Víctor Medina: ‘Si salgo vivo, mi meta es hacerlo con la frente en alto’

Oficial dice que hay gente que lo trata de ‘baboso’ por no aceptar dinero

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“¡Qué nadie diga que soy un sinverguenza, porque mis padres no me enseñaron a serlo! Si salgo vivo de la Fuerza Pública, mi meta es hacerlo con la frente en alto”.

Así se expresó Víctor Manuel Medina Medina sobre los frutos de una trayectoria de 62 años de vida, de los cuales, se ha destacado como policía por casi tres décadas. Apenas tiene el noveno grado aprobado y se capacitó en la Academia Nacional de Policía.

Hace poco más de una semana, el 5 de octubre, el humilde oficial fue galardonado por su honestidad e integridad; es el primer policía que recibe el premio nacional de valores Rogelio Fernández Guell, según registros de la Comisión Nacional de Valores.

El sargento, de origen guanacasteco, confiesa que aún no sale del asombro por tal reconocimiento. “Nunca pensé que me lo fuesen a dar. Para mí, fue una sorpresa. Me siento orgulloso”, expresó con una sonrisa que le descubre los dientes plateados y le arruga su tez morena.

El experimentado policía asegura que no conoce el miedo, aunque siempre duerme con su pistola en el pecho. Ni siquiera sintió temor al haberse topado solo con dos capos mexicanos de una organización narco el 11 de octubre del año pasado.

Esa vez, Medina se mostró malicioso y suspicaz al observar a dos desconocidos, en la zona fronteriza de Peñas Blancas, bajarse de un taxi con cuatro maletas y abordar un triciclo.

Él los detuvo y los llevó hasta la delegación policial, sin saber que la Fiscalía buscaba a los sujetos, de apellidos Martínez y Mendoza, por su ligamen con una avioneta que se accidentó en La Uruca, San José, con 177 kilos de cocaína.

Su desconfianza lo llevó a investigarlos.

Ambos le ofrecieron un viaje todo pago a México a cambio de dejarlos en libertad, pero él respondió que no le gustaba ese país (aunque no lo conoce); y renunció al soborno. Ni siquiera los $125.000 que los mexicanos llevaban en efectivo hicieron tambalearse al sargento, quien dice “tenerlo todo”.

Sus conocidos lo han tratado de “baboso” por no haber aceptado la oferta de los extranjeros. Incluso, hay quienes le dicen que no debió recibir el premio porque solamente cumplió con su labor. “Creo que sí merecía el premio porque fui honesto y transparente”, expresó.

El policía ahora es un testigo estrella en el proceso penal contra Martínez y Mendoza. El oficial Medina aseguró que en una ocasión, el codefensor de los mexicanos, Gilberto Villalobos, lo visitó en el puesto de La Libertad para que cambiara el informe policial, a lo cual se negó y más bien lo acusó.

Sobre tablones. El galardón que Medina recibió fue esculpido por el diputado Martín Monestel. El policía ahora lo exhibe en la pequeña sala del rancho, construido con tablones, latas de zinc y sobre pilotes. Allí vive con su esposa y su hijo de 7 años.

Ni siquiera las cortinas de bolsas de plástico negro, en las ventanas, protegen la escultura del polvo. Ahí no hay electricidad, a menos de que se encienda un pequeño motor de gasolina que da energía unas 12 horas. El agua la llevan en baldes desde una naciente ubicada a 500 metros de la casa, con la ayuda de un caballo.

El oficial fue el constructor, durante un mes, de su propio aposento; el rancho mide unos 50 metros cuadrados. Consta de una cocina con piso de tierra, una sala con un sillón, dos dormitorios donde solo caben las camas, y un par de bodegas para guardar sus herramientas de trabajo en el campo.

En una huerta cercana, siembra maíz y frijoles para el sustento familiar. Tiene dos estañones llenos de esos granos en su bodega. Alrededor del rancho hay árboles de guanábana, aguacate, limón, marañón y jocote.

Medina es dueño de 50 hectáreas, que le costaron ¢2,5 millones en aquel momento. En la finca, se observan unas 40 cabezas de ganado esparcidas por el campo.

Los boleros son su música favorita, aunque ahora solo escucha el cantar de sus gallinas.

“No me gusta la ciudad, prefiero quedarme en el campo, pero quisiera terminar mis días en una casa de cemento aquí mismo”.