Tres costarricenses destacan entre los jóvenes menores de 35 más innovadores de Centroamérica

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Un método más eficiente y económico para fraccionar el plasma sanguíneo, un biodigestor que convierte los excrementos del ganado en biogás y un sistema para aprovechar el rastrojo de la piña son las invenciones que colocaron a tres costarricenses entre los siete "Innovadores menores de 35 Centroamérica 2016".

El reconocimiento será otorgado por la revista MIT Technology Review en español, el próximo 12 de noviembre en Guatemala.

El galardón cuenta con el apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y del Ministerio de Economía de Guatemala y destaca a jóvenes menores de 35 años, emprendedores e investigadores tecnológicos con proyectos disruptivos que impactan en la sociedad.

Una de ellas es la costarricenses Mariángela Vargas, de 33 años, quien labora en el Instituto Clodomiro Picado (ICP) de la Universidad de Costa Rica (UCR) y destaca por haber desarrollado un método más eficiente para fraccionar el plasma sanguíneo y, de esta manera, obtener medicamentos derivados de la sangre. Esto debido a que los métodos actuales implican altos costos de infraestructura y operación, pues se realizan en condiciones de refrigeración.

Vargas explicó que durante las transfusiones sanguíneas se realiza una separación física de los componentes que integran la sangre, los glóbulos rojos son separados por sedimentación, y así se recupera el plasma, el cual es la porción líquida de este fluido.

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"En Costa Rica, alrededor de un 30% del plasma colectado se usa a nivel clínico, y el restante podría ser aprovechado como materia prima para fabricar medicamentos derivados del plasma", afirmó Mariángela Vargas.

La joven recibe este reconocimiento por desarrollar una tecnología menos costosa, que permite extraer del plasma compuestos como albúmina y anticuerpos —proteínas que se pueden utilizar para el tratamiento de algunas enfermedades o padecimientos—, con alto rendimiento y fármacos que cumplen con los requerimientos de calidad internacionales.

El desarrollo de esta tecnología fue la base del proyecto doctoral de Vargas. Sin embargo, adquirió relevancia institucional en el ICP y ha sido trabajada en conjunto, tanto por la joven, como por otros profesionales de la Sección de Desarrollo Tecnológico dentro de este centro de investigación.

Desechos

Por su parte, Joaquín Víquez, un costarricense de 30 años fue galardonado por su iniciativa llamada Viogaz.

Este joven, egresado de la Universidad Earth, asesora a responsables de fincas para la implementación de biodigestores, en los que se puede aprovechar el excremento de ganado en la generación de biogás.

Víquez ejemplificó cómo funciona el biodigestor diseñado por él y su equipo. "En una granja de cerdos que se implementa el biodigestor para tratar los malos olores (generados por los excrementos), me decían que antes solo podían calentar a los cerditos una semana, ahora los pueden calentar durante más tiempo".

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Lo anterior ha provocado que los animales salgan más gordos y se enfermen menos.

La creación del biodigestor es personalizada, pues la empresa de Víquez se encarga de visitar al productor y conocer los retos y oportunidades que tiene cada finca y si consideran que esta es una tecnología que resultará provechosa para el finquero, proceden a negociar el costo del biodigestor.

La pasión por los biodigestores le nació a Víquez desde el colegio, cuando fabricó uno para presentarlo en una feria científica. "Recuerdo haberme sentido muy impactado cuando vi el gas", comentó el joven galardonado.

Materia valiosa

Aprovechar lo que otros ven como desperdicio convirtió a Esteban Bermúdez en otro de los jóvenes más innovadores de Centroamérica.

El cofundador de la empresa de consultorías Escoia está impulsando el uso de residuos de piña, para convertirlos ya sea en biogás, fertilizante, u otros productos como textiles, por ejemplo.

"Nos dimos cuenta de que en el país se generan alrededor de 10 millones de toneladas de residuos de piña. Cada dos años, toda esa biomasa, todas esas plantas que hay que destruir para volver a acondicionar los suelos se convierten en un desecho, que podría ser un recurso para producir otras cosas", apuntó el joven.

Por ello, Bermúdez propone una economía circular, que trate de minimizar la cantidad de residuos y ayudar a los productores a generar nuevas fuentes de ingresos.

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"Hemos explorado la posibilidad de producir desde electricidad o calor (con el rastrojo de la piña). Pero, también tenemos alianzas con centros de investigación del país, para producir químicos para la industria alimenticia o farmacéutica".

Esta es la tercera edición de estos premios del MIT Technology Review en español también serán reconocidos una panameña y tres guatemaltecos.

"Para el BID es fundamental apoyar el emprendimiento, la innovación, la ciencia y la tecnología como instrumentos que aceleren el desarrollo. Y reconocer a estos jóvenes centroamericanos que están creando soluciones que mejoran vidas nos inspira y motiva. Es un honor ser parte de este proceso", señaló Fernando Quevedo, representante del BID en Guatemala.