En Bajos de Jorco de Acosta la química ayuda a combatir el desempleo

Ahí funciona un laboratorio que da trabajo a vecinos de este pueblo ‘dormitorio’, quienes se encargan de la elaboración y distribución de cremas para la cara, champú y geles dermatológicos.

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A poco más de una hora de San José, en Bajos de Jorco de Acosta se encuentra Nature-Tec, un laboratorio poco común.

La empresa creadora de champú de hierbas, cremas de colágeno facial y corporal y geles dermatológicos basados en aloe e ingredientes como la guanábana, entre otros productos, cobró vida hace cinco años y con ello, trajo oportunidades a un pueblo “dormitorio”, donde la oferta laboral se reduce a coger café, trabajar en el campo y labores domésticas.

Uno de los primeros en llegar al laboratorio fue Enrique Calderón, de 43 años, quien desde hace 30 se dedica a labores del campo, como cortar caña y cuidar el ganado.

Ahora Quique, como le dicen de cariño se encarga de sembrar y cuidar el aloe que utilizan para los productos que se elaboran en este laboratorio y hasta le ha tocado llenar los envases de producto. “Es bonito hacer trabajos nuevos, porque confían en uno”, admitió.

Abrir un laboratorio de este tipo en un pueblo alejado de San José, sonó descabellado para muchos, según recuerda el químico, investigador y profesor de la Universidad de Costa Rica, Darío Chinchilla Chinchilla, fundador de Nature-Tec.

“La primera vez que yo dije que iba a hacer un laboratorio en Bajos de Jorco de Acosta, hubo personas que dijeron que era una estupidez, por la distancia que había que recorrer para trasladar las materias primas, sin embargo acá estamos”, recordó.

Además destacó que el laboratorio ha contado con el apoyo de la Municipalidad de Acosta y del Ministerio de Salud, que lejos de ponerles trabas, los guiaron para que todo estuviera en regla.

Convencido de su idea, Chinchilla no optó por un crédito, sino que vendió un saxofón, para tener capital inicial y se asoció con su hermano Ronald, quien le facilitó un terreno y unas instalaciones que estaban en obra gris, para establecer el laboratorio.

“Él necesitaba no solo infraestructura, sino terreno para poder cultivar, y yo tenía ambas. (...) La parte más importante del proyecto es poder fabricar algo de calidad y contribuir a generar empleo en una zona como Acosta”, comentó.

El proyecto comenzó a generar resultados desde la mitad del primer año de existencia y según Darío Chinchilla surgió como una respuesta “ante el mal manejo que existe de los productos naturales. La fitoquímica (los procesos químicos de las plantas) debe conocerse bien, qué identidad química y qué estructura tienen para poder entender la manera de extraerlos y preservarlos”, comentó Chinchilla.

Asimismo aseguró que si bien todas las personas que trabajan con él en la empresa, no tienen una carrera universitaria, ni afín con lo que se hace ahí, sí tienen la capacidad de aprender, y han aprendido bien.

Rafael Ángel Díaz, de 41 años, por ejemplo se ha dedicado toda su vida a la construcción, pero tuvo un reto con Nature-Tec.

“Para una casa de habitación no le piden tanto a uno como en un laboratorio. Por ejemplo, poner duchas especiales o hacer las curvas (esquinas redondeadas) para que no quede nada contaminante”, contó Díaz.

Este vecino de la zona se mostró agradecido porque Chinchilla confió en él. Además, “es algo que jamás creí, trabajar en un laboratorio, menos de una persona (como yo) que llegó hasta sexto”.

Receta

En Nature-Tec, los colaboradores también han aprendido cómo formular, es decir, cuál es el proceso preciso para que cada producto natural que se desarrolla en la empresa, bajo la marca Terra & Botanics cumpla con la calidad exigida por las regulaciones del país.

“Antes yo me dedicaba a servicios domésticos o si había que coger café, se cogía café, porque como ve es un pueblito muy pequeño”, contó Angie Portilla de 33 años, quien estaba sin trabajo cuatro años y medio atrás, cuando se le presentó la oportunidad de ser parte del laboratorio.

Ella, en palabras de Darío Chinchilla ha aprendido “mejor que cualquier químico” a realizar las formulaciones de los productos.

Portilla explicó que su trabajo se asemeja a seguir una receta: “cuidar los gramos, pesar. Ahí no podemos equivocarnos porque estamos haciendo un producto. Hay que ir paso a paso”.

Junto a ella trabaja Fabiana Retana, una joven de 19 años, graduada del colegio el año pasado. “Lo que me gusta acá es que usted está y se siente como en mucha confianza: por como lo tratan, a uno el miedo se le va. Aquí enseñan, uno se motiva y le dan ganas de trabajar”, explicó.

Darse a conocer

En este laboratorio, una vez que los productos están listos, Greivin Castro, es el que se ocupa de las ventas. Para él esto ha sido un reto, sobre todo por el hecho de dar a conocer un laboratorio nacional, pues la gente a veces tiene el concepto que lo del país no es de alta calidad.

Su ruta de entrega de productos inicia en Paso Canoas y termina en Guanacaste. Actualmente, el laboratorio tiene presencia en todos los cantones del país.

Los artículos se venden en farmacias, macrobióticas y supermercados.

Por su parte, la consultora María Fernanda Cortés, se ha encargado de brindar asesorías en sistemas de gestión de calidad. “Esto quiere decir que se toma una norma internacional, o nacional, en este caso las del Ministerio de Salud y la convertimos en prácticas del laboratorio, que sean parte de la labor del día a día. Procuramos que todos los procedimientos se hagan siempre de la misma forma”, dijo.

Grevin Castro, el vendedor, asegura que al inicio debieron enfrentar algunos retos, entre ellos: “La cultura de las personas, la mala información que se ha dado en el país sobre los productos orgánicos”. E inclusive, les ha tocado lidiar con personas que: “al ser nosotros de un pueblo humilde, mucha gente no cree que tengamos lo que tenemos hoy en día. Dichosamente el mismo producto ha ido hablando por la empresa".