datos. Bitnet era operada con computadoras IBM.

Luego, vino la conexión a la red de redes: “Finalmente, la Universidad de Costa Rica (UCR) se conectó a Internet en enero de 1993. Se hizo desde la Escuela de Informática; tenía solo 12 nodos y unos 1.500 usuarios”, explicó Ignacio Siles en una publicación de La Nación, con motivo del 15 aniversario de la conexión de Costa Rica a la Internet .

Asimismo, se creó la Red Nacional de Investigación de Costa Rica (CRNet) que, utilizando enlaces de fibra óptica, interconectaba a instituciones académicas y de investigación, según figura en la reseña histórica publicada por esta agrupación.

Un salto

La herramienta salió de los centros de investigación, llegó a los comercios y a la ciudadanía. Este periódico tuvo acceso a Internet en 1993, convirtiéndose en la primera entidad privada en hacerlo. Mientras que para 1994, Radiográfica Costarricense S.A., mejor conocida como Racsa efectuó las gestiones necesarias para facilitar la conexión del sector comercial a la web.

En 1995, la versión online de La Nación vio la luz, transformándose así en el primer periódico centroamericano en ofrecer esa alternativa a sus lectores.

Los cafés Internet se asomaron a escena en 1997, acercando la plataforma digital al público en general.

Durante los años siguientes, las publicaciones en la prensa, tanto las editoriales como publicitarias, dieron cuenta de que esta era una revolución que nada ni nadie podría parar.

Otros medios de comunicación se dejaron seducir por el encanto de la nueva plataforma, Teletica fue uno de ellos. En febrero del 2000, Televisora de Costa Rica hacía su primera transmisión en Internet.

“Microsoft felicita a canal 7 y Telenoticias por realizar transmisiones en vivo por medio de su sitio de Internet, basándose totalmente en nuestra tecnología”, rezaba un anuncio publicitario pagado por la firma informática, que por esas fechas lanzaba Windows 2000.

Dirección en la web

En junio de ese mismo año, tanto Racsa como Correos de Costa Rica invitaban a los costarricenses a abrir un casillero electrónico, para comunicarse a través del e-mail .

La persona debía acercarse a las oficinas de estas entidades, y presentar su identificación, mientras que el trámite se habilitaría para los escolares y colegiales, en su lugar de estudio.

Al interesado se le ofrecía un “casillero” (correo electrónico) con su nombre completo o su número de cédula, seguido por la terminación @costarricense.cr y se le entregaba una contraseña que, si quería, podía modificar.

El servicio solo se podía acceder por medio de computadoras públicas, ubicadas en sitios específicos como Racsa, sucursales estatales de bancos, escuelas y colegios, entre otros.

Apenas cinco minutos, era el tiempo permitido para que las personas enviaran sus correos electrónicos. Si deseaban navegar más, debían pagar ¢500 por hora.

El gobierno de Miguel Ángel Rodríguez quiso involucrar a las municipalidades en la evangelización de Internet. Fue así como en julio del 2000, 81 alcaldes, se juntaron en un hotel de Escazú, para conocer el “proyecto de servicio de correo electrónico para todos los costarricenses”. Este consistía en brindar un servicio de e-mail gratuito a todos los habitantes del país, desde los ayuntamientos y con la colaboración de entidades como Racsa, la Fundación Omar Dengo, el Triángulo de la Solidaridad y el Instituto de Fomento y Asesoría Municipal (IFAM), entidades que colaborarían con equipo y capacitación necesaria.

Para ese momento, eran 39.000 usuarios de Internet, los que tenía Costa Rica.

Un año más tarde, y según informó este periódico: “El entonces ministro de Ciencia y Tecnología, Guy de Téramond, presentó un piloto de Internet Avanzada, con capacidad de hasta 5.000 conexiones, que se instaló en dos semanas”.

Sin embargo, los ticos experimentarían Internet de más alta velocidad hasta el 2005, cuando el Instituto Costarricense de Electricidad inauguró la Red Avanzada del ICE (RIA/Acelera), lo que permitiría a los usuarios vivir una experiencia de mejor y más rápida navegación.

“Junio es el mes que fijó el ICE para ofrecer en forma masiva el servicio de acceso rápido a Internet, vía telefónica, el cual llegará a 100.000 abonados”, informó La Nación , en febrero del 2005.

Entre las bondades del nuevo servicio, la publicación destacaba que: “Quienes contratan este sistema pueden estar conectados a la red las 24 horas del día sin interrumpir su servicio telefónico”.

Esto vendría a resolver un inconveniente que desató hasta problemas familiares. En ocasiones, podía ser un martirio estar conectado a Internet y que alguna persona levantara el auricular del teléfono, provocando que la conexión a la red se perdiera.

Redes sociales

Con la posibilidad de un acceso prolongado a Internet, las redes sociales comenzaron a adquirir protagonismo.

Fue así como en julio del 2008, la Revista Dominical de La Nación informaba sobre “El hermano mayor de las redes sociales: Facebook” y lo describía como un sitio en que cada persona tiene una lista de amigos y cada amigo tiene su propia lista de amigos, pero cada uno puede ver la lista de amigos de sus amigos… Más que un trabalenguas, es una telaraña donde todo el mundo ve lo que el otro hace o dice”.

Las publicaciones en la web comenzaron a pesar también en el tema de las contrataciones laborales, por lo que este diario recomendaba en setiembre del 2008, pensar muy bien lo que compartiría en redes sociales. “La información personal incluida en estas redes es información divulgada y no confidencial. Sin embargo, quien se encargue de los procesos de selección debe tomar decisiones cuidadosas a partir de la revisión de estos perfiles”.

Las políticas de privacidad también fueron parte de las primeras advertencias que recibieron los usuarios conforme la popularidad de las redes crecía. “El usuario medio ignora los riesgos y que las políticas de privacidad no suelen servir de mucho porque prácticamente nadie las lee y pueden ser cambiadas a gusto del sitio web ” se leía en La Nación, en febrero del 2009.

Apertura

A finales del 2011, cuando se concreta la apertura de telecomunicaciones, los operadores que llegaron al país buscaban diferenciarse y capturar clientes con Internet móvil, explicó Gilles Maury, Gerente de Tecnología, Medios y Telecomunicaciones de Deloitte.

Es por esa razón que “hubo una tasa de crecimiento en la adopción del Internet móvil absolutamente increíble, por parte de los costarricenses. En ningún otro país se ha observado una adopción tan masiva, lo cual también se entiende por la cultura que se había establecido ya en el país, muy diferente a lo que se observaba en otras naciones de la región.

El servicio de telecomunicaciones móvil estaba bastante barato, por lo que las personas lo usaban sin miedo a tener facturas muy altas, había mucha apetencia del tico ”, comentó Maury.

El Internet celular significó también un cambio de hábitos que, años después, permitió que los costarricenses adoptaran servicios basados en aplicaciones o en la web. De ahí el éxito que han tenido en el país Waze, la aplicación que brinda información sobre el tráfico vehicular y Uber, el servicio que conecta a pasajeros con choferes. Ni qué decir de otras apps como Whatsapp, Instagram y Snapchat...

Según Maury, la siguiente etapa llegó cuando las operadoras quisieron acercarse a la Superintendencia de Telecomunicaciones para adaptarse un poco a las reglas del juego de un mercado de telecomunicaciones que sigue evolucionando. “Para tener más flexibilidad en la conformación de servicios. Esto de cara a la economía digital”.

¿Hacia dónde va el Internet celular ahora? Según Maury se hablaba de que los operadores habían perdido la batalla del contenido ante gigantes como Apple o Google, pero que hoy están retomando la iniciativa de ofrecer servicios en la nube o Internet de las Cosas, lo cual plantea un reto a nivel de regulación y oferta comercial.