Análisis: Chromebook, de las nubes a la tierra

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Nueva York (The New York Times). Se pueden decir todo tipo de cosas buenas sobre el concepto de laptop Chromebook de Google. Se puede decir que se adelanta a su tiempo. O que está rompiendo paradigmas. O que, conforme siguen los fracasos, al menos éste fue todo un éxito.

El año pasado, Google produjo cantidades limitadas de la CR-48, una elegante laptop negra prototipo que envió a periodistas y blogueros, en busca de retroalimentación. Su esperanza era que, eventualmente, las verdaderas compañías de laptops fabricaran Chromeboks. Recientemente, la primera salió a la venta: la Samsung Serie 5 (500 dólares con celular, 430 dólares sólo con Wi-Fi).

¿Y qué es el concepto Chromebook? Suposición 1: En estos días, uno se puede conectar a Internet casi en cualquier parte. Suposición 2: El software en línea gratuito de Google puede hacer casi todo lo que puede hacer un software común: correo electrónico (Gmail), navegación por Internet (Chrome), conversaciones (Google Talk), fotos (Picasa), procesamiento de palabras, hojas de cálculo, presentaciones de diapositivas (Google Docs), etcétera.

Conclusión: Una laptop no necesita un disco duro. No necesita programas incorporados. No necesita Windows o Mac OS X. No necesita un escritorio, archivos o carpetas. Todo lo que uno necesita está en línea, así que todo lo que la laptop necesita es un navegador de Internet.

Es una idea atractiva. ¿Sin disco duro? Eso significa partes móviles y vida de batería prolongada (8.5 horas por carga). Eso también significa un peso más ligero (1.5 kilos). La Samsung tiene sólo un disco SSD de 16 gigabytes (básicamente un gran chip de memoria, como en el iPad o el iPhone.

¿Sin Windows? Eso significa sin virus ni spyware. Sin números de serie o protección de copias. Sin pagos a Microsoft por las actualizaciones cada dos años. Sin procesos de inicio de dos minutos; una Chromebook se inicia en menos de 10 segundos.

¿Son archivos almacenados en la laptop? Eso significa que no importa si pierde o le roban su Chromebook. (Bueno, no tanto.) No tiene que preocuparse por respaldos. Puede conectarse con cualquier otra Chromebook, y encontrar todo su mundo de software esperándole.

La Samsung misma es hermosa, con la apariencia de una MacBook austera y despejada. Las orillas redondeadas del cuerpo de plástico negro (y el panel superior blanco o plateado) hacen que sea un gozo sostenerla, y contemplarla.

La sensación del teclado es fantástica. La sencillez y pureza de esta laptop es refrescante y nada amenazante; es como un iPad con teclado (y sin pantalla táctil).

De hecho, Samsung/Google podrían haber ido un poco demasiado lejos en la búsqueda de la elegancia espartana. En vez de una hilera de teclas de funciones arriba, hay teclas específicas para brillantez, volumen de bocinas y navegación de Internet (Retroceder, Avanzar, Actualizar, Pantalla completa, Próxima ventana). No hay tecla de Avanzar o Borrar, tecla de Funcionario, tecla de menú, tecla de Pantalla de Impresión o tecla de Windows (obvio).

De hecho, ni siquiera hay tecla de Bloqueo de mayúsculas. Es grandioso que Google quiera deshacerse de las teclas que piensa que la gente no usa mucho, pero oigan ¿el Bloqueo de mayúsculas? ¿Qué sigue, las teclas de paréntesis? ¿El punto y coma? ¿Q, Z y X? (En lo profundo de la página de Configuraciones, hay una forma de reasignar la tecla de lupa – la tecla de Búsqueda para navegar por Internet – para que actúe como tecla de Bloqueo de mayúsculas. Pero aun cuando fuera una solución ideal, que no lo es, tendría suerte en encontrarla: Samsung no ofrece una sola página de instrucciones de operación impresas.)

La laptop tiene dos conexiones para USB, una cámara Web, una conexión para salida de video, una ranura para tarjeta de memoria y una conexión para audífonos/micrófono, pero no Bluetooth, conexión de Ethernet, puerto de FireWire o disco DVD.

Es realmente extraño usar una computadora donde todo sucede en su navegador; si conecta un disco duro o una memoria USB, incluso ve sus contenidos en una ventana de navegación. No puede abandonar o minimizar el navegador; no hay escritorio detrás, no importa qué le diga su instinto.

Pero demos a este paradigma cambiado una oportunidad. ¿Cuán bien se sostendrá el nuevo concepto de Google en el mundo real?

Desafortunadamente, no muy bien.

La primera suposición es que uno se puede conectar dondequiera que vaya. Eso es más bien crítico, porque cuando no está en Internet, una Chromebook no puede hacer casi nada. Usted no puede revisar su correo electrónico, leer documentos o libros o escuchar música. Con muy pocas excepciones, cuando la Chromebook no está en línea, es un pisapapeles de 1.5 kilos. (Google dice que una actualización este verano al menos permitirá que el usuario lea su correo electrónico, calendario y Google Docs cuando esté desconectado, y que con el tiempo se crearán más aplicaciones para ser usadas sin conexión.)

Quizá en el Valle del Silicio, donde viven los ingenieros de Google, se pueda vivir toda la vida en línea. Pero en el mundo real, se puede usar esta laptop sólo donde se puedan encontrar, y pagar, áreas Wi-Fi. O una señal celular de Verizon, si ha comprado el modelo de Samsung de 500 dólares.

Verizon ofrece dos años de servicio gratuito con ese modelo, pero tiene un límite de 100 megabytes de datos al mes, una cuota risiblemente pequeña para una laptop que no puede hacer nada sin una conexión de Internet. Se puede mejorar: por ejemplo, un gigabyte de datos por 20 dólares al mes, o 5 gigabytes por 50 dólares. Al menos no se requiere contrato de dos años.

Intenté valientemente de usar la Samsung como mi máquina principal, pero para el final de la semana, estaba casi dispuesto a lanzarla como si fuera un disco volador.

Tomé cuatro vuelos con ella. En cada puerto de salida, tuve que pagar 7 dólares por Wi-Fi. Tres de los vuelos no tenían Wi-Fi a bordo, así que la Chromebook se quedó inútilmente en mi mochila. En el cuarto, el Wi-Fi costaba 13 dólares. Eso es: 13 dólares cada vez que vuele, sólo para ver sus propias fotos y documentos. Luego 17 dólares por el horrible Wi-Fi del hotel.

Que Dios le ayude en un crucero, donde el Wi-Fi cuesta varios dólares por minuto.

¿Qué hay de la segunda suposición, la de que el software en línea gratuito de Google puede hacer todo lo que usted quiera?

El software de Google realiza las tareas básicas (no se puede usar una Chromebook sin una cuenta de Google). Pero ¿qué hay si quiere correr un software de marca verdadero? ¿Photoshop? ¿Quicken? ¿Skype? ¿World of Warcraft? FileMaker o Access? ¿Cómo va a sincronizar o a respaldar su iPad, iPhone o iPod si no puede correr iTunes? ¿Qué hay de las aplicaciones especializadas que su compañía podría requerir?

El mercado de Chrome ofrece mil programas Chrome. La mayoría son gratuitos. Pero la mayoría son también programas de peso ligero tipo teléfono: clima, contadores deportivos, etcétera. Viven en línea, así que todo lo que uno está instalando es un favorito.

Hay otro problema más inquietante: ¿No le hace sentir un poco inquieto que su colección de fotos no esté en una computadora en la que usted pueda meter mano? ¿Qué cuando se cae el Internet, no pueda acceder a ninguno de sus archivos?

Además, Google dice que su sistema operativo Chrome es súper seguro. Pero en estos días, cada semana trae otra historia de un ataque de hackers contra una corporación importante, y más de nuestros datos privados robados: Sony, Citibank, etcétera. En marzo, alguien hackeó una compañía de mercadotecnia y obtuvo acceso a los listados de correo de Best Buy, Wal-Mart, Ti-Vo, CapitalOne, Marriott, el College Board, Hilton, Ritz-Carlton, US Bank, JPMorgan, Chase Bank, Kroger, Barclays y muchos otros.

¿“La nube” es realmente donde uno quiere conservar las únicas copias de sus archivos más privados y más importantes?

La verdad es que, considerando cuán básica es la Samsung, uno tiene que preguntarse por qué es tan grande, pesada y costosa como es. Se pueden encontrar muchas laptops con Windows con el mismo precio, peso y tamaño.

Quizá el concepto Chromebook volaría si costara 180 dólares en vez de 500 dólares. Quizá tenga más sentido rentarla (estudiantes y corporaciones pueden rentar Chromebooks por entre 20 y 30 dólares al mes). Quizá volará una vez que este país tenga Internet celular 4G de costa a costa gratuito, lo cual sería después de que se congele el infierno.

Por ahora, sin embargo, uno debería elogiar a Google por su noble experimento. Uno debería emocionarse con las posibilidades del futuro en línea. Debería ser motivo de exaltación que alguien esté tratando de reestructurar las guerras de los sistemas operativos.

Pero a menos que usted sea un masoquista al que le gusta ser de los primeros en adoptar las nuevas tendencias y que tiene dinero en abundancia, probablemente no debería comprar una Chromebook.