Niño emprendedor crea ‘cajitas de bomberos’ para salvar vidas

El menor planea que su empresa sea global y se ha propuesto vender 100 cajitas por país. Además, asegura que ya empezó a exportar a otras naciones, como México.

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

A los cuatro años, Javier Cravioto Tenorio decidió que quería ser bombero y visitó una estación para preguntar si a su edad podía serlo.

Javi, como le dicen sus allegados, se topó con una negativa, pero no se dio por vencido, ya que su objetivo a fin de cuentas, era salvar vidas.

“Así de triste, en el auto volviendo a casa, no me rendí con el sueño y empecé a investigar”, recordó el niño, vecino de Cascajal de Coronado, quien ahora tiene ocho años.

Fue así como decidió crear una “cajita de bomberos” y darle vida a su negocio.

Esta cajita cuenta con materiales tales como una mascarilla, curitas, un foco y un silbato entre otros implementos, y su principal objetivo es que las personas puedan echar mano de su contenido y salvarse, en alguna emergencia.

---

Pero no lo hizo solo, sino con ayuda de Business kids. Según Luis Daniel Ramírez, coordinador de proyectos de Yo emprendedor, Javi participó en este programa que es parte de la semana global de emprendimiento.

“Tenemos muchísimo tiempo de trabajar con la semana global y muchas organizaciones se han alineado cada año para formar parte de la iniciativa, una de ella, de la cual estamos muy orgullosos es Business kids, porque atrae mucho talento y desde joven”, comentó Ramírez.

En las palabras del niño, participar le ayudó “bastante a comprender mi empresa, cómo manejarla, cómo balancear el dinero y otras cosas, también el marketing”.

Cravioto vende sus productos en dos presentaciones: una caja rectangular con forma de carro de bombero y unas bolsitas con algunos de los implementos. Mientras el primero vale ¢ 6.000, la bolsita ¢ 3.500.

El niño ha estado cuidando cada detalle, para asegurarse de que sus clientes cuenten con lo mejor y estén satisfechos.

En el camino, el pequeño identificó que los guantes que contiene su kit eran de látex y tras participar de una feria en la que exponía sus productos, se dio cuenta de que podía haber personas alérgicas a este material.

“Decidí apenas terminara me iba a ir a la casa a investigar de guantes que no tuvieran alergenos o al menos el que fuera menos común para alergias”, dijo Javier.

También se percató que el silbato que había estado utilizando para las Cajitas de Bomberos “era muy pequeño, vi que había unos más grandes y más ruidosos. Apenas se me acabaron las cajitas con los silbatos pequeños cambié los que tenía por silbatos más grandes”, recordó.

Los implementos los compró cerca de su casa, en una tienda, sin embargo, también detectó que las curitas que había incorporado inicialmente eran de mala calidad. Entonces, le pidió recomendación a su pediatra, para saber cuáles podrían ser mejores y comenzó a comprarlas.

“No hace mucho conocí a una vulcanóloga llamada Claire. Ella y otro vulcanólogo llamado Gino de parte de Volcanes Sin Fronteras me ayudaron también con lo de la mascarilla”, dijo el niño.

Inicialmente Javi había incorporado mascarillas estándar, que son buenas para evitar las bacterias. Sin embargo, su amiga Claire, “que vive en otro país” le aconsejó usar las mascarillas N95, que son especiales en caso de ceniza y muy apropiadas para un país como el nuestro, según Javi.

Luego de detectar las mejoras que podía hacer en su producto, este escolar vio que “bastantes empresas se comunicaban por páginas web y empecé por el punto com”.

Fue así como abrió su propia página web www.cajitasdebomberos.com y siguió con su cuenta de Facebook, Instagram y finalmente Twitter, por recomendación de su amiga Claire.

Aprendizaje

Javi tiene muy claro que quiere que su empresa sea global, por ello se ha propuesto vender 100 cajitas por país. Eso sí, está consciente de que esa meta requiere de trabajo y por eso ya ha empezado a “exportar” a México sus productos.

Para él, el tema de ser emprendedor desde temprana edad estaba clarísimo, aunque al consultarle si otros niños deben serlo responde que: “cada uno decide su camino de vida y cada quien decide si tener una empresa o no, investigar o no”.

A su corta edad, Javi ya obtuvo algunos aprendizajes, entre ellos: “No subestimarse al no ser un experto; he aprendido a valorarme, a arreglar errores, el silbato pequeño, los guantes de látex, las curitas de mala calidad”, aseguró.

Mientras continua haciendo crecer su negocio sostiene que “su sueño máximo es salvar vidas que estén en peligro, yo moriría por salvar personas , muchas personas”.