Bastaron unos pocos minutos de fuertes lluvias y vientos para tumbar un gimnasio estudiantil construido hace solo dos años en el Colegio Técnico Profesional de La Cuesta de Corredores, Puntarenas.
El hecho ocurrió el viernes en la tarde, cuando no había estudiantes ni personal docente en la estructura deportiva, con un área de 864 metros cuadrados y construida con vigas de metal, piso de concreto y techo de láminas de zinc.
Según Lidia Vega, secretaria de la Junta Directiva del Colegio, la obra tuvo un costo de ¢56 millones que fueron financiados por la Junta de Desarrollo Regional de la Zona Sur (Judesur).
La construcción fue hecha por la empresa Constru S. A. Rónald Chavarría, ingeniero a cargo de la obra, dijo que la fuerza del viento provocó el desplome del gimnasio.
“El techo tiene estructura de perling de metal y láminas de zinc. El material utilizado en las bases es el correcto, pero el tipo de viento tan fuerte y las ráfagas ocasionaron que colapsaran las bases del techo”, explicó Chavarría.
Ignacio Carrillo, director ejecutivo de Judesur, manifestó que este lunes solicitará la inspección de un ingeniero porque “aquí se invirtieron fondos públicos”.
Casas sin techo. Los vientos dañaron no solo el gimnasio, sino también casas vecinas.
La vivienda de Adrián Barahona, vecino de Cuervito de Corredores, también sufrió daños.
“Estaba con mis dos hijas y nietos cuando, de un momento a otro, un fuerte viento se llevó las laminas de zinc de mi casita”, agregó Barahona.
En otras comunidades, como en Laurel, Caucho, Colorado, Cuervito y La Cuesta de Corredores, hubo casas destechadas.