Watson: ‘Yo no seguiré este juego entre Costa Rica y Japón’

Paul Watson, ambientalista

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Ha pasado más tiempo en el mar que en la tierra. Su mayor preocupación son las ballenas, los tiburones, los peces, las tortugas y las aves marinas, a los que llama sus “clientes”. Escapó de Alemania y llegó a los Países Bajos. A Costa Rica no vendrá porque, para él, Japón está detrás de su cabeza. Rechaza el calificativo de “terrorista del océano”. Delegó en sus abogados los casos judiciales que tiene, para concentrarse en liderar operativos marinos.

Paul Watson, fundador del grupo ambientalista Sea Shepherd, habló con La Nación mediante una videoconferencia desde el océano Antártico. Este es un extracto del diálogo, traducido del inglés.

¿Es cierto que usted no tenía otra opción más que huir en vez de enfrentar el proceso penal?

Un viernes de julio, recibí una llamada de un partidario diciéndome que el ministro de Justicia alemán había dicho que, cuando yo me reportara a la Policía el lunes, sería detenido y llevado a Japón. No tenía otra opción. Si me enviaban a Japón, nunca podría dejar ese país. Me fui para unirme de nuevo a mis barcos.

”Yo me siento más productivo oponiéndome a la pesca ballenera japonesa en vez de estar sentado en una cárcel de Japón. Los tribunales han dicho que yo debo ir a Costa Rica a aclarar todo esto, pero sé que, si voy, pueden detenerme para enviarme a Japón. El final de este juego es enviarme a Japón, no tiene que ver con Costa Rica. Yo no dañé ninguna propiedad. Nunca he lesionado a nadie en toda mi carrera”.

¿Qué procesos tiene Japón contra usted?

En 2011, el barco ballenero japonés Shonan Maru II golpeó a uno de mis buques de $1,5 millones, el Ady Gil , y lo partió por la mitad. Ellos se rehusaron a cooperar con las autoridades marinas de Nueva Zelanda. El capitán ni siquiera fue cuestionado por lo ocurrido. Casi matan a seis tripulantes. El capitán del Ady Gil , Pete Bethune, se subió en la noche al Shonan Maru II para confrontar al capitán por destruirle el barco, pero fue arrestado, llevado a Japón y acusado por invasión a la propiedad privada. Los japoneses le ofrecieron un trato por el que le suspenderían la sentencia si a cambio él me acusaba a mí de haberle ordenado que se subiera al Shonan Maru II , y él accedió. Su problema es que todo está grabado, y yo le aconsejé que no se subiera. La única evidencia que Japón tiene en contra mía son los alegatos de ese hombre.¿Por qué reaparece en público ahora? ¿Lo han entrevistado otros medios?En el New Yorker me hicieron una entrevista. He hablado con medios australianos, pero no del caso. Mi caso es secundario a mi preocupación principal, que es detener la flota ballenera de Japón. Ese es mi objetivo principal, y para esto he dado entrevistas. ”Yo no puedo hacer nada que no me permitan mis abogados en Costa Rica, Alemania y Estados Unidos sobre este caso. Yo no soy abogado, pero puedo hacer mi trabajo como conservacionista, y en esto me voy a concentrar. Si mis abogados pudiesen resolver este caso, eso sería grandioso, maravilloso; pero no hay nada que yo pueda hacer al respecto. Lo que mejor puedo hacer es lo que hago ahora”.

¿Por qué en el 2002 no concilió con los pescadores?

Ellos quieren dinero. Yo no le doy dinero a pescadores furtivos. Ellos estaban pescando ilegalmente, son criminales, y no les daré dinero. Si yo pudiera sobornar a alguien con el poder capaz de sacarme de esto, no lo haría. Esto no es por el dinero, y no le pagaré a estas personas: es así de simple. No me importa cuánto monto quieran o por qué lo quieran. Los atrapamos matando tiburones ilegalmente, lo tenemos grabado, tenemos la prueba, y al tribunal no le interesa.

Mucha gente apoya sus propósitos, pero ahora algunos podrían tener dudas sobre los medios que usted emplea. ¿Ha pensado sobre esto?

Mis clientes son ballenas, tiburones, peces, tortugas y aves marinas. Ellos son los que me preocupan. Entonces, a mí no me preocupa lo que la gente pueda pensar que yo haga. Si la gente quiere criticar mis tácticas, es la opinión que ellos tienen, pero yo me preocupo por los resultados: hemos salvado más de 4.000 ballenas en el océano Antártico, y empezamos a detener operaciones del aleteo de tiburón en el Pacífico. Así pues, nosotros medimos nuestro éxito por las vidas de los clientes que están a salvo, no por lo que la gente piense de esto.

¿Qué es más importante para usted: un ser humano o un tiburón o una ballena?

Me critican porque yo dije que los gusanos eran más importantes que las personas. Yo lo dije porque es cierto. Los gusanos pueden vivir en la Tierra sin las personas, pero las personas no pueden vivir en la Tierra sin gusanos. Esa es una realidad ecológica. Necesitamos los gusanos, ellos no nos necesitan. Necesitamos peces, ellos no nos necesitan a nosotros. Ellos son más importantes que nosotros porque ellos nos sostienen, nos mantienen. Sin ellos, nosotros no podríamos existir. Los océanos están muriendo. El comandante Jacques Cousteau dijo, poco antes de morir, que los océanos se están muriendo en nuestro tiempo, y lo están. He visto en mi vida una continua disminución de la biodiversidad en nuestros océanos. El 30% del plancton desde 1950 a la fecha se ha ido, y esto es lo que provee el 80% del oxígeno al planeta. Si destruimos las ballenas, los tiburones y los peces, los océanos morirán. Si los océanos mueren, nosotros moriremos. No vivimos en este planeta con un océano muerto: tan simple como eso. Lo que hacemos es proteger a los océanos porque, al final, estamos protegiendo a la humanidad.

¿Cómo cree usted que vaya a terminar este caso?

No lo sé. Mi preocupación es detener las flotas balleneras de Japón. Si debo permanecer en el océano por años, lo haré: no hay problema, pero no seguiré este juego entre Costa Rica y Japón porque no creo que haya una intención de justicia.

¿Por qué dice que hay mediaciones políticas en este caso?

Nosotros fuimos a Costa Rica en 1999 y en el 2001 –no estoy seguro del año–. Interceptamos un palangrero ecuatoriano cerca de la isla del Coco con cientos de tiburones muertos a bordo. Lo interceptamos y lo entregamos a los patrulleros de la isla del Coco. El buque fue llevado a Puntarenas, hubo un juicio, y ese fue el primer caso de un buque de pesca ilegal confiscado por los tribunales en Costa Rica. Fue confiscado por las pruebas que nosotros recolectamos porque intervinimos. ”Continuamos con el trabajo y dimos equipo a los guardacostas de la isla del Coco. En el 2002, fuimos a hacer un acuerdo de cooperación con el Gobierno para proteger a la isla del Coco. Allí fue cuando ocurrió el incidente. Yo creo que hubo mucha presión sobre el Gobierno en ese momento para asegurarse de que ese acuerdo no ocurriera. ”Cuando me reuní con el ministro de Relaciones Exteriores de Costa Rica [el año pasado en Alemania], me dijo que no había pruebas de que el Varadero I fuera un barco para el aleteo de tiburones. El hecho es que lo grabamos por tres horas aleteando. El buque había sido detenido en isla Galápagos un año atrás y multado por pesca ilegal. Ya era un buque condenado por pesca furtiva. Lo que no entiendo es que, viendo los cientos de miles de dólares que invertimos en el 2002 en equipo para guardacostas de la Isla del Coco ayudando a Costa Rica, el Gobierno tome una posición de defensa de un buque condenado por pesca furtiva [ Varadero I ] contra un grupo ambientalista.

”Eso eleva mis sospechas de que hay una motivación política en San José. Yo no creo que esto sea un asunto de justicia; creo que todo es por corrupción. Creo que todo es porque hay un montón de dinero producto de las exportaciones de aletas que Costa Rica hace a China.¿Por qué renunció a Sea Shepherd en los Estados Unidos?En febrero del año pasado, los japoneses interpusieron un asunto civil contra Sea Shepherd en Estados Unidos, y pidieron una medida cautelar para que dejáramos de interferir en las operaciones balleneras. El juez Richard Jones negó esa petición y fijó el juicio para setiembre del 2013, pero en diciembre, de manera sorpresiva y sin precedentes, tres jueces de la Corte de Apelaciones del Noveno Circuito aceptaron la medida cautelar sin ningún argumento legal presentado y solo enviaron un correo electrónico de una página, lo que es muy inusual. ”Así pues, no tenemos ninguna posibilidad de desafiar esto hasta setiembre, y debemos cumplir la orden del tribunal de no interferir con ninguna operación ballenera, lo que significa que no podemos estar a menos de 500 yardas de un buque ballenero. Así pues, para continuar con la campaña tuve que renunciar, de modo que Sea Shepherd de los Estados Unidos ya no está más involucrada en la operación “Cero Tolerancia”.No obstante, como la Corte de Apelaciones del Noveno Circuito no tiene autoridad sobre Sea Shepherd en Australia, ahora estamos allí con la operación de “Cero Tolerancia” y sus buques están registrados y con banderas de Australia y los Países Bajos.